El FMI advirtió en su World Economic Outlook que hay tensiones comerciales y financieras en alza y que, en este contexto, un empeoramiento del escenario puede causar movimientos violentos en las carteras de inversión y la reversión de los flujos en contra de aquellos países que están una situación económica frágil. Por eso, recomienda el ajuste fiscal para “crear espacio para el próximo giro a la baja y el fortalecimiento del sistema financiero de cara a un escenario de posible mayor volatilidad de los mercados”. La Argentina ya está en crisis ante los primeros vientos en contra e incorporó a su mesa de decisiones a los técnicos del Fondo para llevar adelante el ajuste. El organismo revisó a la baja las perspectivas de crecimiento para la Argentina, Brasil y la India aunque mantuvo el cálculo para el grupo de emergentes y para la economía global. El crecimiento de América latina sería del 1,6 por ciento este año, 0,4 punto porcentual por debajo del informe anterior, publicado en abril.
“Suba del precio del petróleo, tasas de interés más altas en los Estados Unidos, escalada de tensiones comerciales y presión de los mercados sobre las monedas de economías con fundamentos débiles”, describió el FMI los riesgos que presionan sobre los países emergentes en su informe periódico sobre la economía mundial. El organismo mantuvo su proyección de crecimiento de la economía mundial en 2018 y también en 2019 en el 3,9 por ciento. También sostuvo las proyecciones para las economías en desarrollo en el 4,9 este año, traccionadas por los avances de China e India.
“Se asume un gradual empeoramiento de las condiciones financieras, las cuales son todavía favorables”, resume el Fondo. Menciona entre los factores negativos el incremento del precio del petróleo, en un 13 por ciento desde comienzos de año, lo cual impacta al alza en la inflación de los países centrales y emergentes. También hace referencia a que la FED de los Estados Unidos “continúa con su política de gradual normalización” de la política monetaria con una progresiva alza de las tasas de interés.
Sin embargo, el leve giro en las condiciones globales no disparó, ni mucho menos, una crisis en el mundo emergente. De hecho, el informe marca que “la mayoría de los mercados emergentes muestran un declino modesto y se reflejan, en algunos casos, como Argentina y Turquía, preocupación por los desequilibrios”. En el apartado “tipos de cambio y flujos de capital”, el documento registra la apreciación del dólar, el euro, el yen y la libra esterlina y a continuación menciona que “el peso argentino se depreció un 20 por ciento –el informe fue redactado en junio– y la lira turca alrededor de un 10 por ciento “debido a preocupaciones por los desequilibrios financieros y macroeconómicos”. La aparición del peso inmediatamente detrás de las principales monedas del mundo no se explica por su relevancia en sí sino por la profundidad de la crisis cambiaria desatada en mayo y que si bien aplacó todavía no está clara su conclusión.
La proyección de crecimiento en América latina está en el 1,6 por ciento este año, 0,4 punto porcentual por debajo del informe anterior. En el caso de Brasil, la estimación para este año está en el 1,8, medio punto por debajo del cálculo previo. Aunque no detalla la estimación para la economía argentina, se descuenta que parte de la baja del resultado regional se debe al fuerte deterioro de las condiciones económicas nacionales.
En la presentación del informe, Maurice Obstfeld, economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), advirtió que “Estados Unidos ha iniciado acciones comerciales y se enfrenta a represalias por parte de China, la Unión Europea, sus socios del Tlcan y Japón”. Agregó que “si las amenazas actuales se materializan y cae la confianza empresarial, el PIB mundial podría quedar un 0,5 por ciento por debajo de las proyecciones actuales para 2020”.