El Banco Central ofreció ayer una tasa de interés del 46,5 por ciento para las Lebac de corto plazo. Se trata del mismo rendimiento que venía operándose en el mercado secundario para las letras de agosto. La tasa de corte fue apenas menor respecto de la ofrecida en la licitación de junio (47 por ciento). La entidad a cargo de Luis Caputo, pese a mantener una tasa elevadísima, no pudo renovar 1 de cada 4 pesos que vencían este mes. Esto implica que quedaron en circulación más de 135 mil millones de pesos en el mercado. La adjudicación de Lebac era un dato muy esperado entre los inversores: la autoridad monetaria enfrentó el vencimiento de 530 mil millones de pesos, es decir la mitad de la deuda total en Lebac. Las propuestas de renovación sumaron 399 mil millones de pesos y se aceptaron 393 mil millones.
La incertidumbre respecto del resultado de la licitación potenció la tensión financiera al comienzo de la semana. El dólar saltó ayer 17 centavos hasta los 28,17 pesos. La presión sobre la divisa podría continuar en los próximos días si parte de los pesos que la autoridad monetaria no renovó se vuelcan a la compra de moneda extranjera. En el organismo a cargo de Luis Caputo apuntaron que una parte de los pesos no renovados se absorberán con el bono 2020. Este título se emitió a comienzo de esta semana por un total de 44 mil millones de pesos y los bancos pueden usarlo para registrar encajes. Otro de los elementos que permitiría retirar parte del circulante, según la entidad, es la suba de otros 2 puntos de los encajes anunciada para hoy.
La tasa que paga la Argentina por arriba de 40 por ciento es la más alta del mundo en términos nominales y es la consecuencia del fuerte desequilibrio monetario, externo y fiscal que atraviesa la economía. La perspectiva es poco optimista: la autoridad monetaria adelantó que no tienen previsto dar marcha atrás con la política contractiva. El Central planteó la semana pasada que no bajará el costo del dinero hasta que no empiece a moderarse la inflación y se tranquilice la tensión cambiaria (y financiera). En la autoridad monetaria aseguraron que no sólo enfriarán el mercado con altas tasas de interés sino que se concentrará en reducir los pesos en circulación. En la entidad dejaron atrás el enfoque de Sturzenegger y empezaron a monitorear la evolución de los distintos agregados monetarios para bajar el ritmo de emisión.
Las políticas ultra conservadoras del Central siguen sin despertar confianza en la plaza cambiaria local ni entre los fondos de inversión internacional. La cotización mayorista del tipo de cambio cerró ayer en 27,55 pesos, con una suba de 19 centavos. El volumen de operaciones sumó 522 millones de dólares, al aumentar un 22 por ciento respecto del lunes. En los mercados de futuros se pactaron contratos con cotización de 28,02 pesos para finales de julio y de 29,08 para agosto. Las reservas internacionales se ubicaron en 60.951 millones de dólares, con un retroceso de 357 millones. La entidad volvió a ofrecer 100 millones de dólares a través de su subasta diaria y ya se desprendió de 2000 millones desde que comenzó con la operatoria el 25 de junio.
El riesgo país, en tanto, subió unos ocho puntos hasta las 579 unidades básicas. Este movimiento del indicador que elabora el JP Morgan se explicó por la caída en el precio de los títulos públicos en moneda extranjera. Uno de los que más perdió fue el Bono a 100 años, con un retroceso del 1 por ciento. La bolsa porteña rebotó tras cuatro jornadas de caídas consecutivas. La suba fue del 1,9 por ciento y se destacaron los avances de las empresas dedicadas al negocio de la energía. Metrogas avanzó un 4,9 por ciento, en tanto que Transener subió 4,6 y Petrobras 4,1. La bolsa porteña, no obstante, acumula un retroceso de más de 40 por ciento en dólares en 2018.