El índice de precios mayorista subió en junio un 6,5 por ciento con respecto al mes anterior, cuando había avanzado un 7,5 por ciento en forma mensual. Los precios al por mayor acumulan en doce meses un alza del 44,1 por ciento y un 30,3 por ciento en tan sólo seis meses. Los valores calculados por el Indec y dados a conocer ayer dan cuenta de que el traslado de esta devaluación a los precios es muy fuerte, lo cual amenaza con reducir el poder adquisitivo de sectores trabajadores y achica la mejora de la competitividad para sectores exportadores. La gran diferencia con respecto a los precios minoristas (que acumulan 29,5 por ciento en el interanual y 16 por ciento entre enero y junio) muestra el grado de presión que todavía existe sobre los precios al consumidor para que siga habiendo aumentos en los próximos meses y sobre la rentabilidad de los comercios.
La estructura de precios de la economía nacional está íntimamente vinculada al dólar a través de varios factores. Un rasgo característico radica en la canasta exportadora de la Argentina, compuesta básicamente por alimentos. A la hora de una devaluación, la oferta de alimentos exportables, como trigo, maíz, cebada, carne, aceites y lácteos, sube su precio internamente en línea con el mayor ingreso en pesos que las empresas productoras y exportadoras reciben con la suba de la cotización del dólar. En segundo lugar, la industria argentina tiene un alto componente importado, lo cual implica que la devaluación conlleva un traslado relativamente alto en los precios internos de los bienes industriales fabricados locales. Por último, el precio del dólar incide en forma directa sobre los propios bienes finales importados.
La cotización del dólar subió en junio un 15,9 por ciento, de 25,58 a 29,66 pesos para la compra minorista. Según el Indec, eso produjo un incremento del 10,9 por ciento en los productos importados a nivel mayorista, los cuales registran un alza del 62,6 por ciento en la comparación interanual y del 47,5 por ciento en el primer semestre.
Los productos manufacturados tuvieron en junio un alza de 6,5 por ciento a nivel mayorista. En esa categoría se destacaron las subas mensuales de máquinas y aparatos eléctricos (12,8 por ciento), insumos siderúrgicos (11,6), sustancias y productos químicos (10,2), autos (9,5), impresiones (8,3), caucho y plástico (7,8), textiles (6,8) y productos de madera (5,1). Son usuales las quejas de los industriales pymes acerca de la dolarización de insumos, partes y piezas que adquieren a grandes proveedores. Si bien una parte del costo de las grandes empresas efectivamente está dolarizado, el total traslado a precios, en esos casos, responde a un cuarto factor de impacto de la devaluación sobre los precios: se trata de la dolarización de las ganancias por parte de las firmas con mayor poder de mercado.
Los productos primarios a nivel mayorista subieron el 5,8 por ciento en junio, impulsados por petróleo, crudo y gas (6,9) y los productos agropecuarios, con el 4,8 por ciento. El comportamiento que hasta ahora tienen los precios mayoristas es otro argumento que permite prever que la inflación en los próximos meses seguirá siendo alta, junto a la incertidumbre por la marcha del dólar hasta fin de año, los aumentos de las tarifas de electricidad, gas y luz, el posible nuevo aumento del transporte que el Gobierno no descarta aplicar y los aumentos previstos en naftas y prepagas. En seis meses, la brecha entre la suba de los mayoristas y los minoristas es de 14,3 puntos. Esa diferencia se traslada en algún momento o redunda en una pérdida de rentabilidad de los eslabones más endebles.