Los jóvenes tailandeses y su entrenador contaron por primera vez en público sus vivencias en la cueva inundada donde estuvieron atrapados 17 días. “Esta experiencia me dejó en claro el valor que tiene la vida”, aseguró Abdul, el único del grupo que habla inglés y que podía comunicarse con los rescatistas. Los chicos y el entrenador ya recibieron el alta médica y pudieron dejar el hospital. 

La transmisión televisiva, titulada “Dern Nah Prathet” (“Tailandia avanza”), tuvo una duración de casi dos horas. Un presentador local fue el encargado de leer las preguntas que fueron enviadas previamente por los periodistas y seleccionadas por un psicólogo. Los chicos se sentaron en gradas junto a sus rescatistas e integrantes del equipo médico que los trataron. Vistieron las camisetas de su equipo e hicieron jueguito en un escenario que simulaba ser una cancha de fútbol adornado con un cartel que decía: “Traemos a los Jabalíes Salvajes a casa”.

Ekkapol Chantawong, entrenador de los Jabalíes, explicó que decidieron entrar a la cueva a modo de festejo de cumpleaños de Peerapat Sompiangjai, uno de los chicos, y porque algunos de los jóvenes dijeron que nunca habían estado ahí. “Somos conscientes de lo que provocamos”, dijo Chantawong y aseguró que hoy en día no volvería a entrar con el equipo a la cueva Tham Luang. Es posible que el entrenador deba enfrentar consecuencias judiciales por haber sido el responsable de encabezar la excursión.

El momento más conmovedor fue cuando Chantawong le rindió tributo a Saman Kunan, ex integrante de las fuerzas especiales de la Marina tailandesa de 38 años que falleció en los preparativos del rescate. El entrenador aseguró que tanto él como los chicos quedaron impresionados de que Saman “haya sacrificado su vida para salvarnos, para que nosotros podamos seguir y vivir nuestras vidas”. “Cuando nos dieron la noticia quedamos en shock, nos entristeció mucho. Sentimos que le causamos dolor a su familia”, se lamentó Chantawong. Durante la conferencia, exhibieron una foto de Saman en un marco de oro.

Maha Vajiralongkorn, rey de Tailandia, decidió ascender a Kunan, quien se presentó como voluntario cuando se enteró de que los chicos se habían extraviado. El monarca lo promovió en siete rangos de forma póstuma, un hecho que no había sucedido antes en el país.

Chantawong contó que, al darse cuenta de que quedaron encerrados en la cueva, intentaron cavar en busca de un escape. Sin embargo, solo lograron avanzar “tres o cuatro metros”. Finalmente, el entrenador fue quien halló un recoveco donde pudieron dormir seguros. Ahí, a cuatro kilómetros de la entrada de la cueva, fueron encontrados por los buzos británicos, Rick Stanton y John Volanthen.

Los chicos relataron que los primeros días no pasaron hambre, pero que después empezaron a sentirse cansados y débiles y tomaron el agua que se filtraba por las paredes de la cueva. “Yo trataba de no pensar en comida porque eso me daba hambre”, dijo Chanin “Titan” Wibrunrungrueang, uno de los “Jabalíes”. Este comentario despertó risas entre sus compañeros. “Titán” también contó que jugaron “a las damas” y que el efectivo de la Marina Baitoey “siempre ganaba y era el rey de la cueva”.

Los jóvenes, que tienen entre 11 y 17 años, y su entrenador estuvieron internados en el hospital de Prachanukroh, en la provincia de Chang Rai, ubicada en el norte de Tailandia. El grupo ya había recibido asistencia médica cuando fueron encontrados en la cueva. El doctor Phak Lonhanchun, miembro del Ejército tailandés que estuvo con ellos en el interior de la cueva, contó en la rueda de prensa que ninguno de los chicos presentaba condiciones físicas graves. Es por esta razón que fueron los adolescentes quienes eligieron en qué orden iban a ser evacuados. Finalmente, decidieron que los primeros en salir debían ser los que vivían más lejos, según confirmó Chantawong.

La médica que los trató en el hospital, Patchareewan Inta, afirmó: “Están todos sanos. También mentalmente pueden soportar la presión. No hay motivos para hacerse problemas”. Ahora, los jóvenes pueden volver con sus familias y, en poco tiempo, también a la escuela.

Prachon Pratsakun, el nuevo gobernador de Chang Rai, aseguró que velarán por la salud física y mental de los chicos. Para evitar las consecuencias del estrés postraumático, las autoridades solicitaron que no se le pidan más entrevistas a los niños ni sus familias. Además, aseguraron que aplicarían estrictas leyes de protección a los menores que rigen en el país.

Los Jabalíes se ordenarán dentro de un templo budista por un breve período de tiempo. Esta es una tradición tailandesa que cumplen los varones que hayan experimentado una tragedia. “Es como si hubieran muerto (en la cueva) y luego lograran renacer. Es para su propia protección”, opinó el abuelo de Seewad Sompiangjai, uno de los chicos.

El pasado 23 de junio, los 12 niños y su entrenador ingresaron luego de una práctica de fútbol en la cueva de Tham Luang y quedaron atrapados por las fuertes lluvias que inundaron el lugar. Los jóvenes fueron rescatados gradualmente en tres jornadas durante el 8, 9 y 10 de julio. Los buzos sedaron a los niños para evitar que sufrieran ataques de pánico y los transportaron en camillas en los tramos inundados hasta la salida.