Dos meses después de su última conferencia de prensa, con la inflación más alta en los últimos 25 meses y tras una corrida cambiaria que llevó el dólar a casi 30 pesos y forzó la salida de dos ministros y el titular del Banco Central, Mauricio Macri esquivó dar precisiones ante la decena de preguntas que le hicieron en la residencia de Olivos. El Presidente calificó a la actual crisis económica como una “tormenta” pero intentó llevar tranquilidad al aclarar que “no puede terminar en una crisis similar a la del pasado” –como la de 2001–. Además, volvió a defender la decisión de bajarle las retenciones al campo, mientras que se desmarcó de responder sobre el impacto de la suba de tarifas en los salarios. Respecto de los despidos masivos en la agencia Télam, el Presidente sostuvo que fue un problema de “superpoblación”, mientras que ante la consulta por los aportantes falsos en la campaña bonaerense de Cambiemos, el mandatario se escudó en los anuncios hechos poco antes por la gobernadora María Eugenia Vidal y reiteró el libreto de modificar la ley de financiamiento para buscar más transparencia, a pesar de las violaciones a la ley vigente denuncias ante la Justicia.
El Presidente abrió la conferencia de prensa convocada desde la semana pasada con un análisis general de la crisis económica que atraviesa su gobierno, en el que repitió las frases habituales de los funcionarios de Cambiemos para deslindar las responsabilidades de sus decisiones: “Hay cosas que no dominamos”, “los problemas que heredamos del gobierno anterior y de décadas anteriores” y “enfrentar al mundo volátil en el que vivimos” fueron los latiguillos utilizados para describir “la tormenta”. A diferencia de la vez anterior, lo acompañaba la primera dama, Juliana Awada, quien siguió de pie la exposición de su esposo. Sentados en la primera fila se ubicaron funcionarios como el jefe de Gabinete, Marcos Peña; el secretario general de la Presidencia, Fernando De Andreis; el de Comunicación, Jorge Greco, y el vicejefe de Gabinete, Mario Quintana.
Al momento de las soluciones a la crisis, Macri volvió a defender el acuerdo con el FMI como una herramienta que da “fortaleza” al país y calificó al ajuste como “esfuerzo correcto”. En línea con ministros y otros referentes del oficialismo tuvo que reconocer que “el crecimiento va a disminuir”.
“Queda claro que, por más que no haya sido tan fácil como pensamos al principio”, arrancó Macri su respuesta respecto de la inflación, en referencia a aquella promesa de campaña en la que aseguraba que para su gobierno sería “lo más fácil”, pero insistiendo en que la culpa fue de otros: “la historia”, “la inflación incubada del cepo”, “la tormenta cambiaria”. Como dato fuera de libreto, la conferencia de prensa en Olivos se realizó con el dato fresco del Indec respecto de la inflación del 3,7 por ciento registrado en junio, con un acumulado anual del 30 por ciento.
Sin inmutarse, el mandatario continuó repitiendo su discurso: “Es el objetivo principal”. La reiteración de la promesa sobre los precios fue atada como “parte del acuerdo con el FMI” y confió en que el índice caerá 10 puntos para el próximo año, o sea, para cumplir con el 17 por ciento pactado con el Fondo. La pregunta no convenció a los periodistas presentes y se repitió con la consulta de si el Gobierno pensaba modificar las expectativas inflacionarias establecidas en el texto del acuerdo por el préstamo stand-by. Macri no respondió y volvió a señalar afuera de la Casa Rosada: “La discusión del Presupuesto que viene es importante. Si logramos un 1,3 por ciento de déficit fiscal para el año que viene vamos a estar mucho más cerca del equilibrio que nos baje la inflación y nos haga más fuerte.”
Respecto de la negociación que el Gobierno mantiene con los gobernadores, Macri se apoyó en la reunión que mantuvieron horas antes de la conferencia de prensa los ministros de Hacienda, Nicolás Dujovne, y de Interior, Rogelio Frigerio, para acordar con algunos ministros de Economía provinciales el reparto del ajuste fiscal. “Hay un par de temas que se están dialogando y ese diálogo seguirá con diputados y senadores”, fue todo lo que precisó el mandatario, que confió en la voluntad de la oposición para votar el Presupuesto que el Gobierno necesita para cumplir con el FMI.
Ante la consulta si se evalúa modificar algunos puntos del acuerdo con el FMI, Macri no respondió respecto de la suspensión de la deducción de Ganancias, votada en la reforma fiscal, y la ató a la negociación con las provincias, pero sí ratificó el acuerdo con los productores agropecuarios para no desacelerar la baja de retenciones a la soja, algo recomendado incluso por el FMI. “La economía está orientada a la exportación. El gobierno anterior tenía una política equivocada de cubrir los gastos con impuestos a todos los que exportaban”, apuntó Macri y señaló que “lo que tienen que pagar todos los argentinos es el Impuesto a las Ganancias, para compartir con todos los argentinos que no han tenido tanta suerte”. Con esa afirmación, Macri volvió a chocarse con una promesa de campaña, ya que había asegurado que los trabajadores no pagarían más ese tributo.
El mandatario no mostró el mismo énfasis al ser consultado sobre la posibilidad de moderar los tarifazos de los servicios de luz, gas y agua y del transporte para cuidar el impacto sobre el salario en un momento de recesión económica. “Esa es una pregunta más para el ministro de Economía que para mí”, se desligó el Presidente y luego sostuvo que “durante estos años hemos cuidado el salario de los trabajadores” y agregó que “las paritarias continúan siendo libres”, a pesar del techo del 15 por ciento fijado a inicio de año y luego subido por decreto al 20 por ciento.
Además, Macri volvió a hacer una excepción sobre los salarios de los empleados públicos para los que aseguró que no habrá acuerdos atados a la inflación sino a los recursos estatales e insistió en la lógica del ajuste: “Tenemos un Estado que ha gastado más de lo que tiene”. Sobre la posibilidad de una nueva ola de tarifazos, el mandatario volvió a reírse de los “Macritips” que se viralizaron por las redes y aseguró que los aumentos han servido para “consumir la energía necesaria” y que “las tarifas a fin de mes no sean tan duras”.