El fundador y CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, está otra vez en el ojo de la tormenta, esta vez por afirmar que la red social no debería prohibir publicaciones que nieguen el Holocausto.
“Soy judío, y hay personas que niegan que haya ocurrido el Holocausto”, dijo en la entrevista. “Lo encuentro profundamente ofensivo. Pero, al fin de cuentas, no creo que nuestra plataforma deba eliminar esas publicaciones porque pienso que hay cosas que las personas creen equivocadamente. No pienso que lo hagan intencionalmente”, continuó el joven empresario.
En una entrevista con el sitio web tecnológico Recode difundida el miércoles en un podcast, Zuckerberg afirmó que aunque Facebook esté enfocado en frenar la difusión de noticias falsas, no filtrará los mensajes solo por el hecho de que sean incorrectos, incluidos los negacionistas.
En Estados Unidos, el revisionismo y el negacionismo no están prohibidos por la ley, y la jurisprudencia tiende a ponerlos bajo la protección de la primera enmienda de la Constitución, que garantiza la libertad de expresión. En muchos estados europeos, en cambio, las declaraciones revisionistas o negacionistas pueden ser objeto de juicio penal.
“La negación del Holocausto es una estrategia de larga data, deliberada y obstinada de los antisemitas que es indudablemente peligrosa y una amenaza para los judíos”, reaccionó Jonathan Greenblatt, director de la Anti-Defamation League, una de las principales organizaciones contra el antisemitismo. “Facebook tiene la obligación moral y ética de no permitir su propagación”, agregó.
Abraham Cooper, rabino decano asociado del grupo defensor de los judíos Simon Wiesenthal Center, por su parte le espetó: “El Holocausto nazi es la atrocidad más documentada de la historia y permitir que se publiquen las falsedades del negacionismo del Holocausto en Facebook no se puede justificar en nombre del ‘intercambio libre de ideas’ cuando la propia idea está basada en una mentira”. Cooper destacó, además, que los representantes de Facebook prometieron en 2009 al Simon Wiesenthal Center que los mensajes negacionistas del Holocausto publicados para denigrar a los judíos con fines propagandísticos serían eliminados.
Ante la ola de críticas, Mark Zuckerberg envió un correo electrónico a Recode para aclarar sus declaraciones. “Por supuesto, si una publicación cruza la línea de promover la violencia o el odio contra algún grupo en particular, sería eliminada”, escribió.
Desde hace meses, Facebook ha sido acusada de permitir que se difundan artículos, imágenes o videos que, sin contener un llamado directo al odio, pueden percibirse como alentadores de acciones violentas. En marzo, los investigadores de Naciones Unidas consideraron que Facebook tuvo incidencia en la violencia contra la minoría musulmana rohinyá. En Sri Lanka, las autoridades incluso bloquearon el acceso a la red social en abril argumentando que alentaba la violencia interreligiosa.
El miércoles, Facebook anunció que eliminaría la información falsa publicada en su plataforma y susceptible de generar violencia de forma inminente. “Estamos empezando a aplicar esta nueva política en los países en los que vemos ejemplos en los que la información falsa ha (...) conducido a la violencia”, indicó Tessa Lyons, directivo de Facebook, citando el caso de Sri Lanka.
Por ejemplo, la red social puede eliminar contenidos inexactos o engañosos como fotos trucadas, creados o compartidos para contribuir o agravar la violencia física o exacerbarla. Pero esta iniciativa quedó relegada a un segundo plano por las declaraciones de Zuckerberg sobre los negacionistas del Holocausto.
Al igual que otros gigantes de internet, en especial Twitter y Google, Facebook se ha visto entre la espada y la pared acusada, por un lado, de regular arbitrariamente el contenido de su plataforma y, por el otro, de servir de altavoz a expresiones de violencia y odio. Con 1.400 millones de usuarios diarios, la red social debe gestionar un volumen de contenido sin precedentes, lo que le llevó a duplicar sus efectivos dedicados a la verificación y la seguridad, hasta 20.000 personas, de las que 7.500 se ocupan únicamente de los contenidos publicados en la plataforma.
La aclaración de Zuckerberg no evitó que muchos internautas relanzaran el movimiento #DeleteFacebook, aparecido después de que estallara el caso Cambridge Analytica de filtración masiva de datos de usuarios de la red social. “Ya sea para sancionar a los negacionistas o transgredir las reglas del consentimiento, Zuckerberg no sabe cómo manejar el poder que tiene”, dijo en Twitter Matt Stoller, del grupo de reflexión Open Markets. “Esto confirma la idea preocupante de que este individuo no debería tener autoridad sobre una población más grande que el hemisferio sur”, afirmó Scott Galloway, profesor de marketing de la Universidad de Nueva York (NYU). Galloway no cree, sin embargo, que esta nueva polémica tenga un impacto importante en el número de usuarios y en los ingresos publicitarios de Facebook, que sigue siendo, tanto para unos como para otros (los anunciantes), imprescindible.