El informe monetario trimestral del Banco Central emitido ayer asegura que la inflación alcanzará un nivel promedio del 2 por ciento mensual en este tercer trimestre (julio a septiembre), que sería el resultado de “una mayor estabilidad cambiaria lograda a partir de una decisiva reacción de la política monetaria”, la cual mantendrá el “sesgo contractivo” sobre el dinero circulante y, como consecuencia, sobre la actividad económica. “Lamentablemente, es un informe al que le toca relatar las razones de una nueva aceleración inflacionaria, pero que al mismo tiempo describe una progresiva mejora en la perspectiva de precios para los próximos meses”, señaló Luis Caputo en declaraciones oficiales que acompañan el primer informe trimestral que le correspondió firmar como presidente del Banco Central.
El informe describe el salto de la inflación en el segundo trimestre (de abril a junio pasados), cuando alcanzó un promedio mensual del 2,8 por ciento, incremento que atribuye “principalmente a la depreciación del peso a partir de fines de abril”. Admite que los bienes aumentaron sus precios en un 4,6 por ciento mensual en promedio (14,4 por ciento acumulado en el mes), el doble de la suba en los servicios.
El informe refiere que, a partir de mediados de junio, “la nueva conducción del BCRA se enfocó en lograr un mayor control de los agregados monetarios”, aumentando los requisitos de efectivo mínimo de las entidades financieras y permitiendo un violento aumento de tasas de rendimiento de las Lebac. “La combinación de todas estas medidas finalmente logró traer una mayor calma en el mercado cambiario luego de varias semanas de fuerte inestabilidad”, asegura.
Pero esta combinación de medidas de contracción monetaria y elevadísimas tasas de interés debería mantenerse hasta fines de 2019 y más allá, anticipa el informe. “Aunque el BCRA anticipa un escenario de inflación moderándose a partir del tercer trimestre (de este año), se estima la necesidad de mantener el actual sesgo contractivo de la política monetaria hasta que la trayectoria de la inflación, y la inflación esperada, se alineen con la meta del 17 por ciento en diciembre de 2019”, precisa, pero sin descartar medidas aun más severas. “Adicionalmente, el BCRA considera que, en la transición hasta alcanzar tasas de inflación de un dígito, el esquema de metas de inflación con la tasa de interés como único instrumento de política monetaria, debe ser complementado por seguimiento más atento a los agregados monetarios”.
Conforme a lo expresado por el Banco Central, en línea con las expresiones del presidente de la Nación en su conferencia de prensa del miércoles, al colocar a la lucha contra la inflación por sobre todo otro objetivo de política económica, las medidas contractivas y la consecuente depresión de la actividad económica será el rumbo orientador de la economía no sólo en lo que resta de este año sino durante todo el año próximo. Es decir, por todo lo que queda del mandato al actual gobierno.
En cuanto al contexto internacional, el Banco Central prevé “un escenario financiero menos favorable, con reversión de los flujos de capitales a países emergentes y mayores primas de riesgo”, lo cual marcaría una tendencia a la continuidad de la fuga de capitales. “Durante el segundo trimestre de 2018, los países emergentes enfrentaron primas de riesgo superiores a las de los últimos años”, indica. “Las primas de riesgo corporativas (para empresas) de dichos países también se incrementaron (…). Las primas de riesgo soberano y corporativo de la Argentina se elevaron, ampliándose las brechas relativas con respecto al resto de los emergentes. En este escenario, en el segundo trimestre no hubo emisiones soberanas en el exterior”, recuerda el informe. También apunta que “como sucedió con la mayoría de las monedas emergentes, en el segundo trimestre el peso argentino se depreció frente al dólar, aunque a un mayor ritmo”. Alega además que “los precios internacionales de las materias primas medidos en dólares, que registraron subas hasta fines de mayo, comenzaron a exhibir una caída”.
Según evalúa el informe, “los principales riesgos de este escenario son un mayor endurecimiento de las condiciones financieras internacionales y una posible profundización de las medidas proteccionistas; ello deterioraría la situación de la economía global, de los países emergentes en particular, con impacto en el nivel de actividad de nuestros socios comerciales”.