En 2012, la Semana Negra de Gijón estuvo a punto de suspenderse por desinteligencias organizativas, los roces habituales entre la política y los eventos culturales. Más tarde la cuestión se resolvió –la Semana Negra sigue vivísima y premiando, este año, a Miguel Angel Molfino y Horacio Convertini– pero durante aquellos días de incertidumbre la tensión alcanzó grados de histeria porque uno de los invitados era George R. R. Martin, el autor de Canción de Hielo y Fuego, es decir, de Juego de Tronos. ¿Qué hacer? Tenían a Martin –en España él no publica en un gran grupo editorial sino en el sello independiente Gigamesh– pero no tenían festival donde ponerlo. Rápidamente, un grupo de organizadores acudió al Ayuntamiento de Avilés para ofrecer un festival de fantasía, terror y ciencia ficción alrededor de Mr. Martin, invitado de honor. Avilés dijo que si. Hubo llamados frenéticos para reunir un grupo de autores a su alrededor y así fue la primera edición del Festival Celsius232. Y se decidió continuarlo, ya desprendido de la Semana Negra.
Avilés es una ciudad pequeña y apacible, con un centro histórico precioso y algún detalle insólito como el Centro Niemeyer, diseñado por el legendario arquitecto brasileño, un fragmento de Brasilia a orillas de una ría. Durante los días del Celsius232, este año del 11 al 18 de julio, Avilés es una ciudad invadida. El Festival se desarrolla físicamente a metros de la Plaza España –la principal– y el Ayuntamiento. Las conferencias con expectativa de mayor público se hacen en el auditorio de la Casa de la Cultura, las presentaciones en la carpa de actividades, y en círculo están las casetas de libreros, editoriales y artículos relacionados a los fandoms. Hay jornadas de doblaje, talleres de escritura, juego de rol, sección infantil, incluso de esgrima antigua y hasta una comida pantagruélica, aunque eso es casi una redundancia porque en Asturias se come pantagruélicamente en todas partes. Y aunque estas son actividades típicas de convenciones, Celsius232 es un festival literario, focalizado en los autores y en los libros, en las discusiones sobre el género, preocupado por mezclar a los invitados anglosajones con los iberoamericanos, por ser un lugar tan placentero como agitado. Los directores, Diego García Cruz, Cristina Macías (la traductora de George R. R. Martin al español) y Jorge Iván Argiz se formaron con Paco Ignacio Taibo en la Semana Negra y son fans y estudiosos del género. En estos años, ya lograron que pasaran por Celsius232 Pat Cadigan, Ramsey Campbell, John Ajvide Lindqvist, Joe Hill, Blake Crouch, Patrick Rothfuss, Lisa Tuttle y muchísimos más que se codean con los locales Jesús Cañadas, la superexitosa Elia Barceló (autora de El secreto del orfebre, una de las mejores novelas de ciencia ficción española y ahora mismo best seller con el thriller histórico El color del silencio), la académica y escritora Lola Robles, el intenso e hiperactivo Emilio Bueso, Guillem López que acaba de publicar en Minotauro, César Mallorquí, Susana Vallejo, Sofía Rhei o Aranzazu Serrano. Sería imposible nombrar a los participantes de siete ediciones: son miles de autores. De la misma manera que es difícil enumerar a todas las editoriales especializadas en género: Valdemar, hogar del terror y la casa de Pilar Pedraza, gran dama del gótico en España; Gigamesh, también dueños de una enorme librería especializada en Barcelona, que combina a Martin con la trilogía biopunk de Emilio Bueso Los ojos bizcos del sol; Nocturna Ediciones, que publica a Joe Hill y Paul Tremblay pero también a Iria G. Parente y Selene M. Pascual, dos jóvenes autoras españolas que, a cuatro manos, son un éxito editorial. El panorama es heterodoxo y asoman muchas editoriales indies con pocos años de vida como Antipersona, Cerbero o Orciny Press, mascarón de proa del bizarro.
Toda esta variedad se reconoce y presenta en las terrazas del centro de Avilés, entre fabadas, pulpo y cachopos; conversaciones de días enteros y largas noches –algunas con cine en la plaza principal– donde se discute sobre la relevancia de la space opera y se comparten títulos y autores como contraseñas.
Celsius232 no es un festival temático pero cada año asoma una preocupación particular con más fuerza. En esta edición resultó evidente la presencia del género dentro del género, es decir, el lugar de la diversidad en la ciencia ficción y el fantástico. La presencia de autoras y antólogas fue superlativa. Se destacaron, entre otras, Lola Robles, filóloga y especialista en ficción literaria, feminismo y teoría queer y Teresa López-Pellisa, miembro del grupo de Estudios sobre lo Fantástico de la Universidad Autónoma de Barcelona y doctora en Humanidades: el Festival, además, tiene la costumbre de mezclar lo más popular con lo académico. López-Pellisa y Robles antologaron Distópicas (Libros de la ballena) colección de cuentos históricos de ciencia ficción escrita por mujeres en España. López-Pellisa, por su lado, editó y seleccionó Las otras. Antología de mujeres artificiales (Eolas ediciones) y la Historia de la ciencia ficción en la cultura española (La casa de la riqueza). Todos estos libros se presentaron en Celsius, junto con otras (muchas) antología de mujeres. “Dicen que nuestra tradición es realista y no es cierto de forma tan tajante”, dice López-Pellisa. “Lo fantástico está invisibilizado en el canon y dentro de ese canon además quedaban afuera las autoras. Encontramos que muchas activistas feministas, históricamente, eligían la ciencia ficción cuando escribían. El género es, también, una herramienta de debate sociopolítico”. En ese sentido político y diverso también se manifestaba la exitosa estadounidense Kameron Hurley, una de las más importantes representantes de la ciencia ficción y el fantasy actual, autora de Las estrellas son legión y de un ensayo sobre la revolución del feminismo geek. O la joven Corynne Duyvis, holandesa y autora de A las puertas de la nada, novela apocalíptica sci-fi juvenil protagonizada por una chica autista –la propia Duyvis fue diagnosticada dentro del espectro autista en la adolescencia–. Y entre todos se destacaba la siempre discreta y extraordinaria Lisa Tuttle, pionera por donde se la aborde: escritora de terror en los 70, autora a cuatro manos de Windhaven con George R. R. Martin –su ex pareja, hoy su gran amigo–, fundadora en los 60 de un fan club de ciencia ficción en Houston, Texas, su ciudad natal: desde los 90 vive en una zona rural de Escocia. Cuando se la consulta sobre las antologías de mujeres y la preponderancia del género, es ambivalente. “A veces creo que no las necesitamos. Sin embargo, yo hablo desde el mundo anglosajón. Siento que estamos discutiendo sobre lo mismo hace cuarenta años y eso es frustrante pero necesario”. En los ‘80, Lisa Tuttle publicó una enciclopedia de feminismo; en la década siguiente, hizo una antología que todavía hoy es increíblemente actual, Crossing The Border: Tales of Erotic Ambiguity que, como se sugiere en el título, abordaba todo el espectro de la diversidad sexual. Antes, sin embargo, hizo su primera antología de horror escrito por mujeres, Skin of The Soul. Y lo hizo como reacción. Todavía se enoja al recordarlo: “Douglas Winter, un crítico importante, antologó Prime Evil en 1988 y no incluyó a ninguna mujer. No aparecían ni en el prólogo. Bueno, si, aparecía V.C. Andrews, una autora que en ese momento era best-seller por Flores en el ático. Me enojé tanto que reuní a un grupo de escritoras y ganamos el premio Locus”. Entre ellas estaban Joyce Carol Oates y Karen Joy Fowler. “Fue hace treinta años”, dice Tuttle. “Me explican que aquí la primera antología de mujeres apareció en 2014. En aquel prólogo, yo insistía en que la escena estaba dominada, editorial y críticamente, por hombres. Creo que eso ha cambiado, pero hay realidades distintas. Entiendo que en el mundo de habla hispana la situación es diferente pero no lo será, intuyo, por mucho tiempo”.