El politólogo Marcelo Leiras es uno de los integrantes del Grupo Fragata, un espacio amplio de intelectuales que hace meses comenzó a reunirse alrededor de la idea de pensar y articular una posición política opositora al gobierno de Mauricio Macri. En diálogo con PáginaI12, el profesor de la Universidad de San Andrés critica el acuerdo con el FMI y advierte que “el Presidente es renuente al intercambio, más allá de toda la celebración del dialogo que se hace, que es una celebración vacía”. “El que no puede ganar elecciones, no puede gobernar. Independientemente del espacio en el que se compita, si dentro o fuera de una gran primaria opositora, la clave es cómo ganarle a Cambiemos y cómo gobernar después”, advierte sobre el escenario electoral de cara al 2019.
–Hace apenas tres meses en Cambiemos estaban convencidos de que Mauricio Macri se encaminaba a la reelección y que Vidal y Rodríguez Larreta repetían en provincia y Capital Federal. ¿Qué pasó?
–El escenario cambió. Las dificultades económicas desde mediados de abril son bastante grandes. En las ultimas semanas la inestabilidad financiera parece haber amainado un poco pero de todos modos seguramente se va a sentir. El aumento del dólar impacta sobre el precio de los alimentos, lo cual no va a tener un impacto inflacionario sino un impacto sobre el poder de compra de los sectores más pobres. Es difícil que el gobierno articule una posición fuerte para ganar, en primera vuelta seguro que no, y en el ballotage tendría problemas. Hay que ver que hace el peronismo frente a esto. En este momento la oposición no parece tener un posicionamiento muy definido, ni una lectura del problema económico, ni tampoco una señal clara del punto de vista político. Ahora considerando las características de las elecciones presidenciales en Argentina, no me sorprende eso, habiendo una primera vuelta con posibilidad de que dos candidatos opositores traten de competir por ese segundo lugar, entiendo que ninguno se esté pronunciando muy claramente ahora y que trate también de guardarse hasta que las señales de la economía sean mas claras.
–Hablando de la oposición, esta semana el senador Miguel Pichetto aseguró que la ex presidenta Cristina Fernández va a ser candidata el año próximo. ¿Es posible? ¿Qué pasaría con el escenario político en ese caso?
–Es muy difícil para un dirigente político tener altos niveles de popularidad y resistirse a una candidatura. El motivo por el cual uno puede imaginarse que Cristina no lo haría es porque también es improbable, al menos hoy, que gane en un ballotage. Probablemente sería la única candidata que seria derrotada en un ballotage por un candidato macrista. Pero independientemente de lo que decida hacer Cristina, el próximo presidente, sea de Cambiemos o del espacio opositor, tiene que ser alguien en condiciones de disputar electoralmente con Cristina Fernández. Si un candidato opositor necesita que le despejen la cancha no está condiciones de resolver los problemas que vienen. Gobernar entre otras cosas requiere ganar elecciones. El que no puede ganar elecciones, no puede gobernar. Independientemente del espacio en el que se compita, si dentro o fuera de una gran primaria opositora, lo importante es tener claro cómo ganarle a Cambiemos y cómo gobernar después. Sería muy interesante tener un espacio en el cual se pueda asumir un compromiso de gobierno conjunto, ayudaría a resolver los problemas económicos, pero si eso no se da, y puede que no se de, de todos modos hay que prepararse para ganar.
–El Gobierno presenta el acuerdo con el FMI como una señal de confianza y de fortaleza. ¿Cómo impacta en términos políticos la vuelta del Fondo?
–El motivo por el cual el gobierno acudió al Fondo era para tener una señal potente que tranquilizara a los mercados. Esa señal parece que mucho no funcionó. El motivo por el cual el dólar por el momento ha dejado de crecer me parece que es porque hay confianza en el manejo financiero de parte de Caputo más que en la señal que puede haber dado el Fondo. Los problemas de largo plazo persisten, tienen que ver como ajustar el gasto público. Y desde ese punto de vista el acuerdo con el Fondo es una restricción, es un problema porque el Fondo traza un camino para conseguir ese ajuste en el gasto y entonces es sentar una parte más a la mesa de negociación. Una negociación que debería ser entre el Presidente y los gobernadores, ahora va a ser entre el Presidente y los gobernadores, y el staff del Fondo que van a aprobar o rechazar lo que ellos acuerden. Se hacen las cosas más difíciles y lo que se obtuvo a cambio es poco.
–Se habla de “los gobernadores” peronistas pero no terminan de conformar un grupo articulado ni generar liderazgos potentes...
–Eso fue siempre así. A fines de los ‘90 la liga de los gobernadores funcionaba más bien como un bloque defensivo. Como va a funcionar el bloque defensivo ahora tratando de que el recorte del gasto no recaiga sobre las provincias y que recaiga mas sobre Nación. Y en este caso sobre el distrito que gobierna Cambiemos, la provincia de Buenos aires y la Ciudad. Pero nunca tuvo capacidad de imponer un candidato, ni de articular una línea. Seria muy difícil esperar que ocurra ahora, no ocurrió nunca antes y el motivo por el cual no ocurre es que las provincias tienen situaciones financieras, políticas, sociales, muy distintas, entonces es muy difícil con base en eso enhebrar el apoyo de una candidatura o un movimiento con una gran guía clara.
–Otro actor político que no termina de tomar un posicionamiento muy claro son los grandes gremios, con la CGT a la cabeza, pese al retroceso para el sector de los trabajadores.
–Los dirigentes de los grandes gremios casi nunca, tanto en gobiernos peronistas como no peronistas, adoptan una posición muy categórica. Si hubiera un deterioro del empleo, seguramente veríamos una CGT bastante mas activa en su posición al gobierno. A mi me parece que cuando se ven las señales de las ultimas medidas sobre el nivel de actividad y sobre el consumo, ahí va a quedar el panorama marcado mas claramente tanto para la dirigencia partidaria como para la dirigencia social.
–¿Cómo se entiende el conflicto entre Carrió y los radicales en un momento tan delicado del Gobierno? También hay conflictos entre el PRO y la UCR, que no termina de sentirse cómoda en Cambiemos.
–Hay gobernadores radicales que quieren ser reelectos y que han ganado elecciones después de muchos años, por ejemplo Gerardo Morales en Jujuy. A esos radicales las medidas del Gobierno los perjudica, en particular las que afectan el poder de compra, sobre todo de la clase media. Ese me parece el ruido más significativo. Carrió es un personaje cuya importancia política está largamente sobreestimada, no veo que tenga ninguna influencia estratégica y mucho menos como garante de ética o de cosas parecidas. Simplemente es un personaje interesante desde el punto de vista narrativo para la cobertura de prensa. Lo que me parece más tenso es la interna del PRO porque observo que el Presidente esta muy recostado en sus apoyos más cercanos y muy renuente a cambiar de rumbo o de elenco. Percibe, quizás correctamente, que estando en retroceso, un gesto de debilidad podría debilitarlo aún mas. Es complicada la situación porque me parece que es difícil para el gobierno articular un mensaje positivo. Solo han tenido una táctica defensiva más o menos razonable dadas las circunstancias, porque tampoco pueden decir me equivoqué, agravé un problema que ya era serio.
–Eso sumado a que asumieron con el discurso de que tenían “el mejor equipo de los últimos 50 años”...
–La competencia técnica no es suficiente y el problema realmente grande que tiene el Gobierno es el rechazo que parece tener Macri por los acuerdos políticos. En la prensa trasciende que se refiere a dirigentes con mayor sensibilidad política de su gobierno como los rosqueros. El Presidente es renuente al acuerdo, al intercambio, más allá de toda la celebración del dialogo que se hace, que es una celebración vacía. Hace falta mucha política y bastante más amplitud que la que ha tenido este gobierno para construir una coalición que respalde medidas que puedan poner la economía en marcha nuevamente. Recostarse en las figuras más cercanas es muy parecido al sectarismo de los últimos tiempos del FpV. Salvo que este gobierno lo ha hecho desde el principio, lo cual es un problema.
–¿Cómo puede impactar en el escenario político el escándalo por los aportantes truchos de Cambiemos en la provincia de Buenos Aires?
–El hecho en si no me resulta novedoso. El financiamiento de las campañas ha sido siempre poco transparente, el control de los aportantes y la remisión de gastos es bastante poco eficaz y la regulación financiera de las campañas tampoco es muy exigente. Este episodio me llama más la atención como síntoma de las relaciones internas en la coalición de Gobierno antes que del funcionamiento general de la política en argentina. Se ha construido como una debilidad de la gobernadora de la provincia de Buenos Aires pero también se podría haber resignificado como un problema más general de Gobierno. El hecho de que alguien este dispuesto a decir ‘yo no puse la plata que dijeron que puse’ indica que hay alguien que quiere que este episodio se expanda y probablemente lo quiera porque no está contento con lo que pasa dentro del oficialismo.