Desde hace ya unos años, la obra de Liliana Bodoc se puede disfrutar también en teatro, con la adaptación dramatúrgica a cargo de la misma recordada escritora. A las destacadas puestas de Rojo y Una historia negra, basadas en los cuentos del libro Sucedió en colores, se sumó recientemente, cerrando la trilogía, Ye-Lou, la oriental historia que sucede en el cuento “Amarillo”. Y también Yo, el espejo africano, en este caso sobre la novela que Bodoc escribió para lectores algo más grandes. Todas estas obras están a cargo de la compañía Tres Gatos Locos, que fue trabajando con la escritora cada versión. Para vacaciones pueden verse todas juntas en el teatro Hasta Trilce (Maza 177). Como un gran banquete Bodoc, recordando a la escritora en cuyo honor acaba de celebrarse en la provincia de Mendoza el primer Día del Libro Infantil y Juvenil, el sábado pasado, cuando ella hubiera cumplido sesenta años.
Tres Gatos Locos son Juan Gabarra y Galo Bodoc, fundadores de la compañía, dieciséis años atrás, Federico Costa, Paulina Torres y Leticia Torres (no son parientas, aunque comparten apellido). En el caso de Yo, el espejo africano, la compañía dirigió y montó la obra, pero el elenco está formado por Pedro Risi, Sergio Berón, Néstor Navarría, Mariela Salaverry y Leticia Torres. Como en las obras anteriores, Bodoc trabajó con ellos en la adaptación, pero en esta especialmente. “Son cinco actores interpretando casi treinta personajes, y hubo un trabajo dramatúrgico muy grande de organización del tiempo de la historia, porque en el libro la historia va y viene en el tiempo, y acá hubo que adaptarlo. El proceso esta vez fue muy codo a codo con Lili”, recuerda Galo Bodoc, hijo de la escritora.
La obra tuvo el puntapié del Teatro Comedia de la Provincia de Buenos Aires, que la produjo inicialmente, y ahora sigue en Hasta Trilce mañana, este domingo, y todos los domingos de agosto, a las 17. En su momento, junto al estreno de la obra fue editado el texto dramatúrgico en la colección Teatro de Papel de SM para jóvenes, con valiosas notas de Bodoc para una posible puesta en escuelas y otros espacios. En esta adaptación el espejo cobra vida, como un personaje más que va enlazando el destino de distintas personas en diferentes lugares: una esclava africana, el general San Martín, un temeroso huérfano español. Es “una historia que empezó hace dos siglos, pero aún no ha terminado”, se advierte en la puesta.
Siempre a las 17, el miércoles se puede ver Rojo, el viernes Un cuento negro, y el sábado Ye-Lou. Esta última (que sigue los sábados de agosto) transcurre en el Antiguo Oriente, y toma su nombre de un emperador creador de un gran invento: la siesta. La dormía todos los días y exigía que la durmiera el imperio entero. Es en los sueños de esas siestas, devenidos pesadillas, que aparece la trama de este cuent, entre la belleza de la música y del vestuario oriental, las artes marciales, el código del animé, el humor y la poesía del texto. En Rojo aparece el mismísimo Diablo, que “se ha tomado el atrevimiento de asomar los cuernos al mercado y posar sus ojos sobre Rubilda, la hermosa pelirroja vendedora de manzanas”. Y en Un cuento negro, Bruno, el deshollinador, vive el último día de su vida (la Dama de Negro así se lo ha anunciado) en la negra ciudad de Oscurópolis.
“La saga Sucedió en colores arrastra muchos años: Un cuento negro cumplió ya diez desde su estreno. Y es la primera vez que podemos tener las tres obras en cartel, juntas. Lo logramos justo para el cumpleaños de Lili, en otra de esas sincronías a las que nos tiene acostumbrados”, sonríe Galo Bodoc. “Arrastra también nuestros dieciséis años de trabajo como compañía, con la pluma de Lili siempre al lado. Y ahora todo esto se ve acrecentado por esta ola de amor que generó Liliana. Mucha gente que viene del palo de ser lectores de sus libros, se están acercando al teatro por primera vez. Estamos felices y orgullosos de estar sosteniendo ese legado, y de ser representantes de la palabra de Lili”.