Esta abstinencia de fútbol me está matando. Y la culpa la tiene el Mundial. La oferta de tres partidos por día –con sus respectivas repeticiones a la noche– genera acostumbramiento. La Copa del Mundo para el futbolero es un negocio redondo como una Telstar, te deja pipón de goles, pero cuando te la sacan quedás más desorientado que Chilavert en la Semana de la Dulzura. Porque si no tenés fútbol no sabés qué hacer los domingos, no reemplazás la cancha por la iglesia, no podés ir a la misa de las 11 y recibir al cura tirando papelitos y cantando “¡El que no salta es un ateo, el que no salta es un ateo! En la Feria del Libro no te ponés a cantar “Y dale Bo, y dale Bo… dale Borges!”. No. Al fútbol no lo substituís con cualquier cosa. Quedarte viendo películas en tu casa no es lo mismo. No jodamos. Me pasó ayer, me quedé mirando una de esas series románticas con mi mujer. Pobre, la interrumpí todo el tiempo, gritándole al protagonista: “¡Es tuya, dale! ¡Besala, cagón!”. En el mismo canal donde estaba el fútbol ahora hay cocineros relatando cómo hacer una tortilla a la valenciana, pero sin Macaya Márquez comentando. Me sirvió de excusa para descargar mi ímpetu futbolero: ¡Hay que poner un poco más de huevos! Grité, ya enloqueciendo.
Es que la abstinencia futbolera te hace cometer locuras. En el acto del 9 de Julio, en la escuela de mi hija, aullé el Himno Nacional a puro “Oh ooooh oooh” abrazado al Vicedirector. El viernes pasado en el supermercado, al ver a otro comprador que se me coló en la fila, pedí el VAR. A mí dame fútbol. Más que de Nisman hablame de Griezmann. Antes que el Profesor de Merlí prefiero al Maestro Tabárez. No quiero la Casa de Papel, sino “La de Mbappé”. No es lo mismo ver Boca-Colón que a Julio Bocca en el Colón.
Quiero fútbol ¿Qué hago con los dos insultos nuevos que inventé para dedicárselos al árbitro? ¿Espero a que vuelva el fútbol o directamente voy a la Exposición Rural y los estreno con la primera vaca Aberdeen Angus que se me cruce? Ayer lo hice: agarrado del alambrado le canté “Dale campeón” al campeón macho Heresford, y cuando salió uno de otra raza me salió gritarle: “¡Shorthon compadre, tu carne es exportable!”.
Esta abstinencia de fútbol me está matando. Pero no se preocupen. El 12 de agosto, cuando se juegue la primera fecha, me curo.