En el marco de una creciente actividad teatral que intenta consolidar algunos logros y que retorna una vez más sobre el mentado tema de la visibilidad de los grupos y las salas teatrales de esta ciudad, el 2016 fue por muchas razones uno de los años de mayor producción y afluencia en algunos casos de un público genuino que, como siempre, sigue dándole preferencia a las diferentes variantes del género humorístico.

Inevitablemente, la escena local no podía dejar de ser atravesada por los vientos en contra de un nuevo gobierno que intentó desde su primer día de mandato achicar los presupuestos y tirar por la borda años de trabajos de talleristas, creadores, y de instituciones que se atreven a levantar el nombre de la cultura como bandera constitutiva de toda la comunidad y no de algunos que creen que organizar bodas en el Teatro Colón es una manera paqueta de "hacer cultura".

El destino de las salas teatrales y una persistente demanda que lleva años, tuvo eco en algunos referentes políticos locales como la concejala Carola Nin (Compromiso por Rosario), autora del proyecto aprobado por el Concejo Municipal que instrumenta la reducción y hasta la eliminación de tributos y tasas para espectáculos y eventos musicales y teatrales.

"Esto nació como una forma de ponerle el hombro a los teatros independientes, en un momento donde la agenda de la ciudad estaba colmada por los temas tarifazos, aumentos en alimentos, lo que siempre genera en las economías familiares una postergación de los esparcimientos", dijo Nin a Rosario/12.

A partir de esta medida, trabajada en forma conjunta con los integrantes de ATIR (Asociación de Teatros Independientes de Rosario), las salas de teatro independiente rosarinas accederán a la exención del Derecho de Registro e Inspección (Drei) y de la Tasa General de Inmuebles (TGI), quedando liberadas también las producciones que se realicen en esas salas de las retenciones por Derecho de Acceso a Diversiones y Espectáculos Públicos.

"En estos momentos hay al menos tres proyectos de ordenanza que tienen como objeto el teatro independiente; en el caso de la exención tributaria, por lo que entiendo, no es solamente para las salas sino que quedaría una puerta abierta para producciones que sean declaradas de interés municipal", advirtió el delegado general de la Delegación Rosario de la Asociación Argentina, Christian Alvarez.

Otra movida importante fue el lanzamiento de la Semana del Teatro Independiente, co organizada por Atir y la Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad de Rosario.

 

Sebastián Villar Rojas reestrenó en el Macro "El imperio de lo frágil".

 

"Se trata de un cierre del trabajo del año y el necesario encuentro con la Secretaría de Cultura para tener más difusión, estar más visibilizados. Apareció entonces la idea de retomar la programación que teníamos en las salas y ponerla al servicio de esta Semana del teatro independiente", dijo en su momento la actriz Laura Copello.

La semana finalizó con la ya tradicional entrega de premios "La Gordillo", a cargo del Movimiento de Apoyo al Teatro Rosarino, que desde hace 15 años, viene premiando la trayectoria de creadores, artistas y medios de comunicación.

 

Las salas no se rinden

Hacer un relevamiento de las producciones de teatro rosarinas, implica siempre el compromiso de los espacios que albergan esas propuestas, tomaremos como referente este año a una sala que no contó quizás con la difusión que merecían sus múltiples actividades: Espacio Bravo (Santiago 150).

"El 2016 ha sido un año intenso y ecléctico en Espacio Bravo, seguimos apostando a la diversidad de propuestas tanto en talleres como en programación", explicó la directora Romina Mazzadi Arro, que junto a Elisabet Cunsolo, María Romano, Gustavo Guirado y Carlos Chiappero son los docentes que en sus talleres de entrenamiento, montaje, actuación y texto han continuado desarrollando su trabajo en el espacio.

 

Carne de juguete, dirigida por el rosarino Gustavo Guirado.

 

Mazzadi Arro coordinó este año junto a Paula García Jurado el espacio de entrenamiento y producción denominado Hace Shakespeare, que produjo como resultado Just do It.

"El grupo Hijos de Roche, realizó temporada de sus últimas obras Ya estoy solo y El desagüe, y como propuesta de sala presentamos Como si fuera esta noche la última vez, ensayos sobre boleros", repasó la responsable de la sala a este diario.

 

Buena: la reducción de la carga fiscal al teatro. Mala: la invitación oficial a La Piara a actuar gratis.

 

Por su parte, algunos creadores sin sala propia reconocieron el rol de estos espacios y la necesidad de relacionarse productivamente, como el caso de Carla Saccani con "Caras y Caretas" (Corrientes 1518).

"Establecimos un vínculo de mucha confianza con la sala donde trabajamos, especialmente con Vicky Fernández. Las salas y los elencos no pueden trabajar por separado", consideró Saccani.

 

Tenerlo todo: nuevos ricos en Rosario, según la dirección de Carla Saccani.

 

El colmo del ninguneo

Finalizando el año, un episodio inquietante puso de manifiesto la lábil relación entre creadores y organismos oficiales, y la subestimación en muchos casos de la tarea de actores y directores, que no son considerados por muchos funcionarios como los trabajadores que son y que, como tales, deben ser remunerados.

El actor, director y dramaturgo rosarino Matías Martínez renunció a la invitación formulada por el Ministerio de Cultura de la Nación, para participar de una feria de arte en Madrid, al enterarse de que el grupo debía conformarse con los pasajes y los viáticos. Y trabajar gratis.

A la hora de consultar acerca de lo que cobrarían los integrantes de la obra Representación nocturna del Marqués de Sebregondi, la respuesta fue tajante: "En esta ocasión, el cachet no está contemplado".

"Si la otra parte que es el Estado y que es el responsable, en cierto punto, de garantizar la concreción de esas necesidades, es un Estado que menosprecia y subvalora a sus artistas, es lógico que las propuestas de sus políticas culturales sean penosas", repudió Martínez.

 

Una escena de La Tempestad, en versión dirigida por Raúl Saggini.

 

Ante este episodio que menoscaba la dignidad laboral de los actores, recabamos la opinión de dos representantes de la delegación Rosario de Actores: Gisela Bernardini y Christian Alvarez. "La acción realizada por el grupo La Piara nos hace reflexionar sobre el teatro independiente y la relación con los organismos oficiales, la matriz del teatro independiente y las relaciones entre pares, donde aparece el tema de la autoexplotación que se traslada después a la explotación, según el contexto y las relaciones", reflexionó Alvarez.

Por su parte, Bernardini se refirió a presiones materiales y simbólicas que desdibujan las relaciones laborales y sobrevaloran lo meritorio. "Desde allí se generan los vínculos viciados ‑dijo‑ y un sentido de pertenencia artística y abstracta que resiente el marco laboral. Los organismos oficiales se valen de esta debilidad basada en la supuesta contradicción arte‑trabajo que tenemos quienes ejercemos lo teatral".

Alvarez incorporó un tema ríspido y pocas veces discutido entre los teatreros rosarinos: la lucha entre pares.

"Debemos agregar un condimento explosivo: en los distintos organismos oficiales hay teatristas y muchos funcionan con la lógica antes expuesta, esto indudablemente complejiza el panorama, luchamos contra nosotros mismos; lo que constituye la gran esquizofrenia crónica del gremio teatral", finalizó.