La tensión crece entre Donald Trump e Irán: el virulento tuit del presidente de Estados Unidos, que amenaza a Teherán, generó ayer una respuesta igualmente belicosa, subiendo la apuesta en un juego de presión de alto riesgo. Los analistas interpretaron la postura del magnate neoyorquino como un intento de distraer la atención de sus polémicas declaraciones tras la cumbre el lunes pasado con su par ruso Vladimir Putin, y de los cuestionamientos sobre el avance de las conversaciones con Corea del Norte.
El ruido de sables comenzó cuando el presidente iraní Hasan Rohani advirtió a Trump que no “jugara con la cola del león” y dijo que el conflicto con Irán desencadenaría la “madre de todas las guerras”, lo que provocó la furiosa salva del líder estadounidense.
“NUNCA MÁS VUELVA A AMENAZAR A ESTADOS UNIDOS O SUFRIRÁ CONSECUENCIAS COMO MUY POCOS A LO LARGO DE LA HISTORIA HAN SUFRIDO ANTES”, escribió luego Trump en un dardo dirigido a Rohani. “YA NO SOMOS UN PAÍS QUE SOPORTARÁ SUS PALABRAS DEMENTES DE VIOLENCIA Y MUERTE. ¡TENGA CUIDADO!”, agregó en Twitter.
Unas horas más tarde, el ministro de Exteriores iraní, Mohammad Javad Zarif, replicó, también en esa red social y con mayúsculas: “NO ESTAMOS IMPRESIONADOS”. “Hemos existido durante milenios y visto la caída de imperios, incluido el nuestro, que duró más que la vida de algunos países. ¡SEA PRUDENTE!”, dijo.
Aunque la “firme postura” de Trump fue elogiada por el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, también provocó una avalancha de preguntas sobre su exacto significado e impacto. Ayer por la mañana, los miembros del personal de la Casa Blanca apoyaron debidamente el tuit de Trump. La secretaria de prensa, Sarah Sanders, le dijo a Fox News que el presidente no estaba incitando a una confrontación y dijo que “el único que está incitando algo es Irán”. “Es cierto que el presidente usa un lenguaje muy duro”, dijo, “pero también es cierto que no teme tomar medidas duras- si es necesario”. Consultada por las motivaciones del presidente, Sanders, señaló que la prioridad era “la seguridad del pueblo estadounidense” y garantizar que Teherán no se dote de armas nucleares.
Pero pareció restar importancia al tono agresivo, diciendo que Trump ha sido “bastante fuerte desde el primer día en su lenguaje hacia Irán”.
El 8 de mayo, Trump -quien convirtió a Irán en su enemigo público número uno- anunció la retirada de Estados Unidos de lo que calificó como un acuerdo nuclear multinacional “defectuoso” con Teherán, y se dispuso a restablecer sanciones punitivas.
El amenazante tuit del mandatario norteamericano –escrito todo en mayúsculas, el equivalente digital de gritar- suscitó preguntas sobre la estrategia de Washington hacia la república islámica. Sus duras palabras fueron vistas como una cortina de humo política dentro de Estados Unidos. “Frustrado por la falta de progreso con Corea del Norte, enojado por las reacciones negativas después de Helsinki, Trump está tratando de desahogarse y cambiar de tema”, dijo Aaron David Miller, un ex diplomático y negociador en gobiernos demócratas y republicanos.
Según Rob Malley, presidente del International Crisis Group, los líderes europeos “en realidad, no toman en serio” el tuit presidencial, asumiendo su diatriba como una forma de alejar la atención de Putin y de Robert Mueller, el fiscal especial que investiga la posible colusión entre Moscú y el equipo de Trump en las elecciones de 2016.
Cuando periodistas en la Casa Blanca le preguntaron a Trump si le generaba preocupaciones provocar tensiones con Irán, el mandatario respondió: “Ninguna”.
Si bien los dos casos son en muchos sentidos muy diferentes, el tuit de Trump recuerda las diatribas del año pasado del mandatario contra el régimen de Corea del Norte. Y muchos observadores ven similitudes con la campaña de “presión máxima” del líder estadounidense frente a Pyongyang.
En septiembre de 2017, en su primer discurso ante la Asamblea General de la ONU, el magnate republicano amenazó con “destruir totalmente” a Corea del Norte, atacando violentamente al “régimen deshonesto” de Pyongyang.
Desde entonces se ha embarcado en un proceso de negociaciones con Pyongyang que resultó en una cumbre el 12 de junio en Singapur con el líder norcoreano Kim Jong Un, a quien antes había llamado “Little Rocket Man” (Hombrecito Cohete).
Sin embargo, más de un mes después de este histórico encuentro, muchos observadores señalan la falta de avances concretos sobre la “desnuclearización completa de la península de Corea” que exige la comunidad internacional.
Ayer, Trump se dijo “muy contento” por el avance de las conversaciones y arremetió contra los medios acerca de las “fake news” (noticias falsas) por reportar lo contrario.
Pero los opositores demócratas han expresado su alarma sobre las bravatas de Trump en Irán. “La retórica imprudente hacia Irán crea riesgos, especialmente si las palabras no se respaldan por una estrategia concreta”, dijo el senador Richard Blumenthal.