La petrolera Trafigura le compró en mayo a Pampa Energía la refinería Ricardo Eliçabe de Bahía Blanca y una red de 250 estaciones de servicio. A mediados del mes pasado, paralizó la planta y quince días después oficializó el despido de 120 trabajadores. El trader holandés había desembarcado con la intención de importar petróleo y luego refinarlo en Bahía Blanca para comercializarlo en el país, pero luego de la fuerte devaluación del peso ese negocio dejó de ser rentable. El ministro de Energía, Javier Iguacel, negó el domingo por la noche que la refinería vaya a cerrar y sorprendió al vincular lo sucedido con un supuesto problema de desinversión que se arrastraría desde hace décadas.
“Está solucionándose el problema. Es uno de los tantos problemas que tenemos de desinversión durante muchísimos años en Argentina. La refinería de Bahía Blanca y la que está en San Lorenzo, Santa Fe, son refinerías en las que no se invirtió en seguridad y mejoras durante 30 años”, aseguró. “No va a cerrar. Lo que quiere hacer la empresa que la compró es refuncionalizarla. Hacer productos más exclusivos, más asfaltos, productos relacionados con la obra vial que tanto está andando así que ahora están en ese proceso”, agregó sin hacer ninguna referencia a los despidos.