Conflicto social y fuerzas
Los recientes anuncios oficiales respecto de las políticas a implementar, complementarias del plan de empobrecimiento masivo, no dejan lugar a dudas de que estamos en presencia de una declaración de guerra interna.
No hay novedad en el frente, el objetivo de preservar los recursos del suelo y subsuelo considerados estratégicos por el capital y el Estado señala además la construcción de un supuesto enemigo interno que justifique intensificar el espionaje y la represión de toda protesta social y forma organizativa autónoma. En ese sentido, las políticas de las últimas décadas respecto de los llamados conflictos ambientales son muy significativas. Recordemos Jachal y otras situaciones de pobladores enfrentados a empresas y al accionar de las fuerzas estatales. En Formosa y Chaco por ejemplo.
También son ilustrativas las luchas de los mapuches en Neuquén y Chubut. De los wichís en el noroeste.
La dominación de la burguesía combina consensos y coerción. Los consensos los construye con la propaganda permanente cargada de nacionalismo y demagogia. La coerción se pone de manifiesto cuando se pone en cuestión el sistema de explotación y barbarie capitalista.
Ya lo decía Saint Just en el siglo XVIII: cuando las clases privilegiadas someten al hambre, al oprobio y al escarnio habilitan la legítima y digna rebelión de los oprimidos.
Carlos A. Solero