Un extraño fenómeno natural dejó a un pueblo peruano de Cusco devastado por innumerables grietas: son enormes cortes en la tierra de entre 2 y 28 metros de profundidad. Lutto Kututo, el nombre del poblado, quedó destruido por un desplome que venía dañando la tierra desde hace 20 años y que destruyó la mayoría de las viviendas y caminos. Unas cien familias continúan evacuadas en viviendas precarias.
“Ya se fue mi casa”, le dijo a la BBC Gregorio Abiega, un vecino del pueblo, sobre el estruendo que escuchó la madrugada del jueves 1º de marzo, cuando comenzó la peor parte de la odisea. La casa de este hombre de 67 años quedó totalmente destruida y sólo se puede identificar el material del techo. El, al igual que otros de sus vecinos, perdió sus cosechas. “Todos mis productitos están totalmente enterrados: maíz, trigo, cebada, chuño, habas”, lamentó Abiega. “Ahora yo me he quedado jodido. No hay ni cómo decirlo ni cómo expresarme. Entonces, ¿cómo voy a hacer?”, le preguntó el hombre al medio británico.
Lutto Kututo es una comunidad campesina ubicada en el distrito de Llusco, provincia de Chumbivilcas, Cusco. Las autoridades del gobierno peruano habían alertado a la población del desplome meses antes de la catástrofe. Esto permitió evacuar la zona y que no hubiera víctimas. Ezequiel Mallma, alcalde de Llusco, recorrió el pueblo cuando aparecieron las primeras fisuras. “Fue ahí que llegaron las primeras carpas y colchones pero nadie imaginó lo que iba a ocurrir dos días después”, afirmó Mallma.
“Todo he perdido. He perdido mi casa, tenía tres cuartos y un segundo piso, así pobremente de adobe. Estamos muy tristes”, sostuvo Flavio Quispe, otro vecino de Lluto Kututo. Quispe contó que él y la comunidad todavía no encontraron una solución porque, a pesar de haber sido evacuados, sufren del frío, el calor y, especialmente la falta de agua. También lamentó haber perdido sus posesiones. “Hasta nuestros animales están lejos todavía”, dijo.
Según la alcaldía, 106 familias quedaron damnificadas y fueron reubicadas en el cerro Coropuna, a quince minutos de sus hogares destruidos. El Instituto de Defensa Civil de Perú les entregó viviendas de madera terciada que tienen espacio para poner un par de camas. Los bloques están construidos uno al lado del otro en líneas rectas y reciben energía eléctrica.
Sin embargo, carecen de red cloacal y las personas deben salir a buscar agua a una quebrada cercana. Mallma le confirmó a la BBC que las autoridades “están tramitando la colocación de la red de agua”. En mayo, el gobierno de Perú declaró en emergencia por 60 días a Lutto Kututo y en julio, extendió la medida por dos meses más, para terminar de instalar los servicios que falten. Mientras tanto, los deslizamientos en el terreno derrumbado siguen activos, “ensanchándose y agrietándose”, advirtió el Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico de Perú (Ingemmet).
El fenómeno natural que afecta Lutto Kututo es una filtración del agua pluvial que los científicos llaman “reptación de suelo”. Todos los años, el pueblo recibe fuertes lluvias entre noviembre y marzo. El agua se filtró en el suelo de Lutto Kututo, que contiene materiales arcillosos y está “altamente fracturado”, según el Ingemmet y el Instituto Geofísico del Perú (IGP). La humedad lo satura y hace que se debilite y se rompa, lo que genera las grietas que surcan las 28 hectáreas que abarca el pueblo.
Las primeras fisuras de Lutto Kututo aparecieron en 1998, pero eran minúsculas, de acuerdo a un estudio realizado por el Ingemmet. A medida que fueron creciendo, las autoridades le decían a los pobladores que taparan las aberturas con piedras y tierra. “Se formaban pequeños pozos que desaparecían rápidamente. Ahora ocurrió algo similar, aunque de consecuencias catastróficas, sobre las zonas donde aparecieron las grietas”, le dijo al periódico peruano El Comercio Aquilina Ataucuri, regidora de Lluto.
Por su parte, el geólogo Héctor Huaisara opinó que la filtración constante de agua sobre estos terrenos de roca volcánica ocasionó la fractura. “Es como una esponja que absorbe. El agua infiltrada tiene el olor el característico de los bofedales, que es el mismo que emana de estas grietas”, le comentó el especialista a El Comercio.
Según Hildegardo Córdova, director del Centro de Investigación de Geografía Aplicada de la Pontificia Universidad Católica del Perú, la “reptación de suelo” sucede en varias partes del mundo, en especial donde hay pendientes lo suficientemente inclinadas para que se deslicen los terrenos. Este fenómeno natural ha tenido lugar en otras localidades peruanas. En 2015, numerosas viviendas de Socosbamba, Ancash, al norte de Lima, se destruyeron a causa de las rajaduras de hasta dos metros de profundidad que se abrieron en el pueblo.