Miles de personas le dieron ayer continuidad en la Ciudad de México y en otras capitales de estados a las protestas contra el llamado Gasolinazo, la suba del 20 por ciento en el precio de los combustibles que generó manifestaciones y disturbios durante toda la semana.
En la capital mexicana, desde la mañana de ayer se concentraron manifestantes en el monumento del Ángel de la Independencia, en la avenida Paseo de la Reforma, mientras que otro grupo se reunió frente al Palacio de Bellas Artes, en el centro de la ciudad. Las dos columnas, convocadas a través de redes sociales, partieron al mediodía hacia el Zócalo capitalino, donde se hizo el acto central. Después de marchar en círculos alrededor de la plaza y gritar consignas para exigir que se dé marcha atrás con el alza en los combustibles, de forma espontánea miles de personas que participaron en ambas movilizaciones se reunieron después frente al Palacio Nacional. Ahí, gritaron consignas como “Fuera Peña”, “Renuncia”, “Únanse” y, sobre todo, “No tenemos miedo”. También entonaron el himno nacional y pidieron un minuto de silencio.
Se preveía que una parte de los manifestantes fuera luego hacia la residencia presidencial de Los Pinos. Aunque no hubo organizadores formales de las protestas, entre las columnas se vieron a dirigentes de la Alianza de Trabajadores de la Salud y Empleados públicos y de la Unión Nacional de Técnicos y Profesionistas de Petroleros Mexicanos y a muchos estudiantes.
En la capital mexicana hubo también pequeñas manifestaciones en el Hemiciclo a Juárez y la explanada del Palacio de Bellas Artes, reportaron diarios de la capital. En la ciudad de Guadalajara, capital del estado de Jalisco, al menos unas tres mil personas salieron desde la plaza Minerva y caminaron hacia el Congreso del estado, mientras en otros estados, como Puebla, Sonora, Baja California, Coahuila, Chiapas y Chihuahua también salieron a protestar cientos de personas contra el alza de los combustibles que entró en vigor el 1º de enero.
Las manifestaciones de ayer fueron hasta bien entrada la tarde pacíficas, en contraposición a los episodios de violencia y los saqueos que se registraron en días anteriores en algunos puntos del país. El viernes hubo al menos seis muertos, más de 900 detenidos y cientos de negocios saqueados. Igualmente, como parte de las manifestaciones, algunos grupos mantienen bloqueos en al menos 13 puntos carreteros, según un informe policial. Estos bloqueos se registran especialmente en el estado de fronterizo de Chihuahua, en los sureños de Oaxaca y Chiapas, y en Hidalgo.
El presidente Enrique Peña Nieto acusó a su antecesor, el conservador Felipe Calderón, de ser el responsable de las alzas que desataron el “Gasolinazo” por haber aplicado subsidios manteniendo los valores artificialmente bajos durante su mandato (2006-2012). El aumento de 20 por ciento del precio de la gasolina entró en vigor el 1 de enero y causó gran malestar en la población.
Legisladores de la oposición, gobernadores, alcaldes y la propia Iglesia llamaron al gobierno a reconsiderar los aumentos o tomar medidas para amortiguar el golpe generado al poder adquisitivo de la población. La izquierda se pronunció por anular los aumentos, en tanto la derecha sugirió reducir los impuestos a los carburantes, el gasto público y la deuda. La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) señaló, por su parte: “No es correcto imponer leyes sin tomar en cuenta la realidad y el sentir que vive la gente”. Sin embargo, el secretario (ministro) de Hacienda, José Antonio Meada, tildó a la medida de responsable: “Fue difícil, nos hubiera gustado no tener que tomarla”, pero descartó cualquier marcha atrás o modificación.
El presidente Peña Nieto, por su parte, acusó sorpresivamente al ex presidente Calderón, del conservador Partido Acción Nacional (PAN), de haber derrochado unos 50 mil millones de dólares al tipo de cambio actual para subsidiar el consumo de gasolina. El mandatario mexicano dijo: “Esos fondos se perdieron porque literalmente fue dinero que se quemó regalando gasolina, en lugar de invertir en cosas más productivas como sistemas de transporte público, escuelas, universidades y hospitales”.
La acusación parece estar dirigida a dañar la reputación del PAN, que ha sido fuertemente crítico del llamado “Gasolinazo”, pero en especial de la esposa de Calderón, la ex conductora televisiva Margarita Zabala, que figura en los dos primeros lugares en algunas encuestas con vistas a las presidenciales del 2018.
El jefe de Estado reconoció que hay mucha molestia y enojo por los aumentos pero afirmó que se trata de una decisión difícil que tomó para garantizar la estabilidad económica. Empero, el mensaje de Peña Nieto por cadena de televisión no atenuó el descontento ni redujo los saqueos, la mayoría en el Estado de México, en los alrededores de la capital, en Veracruz (costas del Golfo de México), Chiapas y Tabasco (sureste).
La represión policial ayer en Ixmiquilpan, en el Estado de Hidalgo, causó dos muertos y hubo otro en Veracruz, atropellado durante un saqueo, según el diario La Jornada. Otros medios locales hablan de otros dos fallecidos, presuntos saqueadores. En la Ciudad de México también murió un policía al tratar de impedir el asalto a una gasolinera, pero hasta el momento las autoridades no confirmaron que el asalto haya sido parte de los disturbios ocasionados por manifestantes.
La indignación es mayor entre la población porque una de las promesas de Peña Nieto fue que una reforma, aprobada en diciembre del 2013, bajaría los precios de los combustibles. La reforma fue una de las banderas enarboladas por Peña Nieto para abrir los mercados de hidrocarburos y electricidad a la inversión privada tras casi ocho décadas de nacionalización petrolera, y acabó con el monopolio de la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), que ahora puede suscribir contratos con particulares.