Gabriela Garton es becaria doctoral del CONICET y está haciendo una maestría en Sociología de la Cultura y Análisis Cultural en el Instituto de Altos Estudios Sociales (IDAES) de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). Pero el estudio y la investigación no son su única ocupación porque, además, es la arquera de la selección argentina de fútbol femenino.
Mientras avanza con su tesis en curso y sueña, a su vez, con jugar el mundial del año próximo que se desarrollará en Francia, Garton demuestra que es posible llevar adelante dos pasiones con el mismo esfuerzo y dedicación. Ambos desafíos confluyen, de alguna manera, a partir de la labor que realiza desde el Seminario Permanente de Estudios Sociales del Deporte y desde el Instituto de Investigación Gino Germani (IIGG) de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, donde su objeto de estudio es, chocolate por la noticia, el fútbol femenino.
¿Cuál es tu área de investigación y cómo se vincula con tu rol en el fútbol?
Estoy haciendo mi tesis sobre el club UAI Urquiza, que logró el campeonato del torneo femenino de la primera A de AFA. Fui jugadora en ese club, así que aproveché e hice una etnografía desde mi lugar, viendo cómo es el día a día de las jugadoras, cómo se maneja el club, cuáles son los obstáculos con los que se enfrentan todos los días, qué es lo que hace la UAI como institución. A diferencia de otros clubes, la UAI ofrece desde becas hasta viviendas y trabajo para sus jugadoras. Si bien sigue siendo amateur, porque el fútbol femenino en Argentina no es profesional, logran sobrevivir del fútbol. No cobran nada directamente por jugar, más allá de un viático mínimo que puede llegar a ser de $1000 por mes.
En relación al fútbol, soy arquera y juego desde los 8 años. Desde siempre me gustó este deporte. Llama la atención esta diferencia entre el fútbol masculino y el fútbol femenino, cómo está muy subdesarrollado el fútbol de mujeres. No solamente a nivel del torneo de AFA, desde un principio hay una falta terrible de inferiores, de oportunidades para chicas jóvenes. En los colegios -capaz ahora esté cambiando un poco- generalmente en las clases de educación física los chicos juegan fútbol y las chicas hacen otras cosas, como jugar al cestoball, o ni siquiera hacen actividades.
¿Cuándo es el mundial de fútbol femenino? ¿Por qué crees que tiene menos difusión que el fútbol al que juegan los varones? (Este último es llamado “fútbol” a secas, por ejemplo)
El mundial de fútbol femenino se juega el año que viene en Francia. Ahora estamos en una etapa de preparación para jugar el repechaje para clasificar. Quedamos terceras en la Copa América que se jugó en Chile en abril de este año. Quedamos atrás de Brasil y Chile. Con el tercer puesto ganamos una clasificación directa a los Panamericanos de Lima 2019 y una oportunidad para clasificar al Mundial, jugando dos partidos (ida y vuelta) contra el equipo que termina cuarto en el clasificatorio de Centro América, Norteamérica y el Caribe.
El fútbol (de mujeres) tiene menos difusión por una cuestión totalmente cultural y de historia. A lo largo de este último siglo, desde que llegó a la Argentina, ha sido construido como un deporte de hombres. De todas maneras, esta falta de difusión no se limita al fútbol. En general, los deportes de mujeres reciben mucha menos atención de los medios en relación a los deportes masculinos. Si uno ve, la selección más visible de mujeres que hay en este país (la selección de hockey, en nuestro caso) tampoco tienen mucha visibilidad en los medios en comparación con lo que recibe el fútbol masculino o el rugby. También es un problema que, cuando se habla de fútbol, se hable de fútbol masculino. Esto es algo que trato de revertir en mi tesis y en los artículos que escribo. En Estados Unidos y en Inglaterra esto está cambiando. Allá también el fútbol se ha construido como un deporte masculino pero se está evidenciando un crecimiento enorme del femenino. Ahora hablan de women football y men football. Me parece que acá, en Argentina, en algún momento van a tener que cambiarlo. En la página de AFA también se ve fútbol y futbol femenino. Es algo que tenemos que ir cambiando con el tiempo.
¿Cómo se relacionan tus dos pasiones? ¿Cómo hacés que convivan?
Mi pasión académica -en cuanto a los estudios sociales- surgió de mi pasión por el fútbol. En un momento me estaba volcando más para el lado de las ciencias duras y considerando estudiar medicina, pero me di cuenta que lo que me interesaba mucho era lo que vivía jugando a la pelota, sobre todo con mi experiencia en la selección, en River y después en UAI Urquiza. Me parecían temas muy relevantes e importantes, no solamente en el ámbito deportivo sino también en cuanto a los derechos de las mujeres en general. Tratar de abrir un espacio deportivo que ha sido siempre cerrado a las mujeres pero que también es más que eso, es un espacio social, donde también está la identidad nacional en juego.
La convivencia a veces es difícil. En 2016, cuando estaba terminando la cursada de la maestría, se me complicaba con los horarios de la cursada y del entrenamiento. Realmente tuve que faltar dos o tres veces por semana al entrenamiento porque en la maestría la asistencia era obligatoria. Era muy complicado completar las lecturas y los trabajos y me encontraba leyendo en el colectivo, yendo a entrenar, me pasaba los fines de semana estudiando pero bueno, cuando a uno le gusta lo que hace encuentra la mejor forma. ¡No me quejo!
¿Cuál es el rol de la mujer en el fútbol? ¿Y en la ciencia?
Creo que hoy estamos viviendo un momento clave en cuanto a la historia del fútbol en general. Cada vez más está siendo aceptado que las mujeres sean hinchas, que puedan sentir la pasión por su club y se ven mujeres que están jugando torneos recreativos en canchas aplicadas, que participan en escuelitas específicamente para niñas y mujeres que están abriendo en el país. Y cada vez estamos viendo más periodistas deportivas, es algo importante que Viviana Vila cubra el Mundial, es la primera mujer en relatar un partido del mundial en la historia, en la red Telemundo. Ojalá para el próximo, un canal argentino también pueda tener una mujer relatando.
Por el lado de las ciencias también me parece que cada vez hay más mujeres involucradas, y principalmente en las ciencias sociales también están abriendo una mirada que ha sido bastante androcéntrica, que también se están enfocando más sobre la mujer en los trabajos. Eso me parece positivo. Algo que siempre me quedó de Laura Masón, con la que hice cursos de géneros en la Universidad, es no quedarnos con la idea de llegar siempre a la misma conclusión: que las mujeres somos subordinadas en todos lados. También hay otras cosas para ver y es lo que estoy intentado hacer en mi trabajo. Ver cómo mis compañeras logran superar las dificultades con las que se enfrentan y cómo ellas también se apropian de su práctica. Me parece que hay muchas cosas positivas que sacan de jugar a la pelota, cosas que no podrían aprovecharlas en otro lado. Les genera una identidad relacionada con el deporte, y una sensación de confianza que en otros ámbitos no se da.