El aeropuerto internacional de Fort Lauderdale-Hollywood, en el sur de la Florida, reabrió ayer sus puertas, mientras el FBI y la policía local continúan investigando el tiroteo que dejó el viernes un balance de cinco muertos y seis heridos de bala.
El tiroteo ocurrió cuando Esteban Santiago, un veterano de Irak de origen puertorriqueño de 26 años, abrió fuego en la zona de equipajes de la Terminal 2 del aeropuerto, creando el pánico entre los pasajeros. Tras el tiroteo, Santiago fue inmediatamente detenido por la policía sin ofrecer resistencia. Se espera que las autoridades anuncien los cargos contra él.
Según las autoridades estadounidenses, Santiago llegó a Florida en un vuelo procedente de Alaska. El presunto asesino llevaba su arma, una pistola semiautomática, en el equipaje que había facturado. El atacante recogió su equipaje, fue al baño, cargó el arma y empezó a disparar a los pasajeros que estaban recogiendo su equipaje. El FBI cree que actuó solo y que viajó a Florida expresamente para realizar el ataque, pero no saben las razones que le llevaron a elegir ese aeropuerto ni sus motivos.
“Existen indicios de que vino aquí para llevar a cabo este horrible ataque. No hemos indentificado qué podría haber desencadenado este ataque. Tenemos en cuenta todo los ángulos para saber lo que llevó a realizar este horrible ataque”, dijo el agente del FBI George Piro en un rueda de prensa. El FBI interrogó al presunto asesino, a su familia y a 175 testigos. Las autoridades no han descartado que pueda tratarse de un acto de terrorismo. Piro explicó que Santiago no estaba en una lista de personas que no pueden volar por considerlas potencialmente peligrosas. También destacó que el sospechoso está colaborando con los investigadores.
El sheriff del condado de Broward, Scott Israel, precisó que son seis los heridos de bala en el tiroteo, no ocho como se había anunciado inicialmente. Tres de los heridos se encuentran en la unidad de cuidados intensivos. Cirujanos del Broward Health Medical Center declararon ayer que cinco de los heridos fueron derivados a ese centro hospitalario y se encuentran en condición estable, aunque dos de ellos debieron ser operados. También el sheriff confirmó que ya se identificó a los fallecidos en este ataque, aunque sus identidades no han sido reveladas hasta que sus familiares sean notificados formalmente.
No obstante, los miembros de una Iglesia católica de Georgia confirmaron en un comunicado que entre los cinco fallecidos figura Olga Woltering, quien viajó a Florida con su esposo Ralph Woltering, quien sobrevivió al ataque. Otros medios identificaron a Terry Andres, residente del estado de Virginia y de 62 años, así como a Michael Oehme, de 57 años y residente de Nebraska, como otros dos fallecidos en el suceso, en el que la esposa de Oehme resultó herida.
Santiago fue miembro de la Guardia Nacional de Puerto Rico y de Alaska, desde noviembre del 2014 hasta agosto pasado cuando fue despedido por desempeño insatisfactorio, según contó un portavoz de la Guardia Nacional de Alaska. Estuvo destacado en Irak por casi un año, de donde volvió con desordenes postraumáticos y se trasladó luego a Alaska, donde residía con su esposa y un hijo, de acuerdo con las autoridades.
“Cambió después de Irak”, dijo su tía, María Ruiz Rivera a la cadena de televisión CNN. “Su mente no estaba bien. A veces se veía normal, pero otras veces parecía perdido”, añadió la tía, quien nunca se hubiera imaginado que su sobrino podría hacer algo así. “Hablaba de toda la destrucción y los asesinatos de niños. Tenía visiones todo el tiempo”, aseguró Ruiz quien había perdido contacto con Santiago unos meses atrás. “Paró de llamar. No me respondía los mensajes. Lo llamé y le mande mensajes. Parecía distante”, dijo la tía. La familia se encuentra en estado de shock: “¿Quién hubiera imaginado que podría hacer algo así? No lo digo porque somos familia, lo digo porque él no era así”, añadió Ruiz.
Bryan Santiago Ruiz, hermano mayor de Esteban, dijo al diario local de Puerto Rico Primera Hora que no se explica qué ocurrió. “Mi hermano es un muchacho bueno, tranquilo. Todavía no sabemos que pasó. Nosotros no somos musulmanes, como la prensa americana está diciendo. Somos puertorriqueños de Peñuelas, creyentes en Cristo”, puntualizó, al rechazar que su hermano se hubiera convertido al Islam, como sugirieron algunos medios estadounidenses.
El pasado mes de noviembre, Santiago fue a la oficina del FBI en Anchorage (Alaska), donde contó a los agentes que el gobierno de Estados Undios estaba controlando su mente y obligándole a mirar videos del Estado Islámico (EI). Los agentes le dijeron que buscara tratamiento psicológico.
Durante toda la tarde y la noche del viernes el aeropuerto se mantuvo cerrado y miles de personas quedaron varadas en el terminal, retenidas por las autoridades mientras procesaban la escena del crimen. Los vuelos se reanudaron un día después de la matanza. La Terminal 2, donde tuvo lugar el tiroteo en la zona de equipajes, continúa cerrada. Los responsables del aeropuerto recomendaron a los pasajeros que volaban ayer llamar a las aerolíneas para comprobar si su vuelo había sido cancelado. El personal del aeropuerto está recogiendo más de 20 mil piezas de equipaje y objetos personales que los pasajeros dejaron en el aeropuerto después de que fuera desalojado y esperan poder devolvérselo a sus dueños lo antes posible.
El presidente Barack Obama dijo que tenía el corazón roto por el incidente, en una entrevista exclusiva a ABC News. “No quiero hablar sobre ello, sólo decir que tengo el corazón roto por todas las familias que se han visto afectadas’’, lamentó el mandatario. Por su parte, el gobernador del estado, Rick Scott, viajó al lugar y aseguró que el responsable tendrá que rendir cuentas y que sobre él debe recaer todo el peso de la ley. En tanto, el presidente electo, Donald Trump, comentó en la red social Twitter: “Estoy monitoreando la terrible situación en Florida”, y añadió que sus pensamientos y plegarias estaban con las víctimas.
Testigos presenciales indicaron que, después de retirar su maleta, Santiago fue al baño, donde extrajo el arma que había despachado, regresó a la zona de equipajes y comenzó a disparar indiscriminadamente y apuntando a la cabeza de las víctimas. Por eso, la matanza abrió un debate en Estados Unidos sobre si es seguro que los ciudadanos puedan llevar legalmente armas en el equipaje facturado y si será necesario cambiar la normativa para prohibirlo con el fin de evitar que ocurra otra tragedia como ésta.