El último balance publicado del Invap muestra que en el primer trimestre la ganancia operativa de la empresa fue de 27,9 millones de pesos, un 41 por ciento más que en el mismo período de 2017. Sin embargo, el resultado antes del impuesto a las Ganancias arrojó una pérdida de 65,1 millones de pesos. El rojo es por el incremento incesante de los costos financieros. De hecho, los préstamos bancarios y financieros pasaron de 391 millones en junio de 2017, fecha de cierre del último balance anual, a 947 millones en marzo de este año. De este modo, la relación entre deuda y patrimonio neto, denominada ratio de apalancamiento, trepó de 0,28 a 0,94 en menos de un año. Esa situación se explica en parte por la deuda que mantiene el gobierno nacional con la empresa rionegrina que, según detalló a la prensa un miembro del directorio, Cristian Tisot, hasta el mes pasado sumaba unos 800 millones de pesos. Además, el propio Invap reconoció ayer en su página web que “algunos de los contratos firmados con el Estado Nacional se encuentran en estado de revisión”.
“Los contratos que tenía la Nación en Invap eran de la época de la magia (alusión al gobierno de Cristina Kirchner) y la plata no está”, señaló el presidente Mauricio Macri el viernes en Bariloche. En una entrevista que concedió ayer a Clarín, le preguntaron al subsecretario de Energía Nuclear, Julián Gadano, qué es lo que había querido decir Macri: “Me permito interpretarlo. Lo que tenemos que hacer es ayudar a que Invap tenga sustentabilidad en el tiempo”, respondió. Luego dijo que el objetivo es que Invap “tenga entre un 30 y un 40 por ciento de contratos domésticos y entre un 60 y 70 por ciento de exportación”. Hasta hace poco, cerca del 80 por ciento de sus contratos eran domésticos (la mayor parte del Estado Nacional) y el 20 por ciento restante exportaciones. Esa transición, sumada a la deuda impaga por parte del Estado Nacional, es la que está golpeando a la empresa.
El gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, descartó ayer que Nación vaya a recortar contratos por 1000 millones de dólares, como había trascendido. Luego agregó que “los contratos que hoy tiene Invap son por 800 millones de dólares, de los cuales 500 millones son con privados y 300 con organismos nacionales. Son esos 300 millones lo que se está discutiendo con Nación”.
Esos contratos que podrían perderse se suman a otros que el Invap tenía durante el kirchnerismo y que han ido desapareciendo en estos dos años y medio. El caso más claro es el Arsat 3 que nunca se construyó, pero también se puede sumar la provisión de insumos para la Televisión Digital Abierta, la cual viene sufriendo una significativa desinversión. A su vez, hay proyectos que van terminando y resulta difícil que puedan tener continuidad en el actual contexto de ajuste, tal es el caso del satélite de observación Saocom 1A, desarrollado por la Comisión de Actividades Espaciales, que en septiembre será lanzado al espacio.
Invap buscó llevar tranquilidad ayer al decir que los contratos que están en revisión, esos 300 millones mencionados por Weretilneck, no afectan al backlog (trabajos confirmados pendientes de ejecución), que es de 800 millones de dólares, porque “ha logrado compensar los proyectos nacionales actualmente en revisión con la firma de tres grandes proyectos de exportación (Brasil, Bolivia y Holanda)”. En los próximos meses se terminará de saber si eso es realmente así o solo fue una declaración de compromiso que antecede al achicamiento y los despidos.