Luego de la media sanción en Diputados al proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), el histórico fantasma de la legalización del aborto despertó a la Iglesia, que hasta el momento había ejercido presión de una manera indirecta y menos combativa. En el marco de este cambio de estrategia, que quedó evidenciado con la masiva misa realizada el pasado 8 de julio en la Basílica de Luján para orar “por la vida” –donde el obispo Oscar Ojea, presidente de la CEA, afirmó que “el aborto no es un derecho, es un drama”– el Episcopado publicó ayer un comunicado llamando a “renovar la esperanza de que #ValeTodaVida” ante la posibilidad “de que se sancione la ley que permita la despenalización del aborto en nuestra Patria”.
“En este momento tan decisivo, queremos asumir los desafíos de la vida vulnerada y renovamos nuestra opción de cuidarla, defenderla y servirla, buscando nuevos cauces pastorales que expresen el compromiso de la Iglesia”, dice el comunicado de las comisiones episcopales de Laicos y Familia, Comunicación Social, Liturgia y Pastoral de la Salud.
En el escrito, se convoca “a cada mujer y varón de fe a ayunar y orar con fervor e insistencia” y se invoca a las parroquias, santuarios, capillas y templos “a abrir sus puertas para celebrar la Misa por la Vida, rezar el santo Rosario y compartir la adoración eucarística en comunidad”.
El objetivo del comunicado, según aclararon, no es solo ser “un anuncio”, sino “un compromiso” asumido “por ser cristianos y formar parte de la sociedad argentina”. En ese sentido, resaltaron su apoyo “a quienes deseen manifestarse públicamente como ciudadanos responsables para testimoniar el respeto por la vida en el marco del derecho de expresión propio de la democracia”, mencionando que “los días previos a la definición parlamentaria y particularmente el día 8 de agosto, diversos grupos de laicos y organizaciones expresarán, en todas las Diócesis del país, su convicción y la petición por la defensa de la vida en la legislación nacional”.
El 8 de julio pasado, quedó claro que las presiones de la Iglesia para evitar que la legalización del aborto se convierta en ley ya no serían hechos aislados. “Chicos y chicas, el aborto no es un derecho sino un drama. Este drama nos llena de angustia porque se puede plantear la opción entre dos vidas. Pero el drama tiene un final abierto y podés decidir en favor de las dos”, había expresado Ojea frente a una multitud que colmó la Plaza Belgrano, frente a la Basílica de Luján.
En el escrito publicado ayer, los obispos alentaron las iniciativas “como la asumida por los sacerdotes de nuestras villas y barrios populares con la creación del ‘Hogar del abrazo maternal’, para acompañar y acoger a mujeres que llevan adelante embarazos de riesgo o inesperados” y exhortaron a las familias a que se reúnan “a rezar la Oración por la Vida, de San Juan Pablo II”.