Después de veinte minutos de exposición y quince de preguntas de senadoras, el médico Abel Albino –célebre por los convenios millonarios con el Estado de su ONG Conin, que integra el conglomerado antiderechos Unidad Provida, pero también por el tenor retrógrado y moralista de su perspectiva sanitaria– siguió la deriva de su propio envión retórico y desató el escándalo en el plenario que trata el proyecto de aborto legal. Ante integrantes de tres comisiones del Congreso de la Nación, Albino aseguró: “El profiláctico no protege de nada”. En la sala, repleta, sobrevoló un rumor de asombro. Albino se ofuscó, gritó “¡escuchemén! El virus del sida atraviesa la porcelana”. La afirmación generó otro murmullo y algún silbido, pero especialmente la indignación de la médica Mabel Bianco –presidenta de FEIM, Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer–, que había expuesto poco antes y se había quedado a presenciar la audiencia. “¡Por favor, doctor!”, replicó Bianco, y Albino redobló la apuesta: “El virus del sida atraviesa la porcelana. Es 500 veces más chico que el espermatozoide. El profiláctico no sirve absolutamente para nada”. Bianco se retiró de la sala, donde Albino permaneció diez minutos más respondiendo preguntas y demostrando que él, responsable de una ONG que por algunos de sus convenios con el Estado recibe millones de pesos de los ministerios de Educación y Salud –entre otros– se opone a las políticas de educación sexual integral y de las nociones básicas de salud sexual y reproductiva nacionales. Además de observaciones por parte de algunas senadoras, las palabras del médico también despertaron cuestionamientos por parte de otro de los expositores, el exministro de Salud Daniel Gollan, quien calificó de “preocupantes algunas aseveraciones cuando estamos poniendo en tela de juicio políticas exitosas en términos de prevención de enfermedades”.
“Me retiré del Salón del Senado ante lo que dijo Albino, ‘el preservativo no protege de nada’. Una vergüenza tener que escuchar esto!!”, tuiteó minutos después Bianco, cuya decisión de levantarse y dejar el lugar se había convertido, hacia la noche, en meme e imagen recurrente en redes sociales.
La intervención de Albino en el plenario de comisiones siguió la lógica de sus libros, palabras públicas y modos de intervención comunitario habituales en los centros Conin (Cooperativa para la Nutrición Infantil) de todo el país. La diferencia estuvo en el revuelo que generó su intervención, durante la cual, además de asegurar que los preservativos “no sirven” e insistir en la relación entre el VIH y la porcelana, recitó fragmentos del Martín Fierro, aseguró que “necesitamos gente” y se mostró contrariado porque, dijo, el aborto “es el 0,05 por ciento de la problemática de la mortalidad femenina y todo el país se está movilizando para imponer el aborto y no hay cloacas en el 50 por ciento del país”.
Había llegado temprano, a tiempo para escuchar la intervención de Bianco (que avaló el proyecto, aun con sus modificaciones, porque “las leyes se hacen andando, la ley perfecta no existe. El statu quo es enfermedad, muerte y dolor”) y conversar brevemente con la salteña Cristina Fiore, quien se acercó para presentarse y saludarlo.
Con más o menos intensidad, sus palabras fueron generando murmullos durante los cincuenta minutos en los que estuvo encaramado al atril. En el sector de invitados, prensa y acompañantes de expositores, un hombre de sotana, maletín con pañuelo celeste y rosario en mano seguía sus palabras asintiendo segundo a segundo con la cabeza (antes, durante la intervención de Bianco, se lo había visto hosco, rezando el rosario), mientras el médico desgranaba definiciones sobre la pobreza (“el pobre no es una persona igual que nosotros pero sin plata”), las mujeres (“la pastora de la vida”, “el divino pedestal en donde se alza el árbol enamorado del hombre”), la vida (“un derecho anterior a la civilización”). En el principio, en tono de padre ofendido por las travesuras de sus hijos, había agradecido la oportunidad de hablar en el “recinto sagrado de la República Argentina”, pero también se había lamentado algo sollozante. “Me dan ganas de llorar. Soy un hombre de 71 años, tener que venir a una Cámara de senadores de la Nación a pedir que no maten a los niños”, dijo entonces, antes de recordar qué lo hizo famoso: “atiendo niños pobres, hago pobreza y nutrición. Es un hobby caro que tengo”. “Ando por todo el país, tengo 110 centros y estoy en convenio con muchas provincias. Hay política de que se expandan los centros Conin, y atiendo 40 mil niños pobres hoy”, detalló.
Albino no abundó en ello, pero a ese hobby, según el informe del Jefe de Gabinete de Ministros de la Nación, Marcos Peña, hasta marzo de este año habían ido a parar 14.861.885,74 pesos del presupuesto nacional. Eso, en concepto de sus convenios con los ministerios de Desarrollo Social, Salud, Educación y la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia para “mejorar las condiciones de educabilidad de alumnos de nivel inicial de 3 a 5 años” y generar “instancias de acompañamiento a las familias”. De acuerdo con lo previsto, para fin de este año esa cifra ascenderá a 121.288.683 pesos. También según el informe de Peña, en 2016 la Fundación recibió 9.520.720 de pesos y, el año pasado, 52.656.187,80.
“Es un orgullo lo que usted hace por nuestro país, los centros que ha puesto a lo largo y ancho de la Argentina”, dijo al llegar el turno de las preguntas la tucumana Silvia Elías de Pérez. “Nadie como usted sabe o trabaja con mamás en situación de alta vulnerabilidad, pobreza. ¿Usted escucha que para ellas sea prioridad el tema de la necesidad de acceder al aborto?”, preguntó a continuación. “Uno habla de pobreza pero no la entiende. El pobre no es una persona igual que nosotros pero sin plata. El pobre es pobre en educación, familia, amigos, alimentos, introspección, fuerzas, entusiasmo, ideales y encima no tiene plata. Son tristes y tienen una tristeza profunda que linda con la depresión. Sus hijos son su riqueza, todo lo que tienen. Cuando una mujer (pobre) está embarazada, está contenta, está tan bonita”, aseguró. Lo preciso, añadió, es “educar ese cerebro, cloacas. Los parásitos nos comen los chicos. ¡20 millones de chicos no tienen cloacas, de qué estamos hablando muchachos y chicas!”, exclamó mirando a senadoras y senadores.
Poco después, aseguró a la mendocina Pamela Verasay que la prevención de enfermedades de transmisión sexual y de embarazos no intencionales no pasa por las políticas públicas de salud y educación. “No siempre se pone profiláctico uno cuando sale de la casa –ejemplificó, socarrón–. Se pone cuando está en la situación. En la situación ya se puede haber contagiado. Intelectualmente tiene que estar protegido el chico, es una conducta de riesgo. No le puedo decir ‘robá tranquilo pero ponte guantes’. Le tengo que decir ‘esperá tu momento’. Siempre llega el momento. Que se casen temprano, que organicen su vida”, amplió. “Esto se para con conductas morales”.