Fiorella Aíta

¿Es el stand up un circuito mayormente machirulo?

-Un montón. Y a eso hay que sumarle el prejuicio de mucha gente de que alcanza con ser “Jorge, el gracioso del asado” para subirse a hacer un monólogo. Si vas a los espacios grandes y mirás la grilla de un mes, capaz que con suerte encontrás dos mujeres. Te pegan de todos lados: vengo del teatro y mis amigos actores me han hecho bastante “bullying” cuando me empecé a dedicar a esto. Hay un prejuicio de que es facilón. Y ni hablar del negreo de productores y dueños de teatros: me han llegado a pagar con… ¡la mitad de una hamburguesa! En serio. En cuanto al machirulismo en los monólogos: hay un montón de comediantes intentando meter otros temas y más que nada otros enfoques. Pero siguen siendo mayoría los que siguen en modo Olmedo. Y si les llegás a decir algo, la respuesta es: ¡Es mi humor! ¡Censurás mi humor! No, Jorge, es que el sketch sobre violación ya no da gracia.

¿Hasta qué punto trabajás con tu biografía?

-Es la base pero está moldeada. Un ejemplo: en un monólogo donde cuento la escena en la que, después de haber salido del closet con mis padres, me tengo que ir de mi casa. Viene el camión de mudanza. Mi papá me dice consternado: “¡Vos seguro te vas con una mina!”. Y yo le respondo: “sí, me voy con una mina, la abuela Olga”. Eso pasó. Pero el diálogo no existió en esos términos. Yo le puse palabras a algo que viví. En otro texto cuento que cada vez que había un cumpleaños familiar mi mamá me decía “fíjate qué te vas a poner… tus hermanas y yo vamos con vestido”. Yo respondo: “Prefiero ir en culo”. Creo que nunca le contesté con esas palabras a mi mamá, pero lo pensé todas las veces. Hay gente que me dice: “Ya fueron los chistes sobre que sos lesbiana”. Pero otros comediantes me dicen: si vos te levantás y resulta que seguís siendo lesbiana, obvio que vas a hablar del tema, porque trabajamos a partir de lo que nos pasa en la vida.

¿Qué cosas jamás contarías?

-Mi abuela está empezando a tener Alzheimer. Ante esa situación que es trágica yo prefiero reír. Y en el escenario capaz que digo: “Hay gente que empieza con el gimnasio, mi abuela está empezando con el Alzheimer”. Pero el día que a mi abuela le pase algo no creo que pueda hacer el chiste. Lo mismo con las cosas más generales que digo de mi abuela, como que me prende velas para que consiga un muchacho bien. Seguramente cuando pasen los años pueda volver a hacer chistes con mi abuela. Supongo que tiene que ver con la distancia que tenés con cierto conflicto en cierto momento.

¿Viste Nanette, el especial de Hannah Gadsby? ¿Qué te pareció la decisión que toma en la mitad del monólogo de abandonar el registro de lo cómico?

-Ella cuestiona por qué nos reímos de los humillados. Y coincido. Tal vez la vuelta puede estar en además de reírse de una, poder reírse de la gente que, por ejemplo, te hace preguntas estúpidas sobre el lesbianismo. Ahí podría estar el giro: dejar de reírte de “las minorías”, sino de aquellos que te están pinchando con que pertenecés a una minoría. En Comedy Central, el canal de TV dedicado al humor, hice un chiste sobre los católicos. Decía: “tengo un amigo católico y, si quiere rezar, está todo bien, pero que lo haga en su pieza. ¿Van a estar en la calle todos agarrados de las manos con sus rosarios, delante de todos, mostrando su catolicismo? ¡Adelante de las criaturas!”. Y lo genial es ver que con ese monólogo el público me acompañó mucho. Ver el monólogo de Gadsby, Nanette, me hizo volver sobre un tema que ya venía pensando y replantearme cosas. El tiempo va pasando y pienso: ¿cómo pude haber hecho tal chiste? Tenía unos que eran sobre las heteroflexibles en el boliche, por ejemplo. Eran chistes despectivos hacia chicas con las que tal vez mi verdadero problema era… que no querían estar conmigo. Algo muy machista de mi parte si te lo ponés a pensar. Cuando me cayó la ficha de que estaba repitiendo ese patrón, lo cambié. Pienso mucho, impulsada también por Gadsby, que quiero hablar en mis términos y me sigue pareciendo interesante hacer chistes conmigo misma pero no quiero lastimar a nadie. Reformulo: a los que sí me interesa lastimar un poquito es a todos esos salchichas que dicen ¡es mi humor! ¡Es mi humor!

Fiorella Aíta se presenta el sábado 28 desde las 20.30 en el FestivalEh!, donde también habrá recitales de Valeria Cini, Paula Maffía y Bolerinho. La Confitería, Av. Federico Lacroze 2963.

 


 

Ana Carolina

 

 

Así como existe en el stand up un humor que se podría llamar “chistes de suegra”, ¿se puede hablar de una rama torta? 

-Recién googleé chistes de suegra y salieron cerca de 1.040.000 resultados, después puse chistes de lesbianas y salieron 5.130.000 resultados así que la respuesta a la pregunta es sí. Me cuesta interpretar la expresión “chistes de”.... ¿La suegra y la torta en “chistes de suegras/tortas” son el sujeto o el objeto del chiste? Sujeto de chiste es aquello que protagoniza el relato y el objeto es quién recibe el golpe digamos.

¿Hasta qué punto el género del stand up involucra usar material de la propia vida? 

-Creo que el único requisito del stand up como género es que haga reír, y material de nuestra propia vida usamos siempre no necesariamente en el sentido del relato de nuestra historia o la descripción de nuestra intimidad, sino porque hablemos de lo que hablemos estamos compartiendo nuestra actitud emocional sobre lo que estamos diciendo. Cuando elijo compartir acontecimientos “reales” de mi vida en el escenario tiendo a hacerlo de una manera ficcionada en función de maximizar la comicidad. 

¿Qué cosas de tu vida no contarías nunca en un show? 

-¡Lo que no contaría nunca en escena tampoco te lo voy a contar ahora a vos ahora!

¿Viste Nanette? ¿Qué opinás del gesto con el que dice que abandona la comedia?

-Hannah Gadsby dice que tanto la risa como el enojo son contagiosos. Y habla de bajarse de la comedia porque está enojada. Dice que tiene derecho a estar enojada pero siente que no tiene derecho a diseminar el enojo. Y está perfecto, porque está perfecto que Gadsby elija qué hacer. Y me quedo pensando en que cuando estoy enojada y algo me hace reír, esa risa disuelve el enojo, lo siento en el cuerpo, así que ojalá que en lo que sea que Hannah Gadsby haga si deja la comedia se rodee de seres que la hagan reír.

El clisé de la torta enojada sobrevive... ¿cómo les respondés a quienes siguen sosteniéndolo?

-¡Con un pedo de concha!

Se la puede ver los viernes y sábados a las 23 en Persona, en Santos 4040, Santos Dumont 4040.