El personaje interpretado por Mercedes Morán, la madre de Jorge, coquetea con Carlitos: “Eso viene de un amigo colombiano, de la época en que vivía en Miami. Tenía una relación muy erótica, muy sensual, con su madre. Y ella hacia mí. Y ella nos llevaba a entrar a casas vacías. Están estas dos familias, la aburrida y la que permite la aventura, que genera esa admiración por un mundo que no es el propio, donde uno está siempre cuidado. Cuando era chico me encantaban los amigos con padres separados, las madres con sus novios, fumando porro en el living. Son cosas que te parecen una aventura cuando venís de una familia más tradicional”.

El ángel incluye un plano breve y particular, casi insólito, inolvidable incluso, de un testículo, y es de una gran potencia y pertinencia: “Hace tiempo me di cuenta de que, si gritás, los huevos se te levantan. Hay algo entre las cuerdas vocales y los testículos que tiene su vida propia, medio volcánica. Pero la imagen creo que viene de un tipo en Tucumán. Cuando volvía del colegio, el Viejo Batata estaba siempre caminando con una bolsa de arpillera. Corría a mi casa, dejaba las cosas y salía para un almacén que estaba a mitad de cuadra, donde había unas prostitutas que usaban un perfume que parecía pis de gato. Cosas que acá en Capital no existen. Comprábamos un vino, se lo regalábamos y él nos mostraba un huevo que le llegaba hasta la rodilla, por la hernia terrible que tenía. Era un espectáculo ese huevo, nos poníamos todos los chicos a mirarlo. Quizás ese plano en El ángel sea un homenaje inconsciente a esa aventura testicular de la infancia. El de la película es un testículo común y corriente, de todas formas. Tenemos filmados unos doce minutos de ese plano detalle”. Ortega prefiere mantener el misterio de su dueño: el propio Fanego o un donante bajo la forma cinematográfica del doble.