En consonancia con el mes en que hubiese cumplido los 60 años, quiso la británica y distinguida National Portrait Gallery celebrar la indiscutida influencia de Michael Jackson, una de las figuras culturales más destacadas –e inclasificables– del siglo 20, cuyo legado continúa vivito y coleando en el 21. “Su importancia es ampliamente reconocida cuando se trata de música, videoclips, danza, coreografía y moda, pero su incidencia en el arte contemporáneo es una historia rara vez contada”, asegura Nicholas Cullinan, curador de una muestra que reúne a ¡48! artistas contemporáneos, desplegadas sus obras en 14 salas, amén de dar forma a Michael Jackson: On the Wall. Pero ¿puede 48 artistas capturar la complejidad de quien fuera niño prodigio y deviniera genio andrógino, humanista, filántropo...?, se interroga el crítico Thomas Chatterton Williams, del New York Times. En sus palabras: “Ninguna obra de arte, por ingeniosa o bonita que sea, puede competir con la musa original”. Aunque llamativamente falte la escultura dorada de Jackson con su chimpancé Bubbles, famosa pieza de Jeff Koons, hay sobrada tela de dónde cortar para el deleite visual: desde retratos de Andy Warhol y fotografías de David LaChapelle (en algunas, interpretando al Rey del Pop como un santo, un mártir), hasta el exuberante retrato pictórico que Michael encargó en vida al pintor Kehinde Wiley, pero que fuera terminado tras su muerte: Equestrian Portrait of King Philip II (Michael Jackson), versión alternativa al clásico de Rubens donde el cantante ocupa el lugar del monarca español. Cuatro dípticos de Lorraine O’Grady asocian a MJ con Charles Baudelaire; un clip de Candice Breitz reúne a 16 fans germanos cantando las canciones de Thriller; un corto de Jordan Wolfson, Neverland, sigue exclusivamente el movimiento de los ojos de Jackson mientras lee una declaración post juicio. Entre otras maravillas que nuclean imaginería alrededor del extraordinario MJ, en cartel hasta fines de octubre.