Riesgo

El Ejecutivo nacional anunció que va a utilizar a las Fuerzas Armadas para combatir delitos complejos: un rol para el que no están capacitadas ni preparadas. Su accionar en seguridad interior puede agravar el fenómeno delictual y la conflictividad social.

Mauricio Macri anunció su intención de involucrar a las Fuerzas Armadas en seguridad interior y, de este modo, su voluntad de volver a probar con viejas y erróneas fórmulas para resolver problemas de la actualidad. Queda claro que los delitos cometidos tanto por el terrorismo como por el narcotráfico son crueles y alarmantes, cada vez más intrincados, complejos y agresivos. Y que recurren a las más execrables conductas para alcanzar sus objetivos, corrompiendo a los distintos estratos y organizaciones destinados a perseguirlos.

Ahora bien, en tanto se advierte la gravedad del flagelo, el gobierno nacional no puede apelar a estrategias de abordaje superfluas, de maquillaje, que pueden impactar de manera positiva en cierto sector de la opinión pública, pero que chocan con las metas propuestas apenas se somete la idea a un análisis más minucioso.

Existen razones históricas, de convicción democrática y de eficiencia que fundamentan el rechazo a esta iniciativa.

A esta altura, hasta parece ocioso rememorar la actuación y responsabilidad que tuvieron las Fuerzas Armadas en las décadas del 70 y 80.

Involucrar a los militares en tareas de seguridad interna, para las que no están formados ni preparados, sumaría conflictividad, provocaría una mayor conmoción y agravaría el fenómeno delictual. Y, sobre todo, aumentaría el riesgo de que se cometan los tan mentados “riesgos colaterales”.

En definitiva, nos oponemos a los deseos del presidente de sacar a las fuerzas militares a la calle, no sólo porque así lo estipula la ley, sino porque estamos convencidos de que esto puede empeorar los problemas que enfrentamos actualmente y poner en riesgo al propio sistema democrático.

Alicia Gutiérrez

Diputada Provincial del Partido SI (Solidaridad e Igualdad)