Siempre viví en Buenos Aires. A mis amigos los conocí acá y acá está también casi toda mi familia. Hace casi diez años, un sábado a la tarde, vi en DVD News from Home (Noticias de casa) de Chantal Akerman.
A comienzos de los años 70, la directora belga, con 20 años, se instala por un tiempo en Nueva York con la idea de dedicarse al cine. Esta película habla de ese momento. Mientras vemos encuadres de la ciudad, sus calles, subtes, negocios y habitantes, escuchamos en off a Chantal Akerman leer las cartas que su madre le envía desde su casa en Bélgica. La película empieza con la imagen de una calle cualquiera, la cámara se queda ahí por un largo rato. Chantal observa la ciudad y la ciudad la observa a ella. Se la percibe ahí, reflejada en las ventanas del subte, en el auto que esquiva la cámara o en la mirada de reojo de una persona que pasa. Escuchamos en off las cartas de la madre, donde le dice que la extraña y piensa todo el tiempo en ella. Quiere saber si está bien, si tiene amigos, dónde vive. Se alegra siempre de recibir noticias suyas pero le pide que por favor escriba más seguido. Le pregunta si necesita dinero, pero también reclama que nunca responde las preguntas que le hace. Se alegra de que esté aprendiendo inglés y espera que no tenga que hacer tareas pesadas en el restaurante en el que trabaja. Se preocupa por si hace calor, sabiendo que a su hija la deprimen los días soleados. Le manda ropa de verano y también le envía unos dólares para que se compre unas sandalias. La hermana soñó varias veces con ella, le está yendo bien en los exámenes, pero como tuvo fiebre faltó algunos días a la escuela. La madre a veces se siente mal, está cansada porque las cosas no van tan bien en el negocio. Planos fijos y recorridos desde un auto, un subte, un tren. Personas trabajando, cansadas, alienadas, solitarias. La película parece construirse en tres espacios. El primero: una ciudad en donde ella es extranjera, no llega a ser parte y solo puede mirar desde afuera. El segundo: una ciudad en la que no está, en la que se la extraña. Y un tercer espacio que tiene que ver con esos reflejos y esos momentos en los que la gente mira de reojo a cámara o en los que escuchamos las palabras de esas cartas firmadas con “un beso de tu amada mamá”. Un espacio en donde pueden aparecer otros relatos, otras escenas, otros lazos.
Son pocas las películas que me trasladan a ese tercer espacio y en donde yo también puedo aparecer reflejada. Mientras la veía no dejaba de sentirme cerca de esas cartas, de esas imágenes, del cuerpo de Chantal Akerman con la cámara. Atravesada por la soledad de una ciudad tan llena de gente. El cansancio de esos viajes en subte, las noches, las madrugadas. Pensé que esas cartas podrían ser de mi mamá y que Chantal en Nueva York podría ser yo. Sentí que mi mamá haría las mismas preguntas y que también se preocuparía por las sandalias. Percibí esa distancia que puede existir en el vínculo de una madre y una hija y cómo incluso se puede vivir en la propia ciudad siendo extraña y extrañada. Cuando terminé de ver la película, me quedé con la sensación de estar sola, lejos, en ese lugar indiscernible entre dos. Muchas veces, en mi casa, me gusta ver de nuevo algunas escenas. Hice eso. Todavía seguía sentada en el sillón, agarré el teléfono para hablar con mi mamá. Escucharme no le llamó la atención porque hablamos seguido. Le dije que acababa de ver una película que me hizo acordar a nosotras, le conté de qué se trataba y prometí darle una copia para que la vea. Nunca lo hice. Ese llamado, tal vez, fue una forma de responder a sus cartas.
Florencia Percia nació en Buenos Aires en 1984. Es licenciada en dirección cinematográfica por la Universidad del Cine. Escribió y dirigió varios cortometrajes, entre ellos: Minimercado Champion (2010), El poblado (2014) y El mes del amigo (2016). En el 2017 estrenó su primer largometraje, Cetáceos.