El líder independentista catalán Carles Puigdemont regresó ayer a Bélgica desde Alemania, donde pasó los últimos cuatro meses desde su detención.
Puigdemont llegó a la denominada Casa de la República en Waterloo donde fue recibido por el actual presidente de Cataluña Quim Torra, miembros de su gobierno, exconsejeros huidos de España y más de 300 simpatizantes.
Desde que España pidió su extradición por delito de rebelión y malversación luego del fallido intento independentista catalán en 2017, Puigdemont se convirtió en la imagen internacional de la lucha por la libertad de Cataluña. Ayer en su discurso anunció que viajará hasta el último rincón de Europa para defender la justa causa de su pueblo.
El líder expresó su voluntad de internacionalizar el pedido catalán desde la ciudad belga, desde donde también llamó a liberar a los dirigentes catalanes que continúan presos en España. Entre ellos se encuentra el ex vicepresidente catalán Oriol Junqueras. “No hay ningún motivo, ninguno, ni de justicia, ni de política, ni de democracia que justifique que pasen ni un minuto m s en prisión. (...) Los queremos en casa”, dijo el ex presidente a la entrada de la Casa de la República.
Puigdemont instó a Pedro Sánchez, presidente del gobierno de España, a pasar de los gestos a los hechos. “Sánchez tiene deberes pendientes. Esperamos que a la vuelta de las vacaciones haya aprovechado el tiempo porque el periodo de gracia se acaba” advirtió desde el balcón. La llegada del ex presidente catalán a Bruselas sucedió después de que Alemania aceptara extraditarlo solo por malversación y no por rebelión como pidió España. Seguidamente el juez español del Tribunal Supremo Pablo Llerena, retiró la órden, lo que ahora le permite moverse con libertad.
Torra también realizó un breve discurso donde mencionó el derecho de autodeterminación como uno de los elementos que reclama dentro del diálogo recién iniciado con el presidente español. “Tenemos posiciones absolutamente opuestas, pero tienen que acabar convergiendo”, resumió. En la reunión que mantuvieron el pasado 9 de julio en La Moncloa, Torra le trasladó a Sánchez: “Tenemos un otoño complicado usted y yo”, según relató en Bruselas. Finalmente criticó el proceso judicial contra los políticos catalanes en prisión, calificándolo de farsa y aseguró que el Ejecutivo catalán se ha comprometido a “jugar siempre limpio”.
Ambos políticos evidenciaron que esperan movimientos concretos del nuevo Gobierno español. “No se puede querer los votos para convertirse en presidente y luego no actuar en consecuencia. Lo que estamos esperando es la receta Sánchez ante lo que él mismo ha reconocido como un problema político”, advirtió Puigdemont.
Desde el balcón también habló el abogado británico Ben Emerson, que representa al ex presidente en la demanda presentada ante el Comité de Derechos Humanos de la ONU. Emerson dijo que Sánchez tiene una “pequeña ventana de oportunidad” para negociar con el gobierno de Cataluña, antes de que comience el juicio a los políticos catalanes. El abogado alertó que, si esa oportunidad no prosperara, podría producirse una aceleración del viaje a la independencia.
Al acto asistió también otro huido de la justicia española, el rapero Valtonyc, condenado en España por enaltecimiento del terrorismo, injurias a la Corona y amenazas, y puesto en libertad el 5 de julio por las autoridades belgas. Valtonyc, que está a la espera de que un magistrado decida su eventual entrega a España, condenó la existencia de una justicia “politizada” y aseguró que el país es una dictadura y no una democracia. Al término del acto se escuchó el himno de Cataluña a la vez que se izaron las banderas catalana y de la Unión Europea.
Representantes del Gobierno catalán, Puigdemont y los exconsejeros cantaron el “Els segadors” junto con los simpatizantes, entre los que se incluían algunos belgas independentistas, que desplegaron también sus banderas.
Puigdemont cerró su intervención reconociendo la importancia simbólica de su llegada a la Casa de la República.