¿Qué pasa, Lord?”, recibe y abraza el actor, comediante y cantante Julián Kartún a las visitas que caen a la base de operaciones de El Kuelgue, banda que está cumpliendo 14 años, que acaba de sacar temas nuevos y que, en unos días, dará el salto hacia el Estadio Obras. En la sala de ensayo donde ranchean, Julián y su socio creativo Santi Martínez debaten lo que será la lista del show más grande de sus vidas. “Llegamos hasta acá por Beatriz, tiene que estar sí o sí”, dice Martínez. ¿Cómo se arma una lista? “Así”, con un brainstorming intuitivo y democrático en el que balancean climas y épocas. Entretanto, de un sopetón, sobre una pizarra y con fibrón negro, Santi escribe 15 de los posibles 25 temas que sonarán. “Después de Ayer real metemos uno nuevo”, suelta el tecladista y cantante.

En este caserón de techos altos y puertas de madera, de esos antiguos del barrio de Palermo, conviven Cuervo (productor general de la banda), Fred (amigo de los pibes) y Kartún (líder de El Kuelgue). Entre los invitados asoma el comediante Julián Doregger. En la tevé, una PlayStation 3 invita a jugar al Mortal Kombat vs. DC, mientras la banda se expande en todos los rincones de la casa. Por ahí, Tomás Baillie (baterista y percusionista), Nicolás “Morra” Morone (guitarrista) y Pablo Vidal (saxofonista y tenor alto) se pasan rústicamente una pelota. Todos hincharon por Croacia durante el Mundial: a la sazón, en varios shows Julián vistió la casaca de Iván Rakitić, del Barça, una de las figuras croatas. Más allá, Juan Manuel Mojoli (bajista) vuelve agitado porque olvidó su mochila en un bar. Pudo recuperarla. “¿Te tiraste por debajo de la puerta tipo Indiana Jones?”, bromea Martínez. En este grupo de amigos, el humor y las referencias pop son el principal combustible.

Se viene uno de los primeros ensayos de Fierrín Lado A. Kartún pone sus dedos en los bolsillos y canta Planeta Numir, tema que abre su nuevo trabajo. Un póster de un show de Ruli del viernes 29 de noviembre de vaya a saber qué año engalana la habitación en la que El Kuelgue termina de afinar sus novedades. “Yo me voy, mi planeta me necesita”, desliza la letra en inevitable referencia al perro Poochie de Los Simpson. “Por un poquito de Jimena… la gambeta de Messi”, sentencia Jimena, un rapcito con autotune. La segunda parte de Fierrín saldrá a comienzos de 2019. De hecho, la mayoría de esos temas están dando vuelta por ahí pero no, no están grabados aún. El Lado A, por cierto, tuvo 200 mil reproducciones en tres días.

Sacarlo en dos partes te da la posibilidad de prestarles la atención que se merecen –comenta Kartún–, es aggionarse a los tiempos de escucha.” El objetivo es que suenen bien, que los arreglos se luzcan y que la producción y el máster encuentren un nivel que los satisfaga a todos. “Este es nuestro show más grande, consecuencia del resultado de los últimos años.” La evolución es lógica: ya metieron cinco Niceto Club seguidos y dos Ciudad Cultural Konex. “Tenemos ganas de cantar las canciones nuevas”, agitan. ¿El mayor desafío de este momento? Trasladar su show a un lugar grande y que esas canciones suenen bien.

En el principal nervio de la banda están YouTube y un tropel de referencias imposibles. Por estos días están obsesionados con Karakatiski, reversión salsera de un tema de Los Auténticos que interpretaba el (¿ex?) comediante y (¿ex?) político Miguel del Sel. En su momento flasheaban con Banda Black Río y mañana lo harán con vaya a saber qué. Por estos días, Kartún estuvo repasando los shows de Manu Chao, Divididos, Charly García y Babasónicos en Obras. “Estuve en muchos de esos recitales y los recuerdo como infinitos”, apunta. “El otro día estuve ahí viendo las dimensiones y es medio místico, tiene mucha magia.” Desde pendejo que Kartún va a geder a Obras, y ahora la vida lo pone del otro lado: pensando un show para un estadio que soporta unas 4500 personas.

Las nuevas canciones son las protagonistas definitivas de este momento de la banda. Las escuchan en Spotify, en equipos sofisticados, en parlantes flojos de papeles, en el auto, en el celular. Todavía se están familiarizando con ellas. “Hay algo nostálgico fuerte en las letras”, se sincera Kartún. El Kuelgue es una banda que oscila constantemente entre el pasado y el futuro. Entre los recuerdos de la niñez y los mundos conspirativos por descubrir. Y, curiosamente, la mayoría de sus letras manejan imágenes: casi no hay afirmaciones. Y como siempre, una vez más, hay palabras incómodas, momentos forzados y el error se yergue como bandera. “Le buscamos la vuelta a lo absurdo, ya es como la quinta vez que mencionamos a (Sebastián Pascual) Rambert en un tema.”

¿Quién es la Jimena de la canción?

Kartún: Creo que era una compañera de la primaria... no sé, una Jimena. Es un tema que tiene nostalgia, veterinarias, gatos. Dice que re va conocerse, y yo vendría a ser el porteño al que le piden que retenga el humito.

¿Qué onda Planeta Numir?

--Arranca con unas frases de JL, del canal conspiranóico Mundo Desconocido, que sacamos de YouTube y que se colaron cuando estábamos grabándola. Somos re fanáticos de él. Numir es dormir. Es el lugar donde el personaje de la canción se siente cómodo. Y vuelve a su lugar porque está dejando a gamba a su gente.

¿Correntoso es la canción más positiva de Fierrín?

--Creo que no, todo lo contrario. Está correntoso cuando hay viento. Es una canción pop que dice que “si la Tierra es hueca, todo va a salir bien”. Y la Tierra no es hueca, entonces puede salir todo mal.

¿Qué es Sabandija?

--Es una rumba que se hace salsa. Es una sensación que te agarra cuando caminás por la calle y es única de ese momento en el que pensás en lo que pasó y en lo que vendrá.

¿Soñar con ovnis vendría a ser un punkito?

--Nos dimos el gusto de mezclar lo californiano con 2 Minutos; hicimos como un hardcore de la época en que nos conocimos.

¿Cómo va a ser el show de Obras?

--Va a ser un show concretamente musical. Van a estar los personajes de siempre: Caro Pardíaco, el marginal de Amor, Comprensión y Ternura, el Niño Predicador, etcétera. Pero será un show menos performático que los de costumbre.

* Sábado 4 en Estadio Obras, Avenida del Libertador 7395. A las 21.