Que Baltasar Comotto, guitarrista mimado por Luis Alberto Spinetta y el Indio Solari, haya decidido meter un tren (en tanto vehículo de recuerdos) en una de sus nuevas canciones, habla de un camino recorrido. De un ya extenso devenir que no solo lo vincula a ambas eminencias del rock argento, sino también a él mismo. Porque, pese a que el poder de fuego de su viola ha quedado pegado a discos como Para los árboles (L.A.S.) o Porco Rex (I.S.), tiene un trayecto solista más que interesante. Dos discos en los que la adrenalina quema asfaltos a través de sus cuerdas (Rojo y Blindado), dos premios Gardel (2012-2018) y un flamante disco de nombre elegante: Elite. “Todo surgió de los temas que habían quedado antes de entrar en la preproducción del disco. Entonces, decidí conformar una élite de canciones, que fueron seleccionadas y producidas para este material”, aclara él, antes de que oscurezca en inconfesables pretensiones. “Es una palabra que me gustó para el disco, dado que en algunos temas, no en todos, me planteo porqué existen las élites en las sociedades y que efecto provoca en nosotros. Es algo que viene de hace mucho tiempo y que sigue vigente hasta hoy”, aclara definitivamente el guitarrista, a punto de presentar su nueva criatura el sábado 4 de agosto a las 21 en Lucille (Gorriti 5520). “Además de este show puntual, este año estoy abocado a Elite. Estamos tocando por diferentes lados del país, y la idea es hacer llegar el material a un nuevo público y a la gente que nos viene siguiendo en los shows. Tenemos nuevos temas que vamos incorporando al setlist y también están los clásicos de rock argentino que tocamos hace tiempo y vamos renovando”, informa Comotto.
El disco contiene trece piezas y sigue el sendero de pirotecnia con gusto que Baltasar ha mostrado ya en el pasado. Temazos como “Quiero hacerlo” o “Péndulo” expresan esa sinergia entre buen gusto, ductilidad y poder, que también se traslada a ciertas historias. La de “Sky”, por caso, que es donde sale la analogía del tren. “Es un tema que toca diferentes emociones y visiones de un ciudadano común. El tren al que hace referencia es un vehículo de esas emociones diversas que implican los recuerdos, los momentos vividos, los sueños, las calles quemadas o la gente que se fue. ‘Sky’, entonces, es el soporte de todo eso, para atenuar el abismo del dolor”, detalla el músico, que también fue parte de Un mañana (último disco del Flaco Spinetta), y de otros trabajos de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado. De El tesoro de los inocentes, El perfume de la tempestad y el flamante El ruiseñor, al amor y la muerte. “Muchos pueden pensar que ´Sky´ es por cielo, pero no. No está tan arriba... Lo tenemos muy cerca, tan cerca que ni nos damos cuenta”, retoma.
–¿En qué sentido sigue vigente el Comotto de Rojo y Blindado, y en qué aspectos se aleja de aquellos discos?
–Bueno, en los shows todavía seguimos tocando temas de Blindado como “Rompe el cristal “y “A lo mejor”. Con Esteban Stereschuk (bajo) y Juan Pablo Alfieri (batería) tratamos de incorporar temas de discos anteriores y adaptarlos al nuevo material. Un tema como “Arsenal”, por ejemplo, entraría en el estilo que estamos tocando en vivo hoy. No desencaja, quiero decir. Pero hay otros temas que sí, que no funcionan actualmente porque estamos en una sonoridad más espesa y cortante.
Espeso y cortante, como suena “Sabrás escapar”, canción en la que la voz de Daniel Melingo y el bajo de Fernando Lupano cumplen un rol central. Igual que el de Boom Boom Kid en “Medicación”. “En general, creo que Elite es un disco de rock, con todo lo que eso abarca. La sonoridad es pesada y densa, pero tiene una buena dosis de mezcla y convivencia entre temas más explotados, como ‘Medicación’, y otras más intimistas, como ‘Sabrás escapar’ o ‘Espejo’, donde interviene Guillermina López. Son temas que reflejan diferentes sonoridades y estados de ánimo”, desanda el guitarrista.
–Dijo al principio que le está dedicando todo el año a Elite ¿Y las otras actividades? ¿Cuál es su mirada sobre El ruiseñor, al amor y la muerte, el nuevo disco de Solari, del que usted ha participado?
–Creo que es un disco diferente a los anteriores por la sonoridad de los temas, la lírica y la temática en general. Es un trabajo que te mueve y te conmueve desde otra perspectiva; hay más aire en las canciones, las acústicas suenan más que en otros discos, y creo que hay una unidad en las guitarras, porque Gaspar (Benegas) y yo nos fundimos en una simbiosis, y por momentos parecemos uno. Los bajos de (Fernando) Nalé están bien presentes y con una gran definición. Canciones como ‘La oscuridad’, ‘Ostende Hotel’ o ‘La ciudad de los encandilados’ son temas descriptivos que te transportan a diferentes ambientes y a distintas historias, con la elegancia lírica que caracteriza al Indio.
El aura de Spinetta también impregna ciertas canciones de Elite. Centralmente, la mencionada “Sky”, donde no solo aparecen moderadas codas spinetteanas, sino también la presencia de un amigo en común: Eduardo “Dylan” Martí. “Nos conocemos hace siete años con Dylan, es un ser increíble”, sostiene el guitarrista. La relación con el exfotógrafo y amigazo del Flaco viene de las épocas de Para los árboles y continúa. Puntualmente, Martí fue el director del videoclip del primer corte, que se filmó en el legendario edificio Otto Wulff (en el barrio de Monserrat), donde el guitarrista aparece en blanco y negro, flotando en el espacio, y empuñando una Gibson Flying V. “Como dije, Dylan es un ser increíble, que deja todo su compromiso en los proyectos en los que se relaciona. Aprendo y disfruto cada encuentro con él. Y con él me viene Luis, claro. Es difícil explicar con palabras eso de extrañar a Luis. Me conecto con su música y me doy cuenta de que hay algo que sigue con nosotros, que trasciende lo físico. Me pasa algo parecido con mi viejo. El hecho de escuchar la música del Flaco o juntarme con músicos o amigos que colaboraron en su obra me hace sentir que está en algún lado”.