La abogada Verónica Heredia, que representa a la familia Maldonado en la causa que investiga la desaparición y muerte del joven, ocurrida hace un año en medio de la represión a una protesta mapuche, pidió al juez federal Gustavo Lleral que cite a declarar como testigo al perito criminalístico Enrique Prueger. Al fundamentar su pedido adjuntó el artículo publicado el jueves pasado por PáginaI12 sobre el informe de este experto que detectó errores en la autopsia de Santiago: a su criterio, los estudios verificatorios “dan por tierra” las conclusiones del dictamen final, entre ellos el análisis del polen detectado en los pantalones. En el marco de las repercusiones que tuvo la revelación, este diario pudo saber que las afirmaciones del área de Geología y Palinología Forense de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) ya habían generado controversia entre los peritos, que fueron 28 y no 55, cuando fue presentado a la Justicia en el marco de la causa, el 6 de noviembre, al punto que la bióloga Leticia Pavilauskas habría realizado una ampliación del mismo. Más allá de las diferentes valoraciones, todas las fuentes consultadas coinciden en la rigurosidad de esta experta palinóloga. Y aunque algunos de los especialistas firmantes de la autopsia cuestionaron el informe de Prueger, una de las querellas admitió que el estudio del polen podría volver a ser puesto en el contexto del caso.
La abogada Heredia había dicho a este diario que ese informe, según el cual el cuerpo no pudo haber estado 78 días sumergido en el lugar del río Chubut donde fue encontrado, está en sintonía con las dudas que la familia viene planteando desde que se conocieron los resultados de la autopsia, y que se plasmaron en pedidos a la Justicia para ampliar determinados puntos de los peritajes, para establecer el modo en que murió, cuándo sucedió y en qué circunstancias. Al no obtener respuesta, acudió a la Corte Suprema, donde insistió en que los interrogantes pendientes deben ser abordados por un equipo de expertos que sea independiente de los poderes del Estado.
Pavilauskas firmó un informe (fojas 49 a 54) en nombre de la UNLP junto a la división Química Legal La Plata, policía Científica de la provincia de Buenos Aires, que analizó las “muestras térreas” de la ropa y los borceguíes de Santiago. En las prendas se hallaron granos de polen de tres especies de la Patagonia. “Es importante señalar que bajo ningún punto de vista los granos de polen pueden permanecer adheridos a las prendas sumergidas en el lugar del hecho descripto por un período de tiempo prolongado, teniendo en cuenta la mínima velocidad que pueda tener la corriente del río, la energía presente en el medio acuático y la cantidad de oxígeno removido en el lecho. Todas estas condiciones hacen que el polen se desprenda fácilmente de las ropas, sobre todo en materiales de nylon como es el caso del pantalón. Lo que significa que en un lapso de tiempo no mayor a 20-30 días, no estaríamos en presencia de granos adheridos a las ropas”. Para Prueger es un “error científico” haber omitido estas apreciaciones en la elaboración del resultado de la autopsia, en tanto algunos de los firmantes entendieron que se trataba de “conjeturas”.
Prueger –un científico de 62 años que contribuyó al esclarecimiento del crimen del soldado Omar Carrasco y de la matanza del pueblo pilagá de Rincón Bomba, y que es perito de los jóvenes mapuches compañeros del asesinado Rafael Nahuel– expuso que en la autopsia se utilizó el método de “la tabla de REH” para calcular el tiempo que un cuerpo se mantuvo debajo del agua. “Los registros corresponden a temperaturas promedio y deben ser consideradas desde la fecha de desaparición hasta el hallazgo del cuerpo, pero en el caso de Santiago no se trabajó con las temperaturas promedio sino con la mínima de los días de la desaparición”, precisó.
En este punto, Heredia recordó que una de las mayores dudas que dejaba la autopsia era las condiciones en las que estaba el cuerpo habiendo pasado supuestamente tanto tiempo debajo del agua. “En el cálculo con la tabla REH utilizaron una temperatura de entre 3,6 y 3,9 grados, cuando en realidad los datos que se obtuvieron entre los meses de agosto y octubre dieron un promedio de 6,7 grados de temperatura del agua. Casi el doble de lo que tomaron para llegar a sus conclusiones”, dijo. En su informe, Prueger detalla que “cambiando notablemente la interpretación de las tablas utilizadas” respecto a como lo hicieron los peritos, usando una temperatura promedio de cálculo de 6,3 grados, se concluiría en que el tiempo de exposición del cadáver de Santiago bajo esas condiciones fue “significativamente menor”. De allí que concluye en este punto que los resultados de la autopsia “son falsos” y “nulos”, porque no tienen nada que ver “con la correcta interpretación de la tabla”.