¿El pánico de la página en blanco para el escritor o el de la pantalla fundida a negro por decisión de la audiencia? Para combatir ambos males, por estos mismos días llegan tres series que cruzan el universo de las series con el de la literatura –por llamarla de algún modo– infantil. En el día de ayer, Universal Channel le dio lugar en su grilla a uno de sus fórmulas más probadas con la tercera temporada de The Librarians (domingos a las 19 hs) y por FOX1 tuvo su estreno Emerald City (domingos a las 22.30 hs), nuevo trampolín para El Mago de OZ escrito por L. Frank Baum. Por su parte, Netflix apostará fuerte desde el próximo viernes con Lemony Snicket-Una serie de eventos desafortunados, segundo intento en el terreno audiovisual de explorar el oscurísimo entramado literario de Daniel Handler con su saga acerca de los hermanos Baudelaire. Libreros heroicos; una Dorothy de origen portorriqueño y sin zapatos colorados; tres huérfanos atrapados en el gótico de los suburbios. Las propuestas son disímiles pero en ellas conviven dulces obsolescencias como salvoconducto para la imaginación.
En The Librarians un grupo de trabajadores de la Biblioteca Pública de Nueva York se dedica a proteger “la realidad mágica y secreta que rodea a un mundo que desconoce su existencia”. Nacida de una saga de telefilms protagonizados por Noah Wyle (que además es productor del programa y director de algunos de los episodios inéditos) presenta a una logia conformada por unos atípicos bichos de biblioteca. Indiana Jones del nuevo siglo que recuperan reliquias fantásticas, combaten demonios milenarios o villanos surgidos de las páginas de los libros. En la segunda temporada, sin ir más lejos, derrotaron al Próspero shakespereano que andaba suelto por Nueva York. Dentro de esta brigada también hay lugar para la voz de la razón, Eva Baird (Rebecca Romijn), a quien la propia actriz definió como la más escéptica del colectivo. La brújula de The Librarians en estos diez nuevos episodios sigue señalando un norte que conjuga lo sobrenatural, las aventuras y el público ATP.
Emerald City, por su parte, invita con un regreso a la tierra de Oz desde un nuevo enfoque. Porque entre esta ficción y la iconografía del film original de 1939 existe tanta distancia como la que hay entre ese mágico terruño y Kansas. Según David Schulner, uno de sus productores, el objetivo de Emeral City es profundizar en la obra de Baum. “Nunca fue aprovechada en su conjunto. Sus libros fueron escritos hace un siglo pero hay personajes y eventos que siguen siendo relevantes y excitantes para la época actual”, dijo a la prensa. Ok, está esa chica pueblerina, el tornado, el camino dorado, sus brujas y munchkin, pero bajo otro manto y de gran impacto visual. Se ha dicho que el gran aporte de la saga de Baum fue mezclar las fábulas europeas con el folklore estadounidense. En este caso, más que ruptura se mantiene la tradición de series fantásticas como Supernatural, Grimm y Sleepy Hollow. Como en aquellos, está el choque entre un mundo cercano a éste y otro fantástico.
El hueso de la historia es el mismo, con Dorothy Gale (interpretada por la puertorriqueña Adria Arjona) que desea volver a su lugar de origen. Aunque éste, en realidad, sea uno impensado con hechiceras, guerreros y un mago todopoderoso que tiene bastante que ocultar (un iracundo Vincent D’Onofrio). La estética recargada se impone como uno de los aspectos más salientes y lógicamente, busca deslumbrar. El guión, por su lado, entrega como caramelos sus juegos de parecidos y diferencias. Ni el Hombre de Hojalata es de metal, ni el león cobarde es un felino y el espantapájaros aquí sufre amnesia. El creador de la entrega es Tarsem Singh, quien en el 2012, Espejito, espejito, había hecho para el cine otra relectura del clásico Blancanieves.
Lemony Snicket-Una serie de eventos desafortunados está basada en los trece libros escritos por el esquivo y misterioso personaje que aparece en el título. Saga que lleva vendidos más de 50 millones de ejemplares en todo el mundo y ya contó con una versión cinematográfica en el 2004 protagonizada por Jim Carrey. Estos ocho episodios incluyen, en orden lineal, los primeros cuatro libros del bestseller. “Si están interesados en historias con finales felices, mejor que se vayan a otra parte, esta historia no tiene un final feliz, tampoco un comienzo feliz y pasan muy pocas cosas felices en el medio”, anuncia el propio Snicket (interpretado por Patrick Warburton) al comienzo de la entrega que trata sobre los hermanos Baudelaire.
Ellos son la precoz y perspicaz Violet, el ávido lector Klaus y esa bebé extrovertida llamada Sunny. Los tres quedaron huérfanos tras un voraz y misterioso incendio que extinguió su mansión y a sus padres. Uno de los que marca el tono de ese pathos –por momentos grotesco, en otros refinado, siempre sórdido– es el Conde Olaf (Neil Patrick Harris). El familiar lejano que se quedó con la tutela de los chicos y también desea hacerlo con su herencia. Los hermanos tienen que apelar a su ingenio para frustrar cada uno de sus planes y llegar a la verdad sobre lo que sucedió con sus padres. Vale recalcar el rol clave que cumple Snicket en el relato: interactúa con la puesta en escena, tiene a su cargo un recitado gracioso y devastador, e hila los acontecimientos y giros que tienen cuerda para rato.
No por nada la narrativa y la imaginería de la serie se asimilan con un perverso sistema de relojería en el que cada elemento y cada palabra juegan un rol explícito y simbólico. El director Barry Sonnenfeld logró recrear en cada toma el pulido trabajo del ilustrador Brett Helquist. El cuidado también se nota en el uso de la palabra: inflexiones del lenguaje, diálogos chispeantes y ritmo afín a la screwball que le imprimen a la serie un sentido perspicaz, humorístico y brutal. ¿Un ejemplo? Olaf intenta casarse con Violet, que no tiene más de 14 años. Aquí los métodos adultos atentan irremediablemente contra la sagacidad infantil. Daniel Handler -el verdadero hombre detrás del alias de Lemony Snicket- está entre los productores. Días atrás, a través de su cuenta de Facebook, el escritor detalló en qué va a utilizar los viáticos que recibió durante su visita al set en Canadá. Va a realizar un concurso de poesía. Y esto no es ficción, es la más pura realidad.