Después de la enorme repercusión que tuvo el testimonio de la joven Agustina Gamboa Arias, quien denunció que uno de los curas que levanta las banderas “antiderechos” y milita contra la despenalización y legalización del aborto en Salta, es su padre y que además se negó a reconocerla, el arzobispo de Salta, Mario Cargnello, salió a pedir “perdón a Dios” y “a todos los hermanos por el dolor causado por la noticia, el escándalo” y “el daño que los hechos han provocado”. A la joven no le pidió perdón directamente. Pero anunció que iniciará una investigación canónica.
“Es mi deseo y propósito, restañar las heridas causadas a la Srta. Agustina María Gamboa Arias”, dice Cargnello en un comunicado de prensa. “Estoy abocado al estudio de lo manifestado por la Srta. Gamboa Arias para conocer todos los hechos. Entregaré al Señor Promotor de Justicia de la Arquidiócesis todos los datos que dispongo para que sean analizados a la luz del ordenamiento canónico vigente y actuar consecuentemente”, dice el texto. El arzobispo pidió además “rezar” por todos los afectados por esta situación.
En ningún momento, el purpurado repudió ni cuestionó la conducta del cura Carlos Gamboa, quien no solo violó el voto del celibato sino que además, se negó a reconocer a su hija biológica, según reveló la joven.
Hace cuatro años, Agustina viajó a Salta para buscarlo y lo encontró en una iglesia justo antes de dar misa. Discutieron afuera de la parroquia y esa fue la última vez que lo vio. Con 15 años, la adolescente sintió que necesitaba ese descargo personal como una forma de encarar al fin todos esos años de abandono. Pero la necesidad de expresarse volvió ahora, a sus 18, cuando en medio del debate por el aborto legal lo escuchó defender su postura antiderechos apelando al acompañamiento de las mujeres y de “los chicos que están vivos” para evitar los abortos. La doble moral del cura hizo que esta vez el descargo de Agustina se volviera público, viral. “No me callo más”, denunció la joven.
“La realidad contradice sus palabras, pues sistemáticamente descuidó y desatendió de mí, su hija Agustina María Gamboa Arias, nacida en mayo del 2000”, escribió Agustina en una carta que publicó en Facebook y que en pocas horas fue compartida y comentada por miles de personas.
Para Agustina, cargar con el abandono de su padre siempre fue difícil. Sabía que contar su drama y hacerlo público significaría un alivio. No se imaginaba que el momento llegaría ahora, en medio de la lucha por la interrupción voluntaria del embarazo que generó un debate histórico en la sociedad y en el que está muy involucrada.
“Tuve la necesidad de contar y decirlo como para no ser cómplice. Con mi mamá nos pareció el momento justo, este momento tan importante en la lucha por el aborto”, contó Agustina a PáginaI12. También dijo que le sorprendió lo rápido que se viralizó su historia pero que la cantidad de comentarios positivos y de apoyo que recibió a través de las redes sociales la reconfortó. Sabe que el cura Carlos Gamboa también leyó la carta, pero no obtuvo ninguna respuesta.
La respuesta vino del Arzobispado, a modo de comunicado de prensa.
“Carlos se enteró del embarazo desde un primer momento cuando le contó mi mamá y siempre se opuso porque él ya era cura. Llevó dos años lograr que me diera el apellido y fue todo por orden judicial”, contó a este diario la joven, que creció y pasó prácticamente toda su vida en la Ciudad de Buenos Aires y el año pasado terminó el secundario en una escuela de Villa del Parque.