”Que no nos gane la guerra de nervios”, aconsejaba anoche una de las impulsoras de la legalización del aborto al ingresar a una reunión en el Senado. Otros, como un senador patagónico, aseguraban que el escenario “es como el de la 125”. Lo cierto es que la presión que se vive en la Cámara Alta es la más grande en muchos años. Hoy a las 14 está previsto el inicio de una jornada clave en la que el plenario de las comisiones Salud, Justicia y Asuntos Constitucionales debería firmar dictamen pero cuyo desenlace todavía no estaba claro. Tal como publicó PáginaI12 el lunes, existen actualmente tres posturas: los que apoyan la media sanción tal como vino de Diputados, los que reclaman algunas modificaciones y los que están absolutamente en contra del proyecto. Con las definiciones de los últimos días, el rechazo total acumulaba 35 votos y el respaldo, incluyendo a los que piden cambios, llegaba a 32. La neuquina Lucila Crexell anunció su abstención; la puntana Eugenia Catalfamo está embarazada de ocho meses y no asistiría a la sesión; y restan tres “indecisos”: Omar Perotti (PJ-Santa Fe), José Alperovich (PJ-Tucumán) y Juan Carlos Romero (peronista disidente-Salta). En este contexto, cabe la posibilidad de que termine desempatando la vicepresidenta Gabriela Michetti, una de las más férreas opositoras a la ampliación de derechos para las mujeres.
Mientras terminaban de participar los últimos 20 invitados para exponer sobre la interrupción voluntaria del embarazo, en paralelo se producían reuniones, llamados y se cruzaban decenas de mensajes. El encuentro más importante fue el que convocó el jefe del interbloque Argentina Federal, Miguel Pichetto, junto a senadores de otras bancadas que están a favor de la legalización, integrantes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, diputadas y representantes de organismos de derechos humanos. Allí asistieron los senadores Luis Naidenoff y Pamela Verasay (UCR), Humberto Schiavoni (PRO) y los peronistas Alfredo Luenzo, Pedro Guastavino, Norma Durango, Beatríz Mirkin, Sigrid Kunath. Estuvieron también las diputadas Araceli Ferreyra, Victoria Donda, Mónica Macha, Karina Banfi, Carla Carrizo y las integrantes de la Campaña, y referentes del colectivo feminista como Marta Alanis y Marta Rosemberg, la abogada Nelly Minyersky y Malena Galmarini. También estaba el director ejecutivo del CELS, Gastón Chillier. “Firmaremos un dictamen por el sí, con modificaciones que son razonables y que no alteran el espíritu del proyecto. Las organizaciones lo han aceptado. Esperamos sumar la mayor cantidad de voluntades para que la ley vuelva a Diputados”, explicó Pichetto al salir de ese cónclave. La idea de esa convocatoria fue repasar el escenario, ver cuántos votos había a favor y en contra y evaluar cómo seguir. Ante la imposibilidad de avanzar con la media sanción tal como se aprobó en Diputados, se les consultó a las presentes si estarían dispuestas a acompañar los cambios propuestos centralmente por los senadores cordobeses, Laura Rodríguez Machado y Ernesto Martínez, de Cambiemos, y el peronista Carlos Caserio. Si bien no existe todavía el texto definitivo con esos cambios, centralmente se resumen en los siguientes puntos: cambiar el plazo para la realización de la interrupción del embarazo de la semana 14 a la 12; incorporar la objeción de conciencia institucional (para centros de salud privados); eliminar la sanción penal para los médicos que se nieguen a practicar un aborto; e incorporar una partida presupuestaria para las provincias y que incluya la provisión de drogas para abortos farmacológico por parte del Estado Nacional.
Pichetto destacó la actitud de quienes aceptaron la posibilidad de incorporar estos cambios en contraposición al rechazo absoluto que sostienen los sectores antiabortistas. “Lo peor es que la ley salga rechazada. El escenario es de paridad, pero creo que podemos ganar la votación”, concluyó el rionegrino.
Desde el Frente para la Victoria-PJ insistían ayer en que acompañarán la postura pública que adopte la Campaña por el derecho al aborto. Ninguno de sus nueve integrantes asistió a la reunión convocada por Pichetto.
Antes de llegar al recinto la semana próxima, el proyecto deberá pasar hoy a las 14 por el plenario de comisiones. En un escenario de paridad, en el que no está claro qué postura logrará imponerse, anoche no se descartaba que se produjera una discusión reglamentaria sobre cómo contar las firmas. El problema es complejo. El reglamento del Senado establece en su artículo 105 que para conseguir dictamen de comisión “se requiere la firma de por lo menos más de la mitad de los miembros que reglamentariamente integran cada una de ellas”. Un sector sostiene que debe computarse más de la mitad de los miembros de cada comisión por separado mientras que otros afirman que se trata de más de la mitad de los miembros pero del total de las tres comisiones en conjunto. De primar esta última interpretación, y si los que apoyan el proyecto de Diputados y los que piden cambios unieran fuerzas, conseguirían 26 firmas mientras que el rechazo total llegaría a 24. Dos senadores avisaron que estarán ausentes (Catalfamo y Adolfo Rodríguez Saá). El salteño Juan Carlos Romero no quiso adelantar qué va a hacer. En este contexto, distintos senadores coincidían en que con los cambios incorporados podrían imponer, sino un dictamen de mayoría, al menos un dictamen de minoría que supere en cantidad de firmas al rechazo.
El escenario es levemente adverso, pero todavía hay una luz, verde, al final.