Que la lógica de encuentros en la comunidad LGBTIQ sea distinta a la hetero queda a la vista, aunque hay variantes: los reductos de antaño ahora se reproducen más lujosos que los de aquel entonces, cuando las sexualidades no hegemónicas estaban penalizadas por la ley, y lo que era gratis y clandestino se volvió pago, caro, y por ende atractivo. Pero si hablamos de lugares de encuentros no podemos dejar afuera las teteras, los parques de noche, las calles, y en nuestros tiempos las aplicaciones web. Manhunt, la más concurrida de la comunidad gay, publicitada como “el sitio del mundo para hombres que buscan hombres, sufrió cambios y derivó en un site de garches donde las fotos de perfiles dejaron atrás el rostro para mostrar penes, nalgas abiertas como cajas, y otras partes del cuerpo (pectorales depilados, testículos encadenados, pezones con aretes, lenguas serpenteantes, etc.). Tiene más de 6 millones de usuarios en diferentes países que hacen posible el cruising de las maneras menos ortodoxas. Skype, una aplicación que en principio había surgido con otras intenciones, pasó a tomar la delantera para los queer que están de trampa y restringen la materialidad del cuerpo, no sin morbo y con mucha imaginación, para mantener relaciones sexuales virtuales a través de la webcam. También son populares en la comunidad el uso de otras aplicaciones como Grindr, GayDar.
Just Men es una aplicación de reciente aparición que se promociona para compartir en familia, sin tener que ocultarla, por las restricciones y filtraciones de aprobaciones por el que pasan las fotos del usuario antes de subirlas a la aplicación (obviamente: no se permiten desnudos). Su slogan es: “Encuentra a tu pareja masculina perfecta en cualquier momento y en cualquier lugar del mundo”. Pero no aclara a qué se refiere con “masculina”: si al género que remite a hombres que buscan hombres o al adjetivo calificativo que está en crisis, en tiempos donde se habla de “las nuevas masculinidades”. Navegando por el site vemos que nos invita a encontrar a “nuestra alma gemela”, diciendo que “nunca ha sido tan fácil”. ¿Quién hace el asesoramiento de marketing? Con tanta agua que pasó bajo el río, ¿todavía hay gente que sigue buscando su alma gemela? A pesar de estos tropezones, ya cuenta con más de 15 millones de solteros que se unieron a la comunidad del site (100% gay) para chatear y concertar citas, según su site. Hace un tiempo, en una panadería del centro, César Ciglutti, presidente de la CHA, entre pitos y flautas, me decía: “Nosotras, estamos en deuda con nuestra comunidad. Después de la democracia hubo una explosión de sexo, sobre todo por el destape, pero ahora tendríamos que propiciar el amor y los encuentros de persona a persona”. Cada vez son más los pacientes que recibo en mi consultorio con la dificultad de llegar a un encuentro de persona a persona, sin que el sexo aparezca primero descartando la posibilidad de conocer al otro. Son numerosas las experiencias de hombres que arman un perfil buscando a alguien para armar una relación, aclarando que no buscan sexo exprés; sin embargo a la hora de intercambiar los primeros chat la pregunta es siempre la misma: ¿Cuánto te mide la? ¿Activo o pasivo? ¿Qué te gusta? ¿Con o sin capucha? ¿Tenés lugar? Vayamos ya.
Una buena porción de la comunidad gay sostiene que dos hombres en pareja es un falso y patético simulacro de un modelo heterosexual, al que no pertenecemos y nos diferenciamos por contar con otra lógica. Algunas corrientes de pensamiento disidente postulan que el amor en todas sus variantes es heterosexual, relacionándolo con el sometimiento y la posesión, a diferencia de la búsqueda del placer, que lo asocian con el devenir, el yire, el dejarse llevar, como el corazón de lo gay en sí. Pero admiten las variantes amorosas que pueden tomar las relaciones de amistad con sexo, llegando a lo que postuló Foucault, hace más de dos décadas, cuando promovía las relaciones de fraternidad con la posibilidad de adoptar a una persona de la misma edad, como algo a explorar en la diversidad de relaciones amorosas (e innovadoras) del amor homosexual; donde son frecuentes o más honestas las relaciones abiertas o amigarches.
Entonces, podemos pensar a esta aplicación, de reciente aparición en el mercado y de meteórico crecimiento, no para cualquiera, sino para aquellas personas que saben lo que anhelan. Desde la web la definen como un sistema inteligente para buscar pareja, amor, romance y amistad en unos cuantos clics (¿será que los nuevos clics, los modernos, remiten a un pasado romántico que creíamos olvidado?).
Pero, este interesante y novedoso dispositivo de encuentros no es gratis, por lo menos para los dispositivos iOS. La suscripción ofrece distintos paquetes que van desde los 40 dólares por mes, $ 60 por 3, $ 80 por 6 ó $ 100 durante 1 año.
EL QUE QUIERE CELESTE
Jason en el site de Just Men, posteó: “Eché un vistazo y ésta sería una aplicación increíble, pero los precios son muy altos, cuando otras App de citas gay permiten comunicarte sin pagar. Pagaré por una aplicación si la pruebo primero. Nadie compra un auto sin antes conducirlo”. La respuesta de Just Men fue: “Esta es una App paga, pero como usuario gratuito, puede enviar y recibir guiños, realizar búsquedas de personas, ver perfiles de usuarios, publicar fotos, calificar a otros usuarios y chatear con miembros (solo VIPs) si primero le envían mensajes. Sin ninguna duda, las citas valen mucho más que una entrada de cine”.
La aplicación, que en Facebook tiene 12873 seguidores, es de reciente aparición, está intentando penetrar en el mercado latino y el 90% de sus suscriptores son de Estados Unidos. Apenas la instalé descubrí que también, como cualquier otro site de encuentros, tiene su sección de “fotos privadas”, y que solicitándole el desbloqueo unx puede acceder al álbum. Está la opción de hacer regalos virtuales para que los más tímidos puedan romper el hielo y cargar el perfil gratis, mirar quién visitó tu perfil, pero no se puede conversar con nadie (si no se paga) excepto si algún cliente vip escribió primero.
En el perfil figuran las opciones: licenciado, máster, doctorado, que nos está hablando de un segmento de la población a la que apunta la App, y también el tilde en el tipo de etnia que se busca (¡!) blanco, negro, hispano, nativo. Otro ítem que me llamó la atención fue: ¿Tiene hijo? ¿Desearía tener? Sí. No. Algún día.
Recibí muchos guiños apenas me di de alta. Pude hablar con pocos, la mayoría extranjeros que están viviendo en Buenos Aires, Palermo o Recoleta. Después recibí una notificación: “Pendejo de mierda 32 ha visto tu perfil”; con ese Nick parece que su perfil no tiene nada que ver con Just Men. El promedio de los perfiles que vi son de Buenos Aires, y van de los 20 a los 35 años. John pareció interesarse seriamente en mí, pero cuando le revelé mis intenciones periodísticas dejó de contestar.
Reico, de 30, es de Venezuela y, dice buscar una relación seria y ser muy reservado. Le gusta caminar, la cocina, la meditación y hablar en inglés.
Ariel Marino me cuenta que tiene Grindr, Tinder y que antes usaba Happn; pero la desinstaló por una cuestión de espacio. “Principalmente para conocer gente y encuentros sexuales. Si da para algo más, mejor”. Dice que encontró lo que buscaba. “A mi ex novio lo conocí en Grindr (salieron un año y medio), y antes y después de él, tuve mucho sexo gracias a ésta aplicación”.
De Just Men le llamó la atención que fuera una opción diferente: “Parece un sitio copado, visualmente interesante. En este momento me gustaría encontrar novio... Me cansé del sexo exprés...”. Cuando sobre pagar por una aplicación para conseguir novio, dice: “En las otras no pago. Mira, si la oferta de flacos es interesante y el costo no es tan alto, creo que sí”.
“Yo tenía Grindr, me dice Mariano, pero lo desinstalé. Buscaba algo estable, pero ahí era todo para sexo. Con hablar se notaba la intención, por lo que buscaban; ya cuando te piden fotos de partes íntimas... Ahí te das cuenta que de serio no tienen nada. Todavía no tengo Juste Men, pero quizás me la baje. A mí,
pagar para conocer gente en una App, me la baja.”