Para el psicoanalista Jorge Alemán ya no existe el discurso del Amo, sino que fue desplazado por el neoliberalismo. El intelectual argentino, cuyas ideas son seguidas con atención por miles de personas, también en las páginas de este diario, desarrolla esta semana una serie de actividades en Rosario. El martes recibió el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Rosario. Hoy continúa con presentaciones en la Facultad de Psicología donde hablará sobre Psicoanálisis y Política, y mañana hará un taller sobre textos propios.
--Algunas preguntas desde la perspectiva del psicoanálisis, dado que usted tiene una producción psicoanalítica pero también política: ¿cuál es la incidencia, cómo ve la reciprocidad --si se puede hablar de reciprocidad-- entre psicoanálisis y política?
--De reciprocidad no porque son piezas que no encajan, mi producción está absolutamente determinada por el psicoanálisis, es una intervención desde el psicoanálisis sobre lo político. Lo que tienen en común, en todo caso, estas piezas que no encajan, es que tanto en el psicoanálisis como en lo político se hace la experiencia de aquello que no se puede transformar a través del saber, es decir tanto en el psicoanálisis como en la política uno se encuentra con inercias que están muy solidificadas y que exigen un trabajo de elaboración muy importante, es decir son encuentros con lo imposible.
--En ese sentido por ejemplo, plantea que hay un resto imposible de satisfacer. Laclau sostiene que la demanda no se puede satisfacer, y que de ahí emerge el concepto de pueblo, ¿es así como lo piensa, como una emergencia la categoría pueblo a partir de la insatisfacción?
--Esa es la teoría de Laclau, que es que siempre hay una cadena diferencial de demandas, pero él mismo se encarga de mostrar que las demandas que ingresan a esa cadena de demandas permanecen insatisfechas, que en todo caso son parcialmente satisfechas por una demanda particular que tiene la función, es lo que Laclau llama el significante vacío, de representar a todas las demás.
--Cuál sería la diferencia suya con el pensamiento de Laclau?
--Yo pienso que el punto de partida de la demanda es muy problemático porque la demanda pasa por el lugar del Otro y además se da muchas veces el caso de que una demanda puede gozar de ser insatisfecha, así que no necesariamente a veces una demanda articula una voluntad popular. Y por otro lado, el problema es que si esa demanda se siente satisfecha el que la satisface ya no se siente formando parte del pueblo sino que cree que fue él mismo el que generó las condiciones de esa satisfacción.
-–Bueno, una pregunta sobre cómo recibe este nombramiento de Doctor Honoris Causa.
--Es una emoción enorme, porque realmente he trabajado en estos años, no para buscar eso, sino para insistir con aquello que consideraba yo que me reclamaba, que yo consideraba que era muy importante para mí: hacer intervenir el psicoanálisis en los asuntos políticos, problemáticos y polémicos de la actualidad.
--¡Miller tiene una posición desde el psicoanálisis interviniendo sobre la política!
--Sí, es una posición la de Miller respecto de la que yo tengo enorme reconocimiento en cuanto a la elaboración de Lacan, en cuanto a la propuesta de las Escuelas, la dilucidación de una clínica, pero también hay ciertas caracterizaciones de lo político que son polémicas para mí y que nos han introducido en un debate, en una polémica ardua.
--Me interesaría preguntarle también por la relación del Discurso del Analista con respecto al Discurso Capitalista, como los plantea Lacan. ¿Ese Discurso Capitalista le parece que puede tener alguna clase de freno, de contención?
--Primero hay que señalar algo muy importante en relación a su pregunta, el psicoanálisis ya no es el reverso del discurso del Amo, porque no hay discurso del Amo, el discurso capitalista lo ha destruido. Vivimos en un período histórico en donde el Discurso del Amo no existe más, por lo tanto decir que el psicoanálisis es el reverso del discurso del Amo es una falacia. Actualmente el discurso capitalista de Lacan, de 1972, ha sido una anticipación del neoliberalismo actual. Y es verdad que al presentarse como un contradiscurso el capitalismo, como un discurso que no tiene cortes, un discurso que no tiene ningún lugar donde establecer una fisura se vuelve muy problemático encontrar un resquicio donde lo político pueda operar.
*A cargo de la edición de Psicología en Rosario12.