La mesa chica de la CGT se reunió ayer con la mayoría de los integrantes de la Corriente Federal de Trabajadores (CFT). Juntos realizaron un largo diagnóstico de la realidad social y las consecuencias del plan económico oficial. Coincidieron en varios puntos, incluso en la necesidad de garantizar la unidad del movimiento obrero, pero las diferencias surgieron cuando hubo que hablar de la metodología que se debe implementar para confrontar con el gobierno de Cambiemos y, sobre todo, la necesidad de renovar la conducción de la central obrera. Temas que serán materia de debate en el plenario de secretarios generales que ahora se planifica para el 29 de agosto próximo.
La reunión se realizó en el sindicato de Empleados de Farmacia y formó parte de la serie de encuentros que el triunvirato debe realizar según el mandato que les diera el Consejo Directivo durante la última reunión en la que se acordó suspender el tan mentado congreso y realizar un plenario de secretarios generales. Hasta la sede del gremio que conduce Víctor Carricarte, llegaron los triunviros Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña que llegaron acompañados de Andrés Rodríguez (UPCN), Armando Cavalieri (comercio), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias) y Omar Maturano (La Fraternidad). Héctor Daer no participó y si bien no trascendieron los motivos algunos recordaron cierto malestar entre el titular del gremio de Sanidad y miembros de la CFT. Este sector estuvo representado por la mayoría de sus miembros pero se notó la ausencia del bancario Sergio Palazzo que no envió un representante del gremio que conduce.
Durante la reunión los integrantes de la mesa chica de la CGT plantearon la existencia de un escenario político y social complejo que le exige a la central obrera unificar criterio frente a la pelea que consideran que se avecina. Los referentes de la Corriente coincidieron con esa lectura pero recordaron que si bien es preciso priorizar la unidad del movimiento obrero también señalaron que urge elaborar un plan de lucha. La Corriente Federal sostiene la CGT tiene la obligación de conducir la protesta social y para eso debe generar un programa que incluya un plan de lucha. Eso lo dijeron como también le remarcaron que si el deseo de unidad que verbalizan es genuino entonces deberían iniciar el proceso para renovar la conducción de la CGT. Incluso los dirigentes de la Corriente plantearon la necesidad de emitir comunicados de solidaridad tanto para Hugo Moyano y Roberto Baradel de Suteba. No hubo una respuesta concreta pero fue una señal de las diferencias que subsisten y conspiran con la declamada unidad.
De todas formas la cordialidad del encuentro nunca se perdió a pesar de los planteos duros. Aseguran que todos se retiraran convencidos de que fue una buena reunión.
En 2016, cuando se realizó el congreso donde se eligió al triunvirato como única garantía de unidad, la Corriente decidió no sumarse a esa conducción y ahora forma parte, junto a la UOM, el Smata, Camioneros y una serie de sindicatos, de un espacio gremial que quiere competir por el sillón del secretario general de la CGT y darle otro perfil a la central sindical que confronte el modelo que implementa la Casa Rosada.