“Veo un enorme entusiasmo y movilización para el 8 de agosto, veo muchas más ganas y movilización que cuando fue la media sanción de Diputados, si fuimos un millón vamos a ser dos millones, tengo la seguridad de que se va a aprobar, no quiero decir que será ley porque a lo mejor vuelve a Diputados”, dijo el miércoles a la tarde Silvia Augsburger, integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto en Rosario, donde la demanda de colectivos desborda ampliamente la cantidad de unidades existente en la ciudad, y por eso se encuentran sin posibilidades de alquilar más. En tren, en auto o en ómnibus, cada asistente del 13 de junio está invitando a alguien, para duplicar el número, así que la llegada a la Ciudad de Buenos Aires será masiva. La ley tendrá el calor de las mayorías que están dispuestas a disputarla cuerpo a cuerpo y no piensan dejar que un derecho sea arrasado por algún voto no positivo.
“Están viniendo de todo el país, colectivos de Santiago del Estero, de Salta, que levanta gente de Tucumán, Jujuy, vienen compañeras de Mendoza, de Corrientes, de Misiones, vienen varios micros de Córdoba”, expresó María Alicia Gutiérrez, integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Si bien no es la encargada de relevar esa movilización federal, sí sabe que en cada ciudad, en cada provincia, hay mujeres organizándose para llegar al Congreso, ya sea alrededor de la Campaña como de otros grupos políticos, sociales, gremiales y de todo tipo. Otro dato de la expectativa que genera el 8A es la llegada de comitivas de toda América Latina: desde Chile, Uruguay, Brasil, Perú y México habrá visitantes que confluirán en actividades para definir una estrategia regional. Mientras tanto, el miércoles se harán pañuelazos internacionales en la puerta de las embajadas argentinas de Madrid, Barcelona, Vigo, Bilbao, Santiago de Compostela, en algunas ciudades de Italia, en París, en Berlín, Amsterdam, Suecia, Irlanda. En Canadá, el pañuelo verde se desplegará en Toronto y en Montreal, pero también habrá mujeres levantándolos en México, en Perú, en las ciudades brasileñas de Porto Alegre, Belo Horizonte, San Pablo, en Chile.
Los sectores antiderechos jugaron fuertemente a que no hubiera dictamen el miércoles (tampoco uno propio para rechazar el proyecto de ley), se los vio muy molestos por las 26 firmas que tuvo la iniciativa, con las modificaciones consensuadas. Fueron 9 de la comisión de Asuntos Constitucionales, 9 en la Comisión de Salud y otros 8 en Asuntos Penales. Los cambios están referidas a la cantidad de semanas para la legalización por plazos (la reducen de 14 a 12), la inclusión de la objeción de conciencia institucional para las instituciones privadas con ideario religioso (no para las públicas), la eliminación del artículo que penalizaba a los médicos por obstaculizar la práctica y la inclusión de un artículo que explicite la obligación del estado nacional de proveer los recursos para implementar la ley. Una de las senadoras que se puso al hombro la posibilidad de obtener la ley fue la santafesina del Frente para la Victoria María de los Angeles Sacnun, integrante de la Comisión de Justicia y Asuntos Penales. El miércoles cruzó a uno de los cruzados contra la ley, el presidente del bloque del PRO, Federico Pinedo. “Refuté cuestiones de fondo que pretendió introducir sobre tratados constitucionales y la Constitución nacional, al tiempo que hice hincapié en el acceso a la derecho a la salud desde la perspectiva de los derechos humanos”, relató luego Sacnun.
Para la legisladora, el gran malestar de los sectores antiderechos fue que lxs impulsores de la ley hayan logrado acordar un dictamen “de construcción de mayoría, que genera que muchos senadores que iban a rechazar totalmente el proyecto, ahora lo puedan votar. Por eso tanta insistencia con la interpretación reglamentaria sobre los votos necesarios, para parar la construcción de mayoría que se hizo tejiendo todas estas voluntades. Nosotras desde el Frente para la Victoria, desde el mismo día que salió la sanción planteamos que la íbamos a acompañar tal como había llegado de Diputados, pero luego, consultando y consensuando con la campaña tomamos la decisión de hacer las modificaciones”. De este modo, con los cambios solicitados –e impulsados inicialmente desde Córdoba por los Cambiemistas Ernesto Martínez y Laura Rodríguez Machado y el justicialista Carlos Caserio–aspiran a conquistar los votos que restan para obtener la sanción de una ley que volvería a la Cámara de origen.
Si el dictamen no se da por válido, empezará otra discusión: si hace falta o no el voto de las dos terceras partes del recinto para tratar el texto de la media sanción de Diputados, ya que –como tiene preferencia–la opinión de quienes quieren la ley es que alcanza con mayoría simple. Y entonces, la multitudinaria vigilia volverá a ser la garantía durante toda la noche. No será –como se especulaba–una sesión corta. Aunque sólo sean 72 senadores, la posibilidad de analizar artículo por artículo el texto llegado de Diputados augura una madrugada a puro agite en la calle, donde la Campaña dispondrá de un escenario central –en el que se expresarán activistas de todo el país–y otros dos o tres escenarios para poder canalizar la enorme demanda de artistas que quieren decir presente en la histórica jornada.
“Consideramos que llegamos de manera auspiciosa. En principio porque no hubo dictamen de los antiderechos, que es algo llamativo. El hecho de que tengamos este dictamen con 26 firmas nos lleva al 8 en bastantes buenas condiciones. Sigue habiendo chances de que haya ley, eso me parece que es lo más importante”, consideró Gutiérrez, quien apostó a que “uno de los mejores escenarios es que pueda salir ese dictamen hacia Diputados, porque la instancia es más simple. O se acepta ése con modificaciones, o se aprueba el original que salió de Diputados (aunque para esto hace falta una mayoría especial). En cualquiera de esas condiciones tendríamos una ley, después habría que discutir qué ley, qué cosas entran como modificaciones. Lo mejor es que no haya habido un dictamen de rechazo con mayoría. Eso es un logro para nosotras, porque quiere decir que la chance de que haya ley sigue en pie”. El optimismo no deja lugar a la pereza: “Sigue igual un arduo trabajo porque faltan firmas, pero aparentemente estaríamos muy cerquita de aprobar este dictamen con modificaciones”. Y lo más arduo es que quedan ocho días para sumar votos.
Las modificaciones al proyecto “son totalmente razonables, ya que hacen a un mayor consenso pero que de ningún modo afectan el espíritu que es la legalización del aborto en la Argentina”, expresó Augsburger.
Más allá del poroteo –tarea imprescindible y ciclópea– la gente que tomó la zona del Congreso para decir que quiere la ley fue un factor fundamental el 13 de junio, y volverá a serlo. Una movilización de dos millones de personas puede obligar a quienes integran la Cámara alta a considerar los costos políticos. Y no sólo a ellos. Gutiérrez adelanta una opinión a título personal –y subraya más de una vez que no es una posición de la Campaña–. “Creo que se ha desatado de alguna manera la campaña electoral con este tema. Se están jugando los posibles costos políticos a pagar o a redituar, por eso sigo pensando que la calle es clave, sin desmerecer en lo más mínimo el trabajo que están llevando adelante la comisión de cabildeo (que es la encargada de incidir adentro del Parlamento)”, apuntó.
En los días por venir, se profundizarán las presiones de la jerarquía eclesiástica y los sectores antiderechos. “Habrá más presiones, es cierto, pero son eso, presiones. No reflejan el sentir de la inmensa mayoría de la sociedad que quiere un cambio en una legislación de más de 100 años, y también quiere superar los obstáculos que hasta hoy han impuesto los mismos que rechazan la educación sexual integral como la garantía de los anticonceptivos”, consideró Augsburger. La calle volverá a hablar: será verde, como lo muestran los pañuelos que se multiplican en todo el país, esos pañuelos que se convirtieron en una insignia de la autonomía, en una forma de decir: nosotras decidimos. Será ley: si no es el 8, será el 28 de agosto, cuando Diputados podría tratar el proyecto con modificaciones. Será la ley más debatida dentro de los palacios y más impulsada desde las calles. Será la ley que se le arrancó al poder.