En el subte las mujeres latían el apuro para que sea ley. Bajaron las escaleras, abrigadas y abrazadas a la estación Constitución de la línea C, que el martes 31 de julio cambió de nombre y por la acción Operación Araña, se llamó Sin Aborto Legal no hay Autonomía. Antes de la llegada del tren al que subirían todas las que se reunieron para recorrer el trazado que va hasta Retiro, la escritora Raquel Robles leyó el documento que produjo NiUnaMenos. En los tres vagones que ocupaban las cientos de mujeres que arribaron desde el conurbano y distintas zonas de capital, se tejía una libertad creativa que se impuso a fuerza de cantos, música e información. Un ovillo de lana verde pasaba de mano en mano y tramaba la urdimbre de lo que sucede en las calles. Los vagones se vistieron de verde y las cintas colgaban de las agarraderas, del techo y de los asientos. Con esta acción bajo la tierra, el latir de cada una crecía con la fuerza de todas. Fue una intervención feminista que conmovió y movió, otra vez, los cimientos del patriarcado. La tela araña cruzaba y se entrelazaba entre todas. Se expandía. “Somos latinoamericanas -gritó una mujer chilena- y lo personal en esta lucha es colectivo, que no se nos olvide nunca”. Con aplausos y más cánticos el tren avanzaba con el acompañamiento de las metrodelegadas, conductoras y guardas del subte. Había docentes, músicas autoconvocadas, mujeres de sindicatos y pibas, entre tantas más. Karen Pastrana regaló su voz, su instrumento más preciado, para que sus compañeras bailaran mientras ella rapeaba. Cuando terminó de cantar, dijo: “Estamos caminando todas juntas y eso hace que las piernas tiemblen porque es otra la fuerza, es distinta y es así como tenemos que caminar. Tenemos que seguir repensándonos porque el machismo nos atraviesa, atraviesa nuestras vidas, pero esta lucha que viene desde hace muchos años sigue evolucionando”. Cielo Moreno, de SuperPoderosas Crew, hermosa con sus trenzas en rodete, desplegaba movimientos imposibles. Después de uno de sus bailes en el andén, contó: “No se cómo explicarlo, conexión, encuentro, hermandad, ver tantas mujeres juntas, luchando entre todas, nunca me sentí tan acompañada. Si me pongo a pensar para atrás, en mi adolescencia estuve muy sola. Compartir cosas que antes nos guardábamos pero ahora sabemos que hay un montón que pasaron por las mismas situaciones. Es muy flashero como se van cayendo tantas construcciones que teníamos en la cabeza, por fin. ¡Y no estamos solas!”
Virginia Giannoni de NiUnaMenos trajo a colación la palabra autonomía que era el derecho sobre el cual la línea C imprimía su temática: “La autonomía tiene que ver con la condición de ciudadanas, las mujeres necesitamos acceder a nuestros derechos por una cuestión de ciudadanía. Queremos ser dueñas de nuestras cuerpas y de nuestras decisiones para después repensarlo todo. El aborto es la base para seguir pensando, para acceder a esa ciudadanía real, a partir de la cual seguiremos pensando. Y no hay techo.”
Iara es trabajadora del subte y dice que desde el 13J no puede contener la emoción: “Estoy orgullosa de ser trabajadora del subte, de formar parte de la Secretaría de Género y de que hayamos convocado a esta acción, que es histórica. La línea C reúne a muchos trabajadores y hay mucha gente que no tiene información. Hay mucho macho laburante que lleva la plata a la casa y la mujer tiene que estar ahí con los hijos. Entonces ver que la mujer está decidiendo por su cuerpo la transforma en una asesina, ‘si yo te embaracé ya está, listo, ahora hacete cargo vos, yo voy a trabajar, vos no, las cosas te las comprás porque yo te doy la plata, no porque tengas autonomía. Hoy en esta línea, que es una de las más concurridas por este tipo de macho, se habla de autonomía.”
Noelia es metrodelegada, y también cuenta sobre las mujeres que viajan a diario en el subte C. “Muchas mujeres humildes que cuando vuelven de laburar tienen que lavar, planchar, cocinar y atender a los pibes. Y son las que más sufren. El aborto legal es una deuda con todas las mujeres. Yo vengo de Ciudad Oculta donde el aborto lo ves ahí, a la vuelta de tu casa, donde Doña Rosa te ponía la sonda, y he visto morir a muchas chicas. Se llenan de guita con los abortos clandestinos y la que tiene laburo se lo puede pagar. Pero también pasa que se rompen los forros o te olvidaste de tomar la pastilla y por ahí no es el momento de ser madre porque no tenés laburo, como pasa en la villa que el chabón no se hace cargo y vos la tenés que pucherear sola. Por eso es una deuda”, repite. La Secretaría de Género del subte existe hace rato recuerda Noelia, y nombra a Karina, una referente que luchó mucho por el derecho a opinar de las compañeras, “porque siempre los jefes son hombres, los supervisores son hombres y ellos deciden. Que hoy tengamos conductoras y guardas, y que cada vez seamos más mujeres que estamos arriba del tren y tenemos el mismo laburo que los hombres y el derecho al ascenso, es en parte por ella”.
Gladys vino de Avellaneda y forma parte del Frente Popular Darío Santillán. Está con compañeras del espacio de Género y Diversidad y se reconoce ansiosa en esta jornada de intervención en el subte, a una semana de la votación en el Senado. “Que sea colectivo, que hagamos estas intervenciones culturales, es fuerte. En los barrios la violencia y el machismo es constante y las mujeres están oprimidas ya de por sí. El hombre se impone porque la compañera no tiene laburo, y eso genera violencia”.
Mientras caminan por el andén para hacer combinación con la línea A y llegar a la estación Perú para el pañuelazo final en Plaza de Mayo, Eugenia, Estefanía y Florencia, que integran la Corriente Popular Juana Azurduy y son docentes en la villa 21-24 y en el barrio de Boedo, suspenden el canto de ‘Macho, macho, macho, ponete el forro, sacate el pañuelo’, y dicen: “Estamos entusiasmadas y a la expectativa, sabemos que hay que ponerle fuerza al último martes verde, donde venimos sosteniendo presencia desde principios de abril”. Estefanía agrega: “Los estudiantes secundarios vienen sosteniendo esta lucha. La presión en las calles demuestra que somos muchas las que estamos luchando por este derecho. Somos muchas y estamos unidas”. Florencia suma: “Tejemos redes y es maravilloso, nos vemos atravesadas y hermanadas por esta lucha, nunca pensé que iba a vivir algo así. Requiere estar, poner el cuerpo, son semanas caóticas, pero tomamos la posta y el feminismo se ve en las calles. Y vamos a seguir saliendo, vamos a seguir exigiendo más derechos, por nuestra autonomía y por tantas cosas que históricamente nos fueron negadas. La marea verde es esto, a por todo”.