Decenas de miles de personas se manifestaron ayer en Tel Aviv en contra de la ley que declara el carácter judío del país. Drusos, judíos,y otras comunidades rechazaron la norma aprobada hace dos semanas en el Parlamento que establece, con rango constitucional, el carácter judío del país, reafirma el estatus de Jerusalén como capital y afirma que únicamente los judíos tienen derecho a ejercer la autodeterminación nacional en el Estado de Israel. Además declara al hebreo como única lengua oficial.
La ley también establece que debe impulsarse la construcción de comunidades judías en Israel.
Alrededor de 50,000 personas, agitando banderas israelíes y drusas, reclamaron por la igualdad de derechos y en contra de la discriminación racial anoche en la plaza Rabin en Tel Aviv. Los líderes de la comunidad drusa estuvieron entre los principales organizadores de la manifestación. Los miembros de ésta comunidad sirven en el ejército israelí y han expresado particular indignación por las disposiciones de la ley, diciendo que los convierte en ciudadanos de segunda clase. “A pesar de nuestra lealtad ilimitada al estado de Israel, él no nos considera iguales”, dijo el líder espiritual druso israelí Sheikh Muafak Tarif en su discurso, citado en The Times of Israel. Mas del 80 por ciento de los hombres y mujeres drusos sirven al ejército, un porcentaje mucho mayor del que cumplen los israelíes judíos. Al sentirse vulnerados como comunidad con la nueva legislación, en los últimos días tres oficiales de ésta minoría árabe, renunciaron a sus cargos en el Ejército en forma protesta.
Tamir Pardo, ex jefe del servicio secreto exterior Mossad, consideró que la aprobación de la legislación representa una “injusticia” para el 20 por ciento de árabes en Israel, frente al 75 por ciento de judíos.
“Lo que se ha hecho es una injusticia para el 20 por ciento de la población de Israel y, ante todo, para los drusos que han servido fielmente al estado desde el día de su establecimiento. Esto no se trata de derecha o izquierda. Este no es un problema de a qué partido votas. Es una cuestión de valores”, arengó Pardo en el acto.
Días después de la aprobación de la mencionada ley, cientos de artistas y escritores le mandaron una carta al primer ministro, Benjamin Netanyahu, denunciando el carácter racial y religioso del nuevo estatuto y le exigieron la derogación de la misma.
Entre las banderas israelíes y drusas había numerosas pancartas con las inscripciones “Todos somos hermanos. Todos somos iguales” o “Justicia para todos” en hebreo, inglés o árabe. “Protestamos para que todos tengamos los mismos derechos. El problema es la intención de la ley de dividir a la sociedad en grupos”, señaló por su parte, Chalifa Chalifa, un druso de 32 años.
El alcalde de Tel Aviv, Ron Huldai, también estuvo en la manifestación para expresar su descontento. En su discurso ante la multitud sostuvo que la legislación era una “mancha fea” sobre la democracia de Israel y pidió que la ley sea cancelada o cambiada. “La ley estatal nacional en su versión actual no reconoce a todos los ciudadanos de Israel como iguales. En nombre del amor a la nación, estoy ante ustedes hoy que nos piden que abolamos o modifiquemos la ley básica que deja al ‘otro’ en las afueras, y eliminemos esta fea mancha del rostro de nuestro estado de Israel “, expresó Huldai.
El ex jefe de personal de las Fuerzas de Defensa Israelí, Gabi Ashkenazi, sostuvo su apoyo a la manifestación y en especial a la comunidad drusa. “Estoy aquí para decirles que estoy con ellos, los conozco desde hace décadas, hemos luchado uno junto al otro y hemos muerto juntos”, afirmó.
Ashkenazi enfatizó que los judíos israelíes y drusos viven juntos en armonía, y agregó que esperaba encontrar rápidamente una solución.
Entre los participantes y oradores en la manifestación del sábado incluyeron a Sheikh Tarif, líder espiritual druso y al alcalde de Tel Aviv, Ron Huldai. La ley del estado-nación ha sido duramente criticada nacional como internacionalmente por ser discriminatoria hacia las minorías no judías de Israel, y también por rebajar el estatus de la lengua árabe para que ya no sea un idioma oficial en Israel.