“Soy blanco y de ojos claros, pero pude recorrer el mundo gracias a un pibe nacido en una villa que se llama Diego Maradona. Por eso mi sueño es crear una Liga Profesional de Fútbol Popular en esos barrios para que la AFA los reconozca y para que parte de los beneficios por la venta de tantos cracks surgidos allí vuelva al lugar de origen”. Fernando Signorini es profesor de Educación Física y ex entrenador de la selección nacional de fútbol, y estuvo en Porto Alegre participando del Segundo Foro Latinoamericano de La Poderosa. Ahí se reunió con Fidel Ruiz y Yamila Aquino, dos de los responsables del fútbol popular mixto que se impulsa en las villas “para terminar con el machismo, para integrar a los pibes y pibas, para que el fútbol sea vehículo para la educación, la integración y la solidaridad”.
En la charla con PáginaI12, Ruiz y Signorini hablaron de “un sueño” que están alimentado y que es la creación de una Liga Villera con equipos de todos los barrios, primero de Capital Federal y conurbano, y más tarde a nivel nacional, para que “la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) los reconozca y les otorgue el derecho de organizar un campeonato que permita reunir una selección de los mejores jugadores, para armar un equipo que pueda participar en los torneos oficiales”, con un primer paso en la Primera D. “Esos clubes deberán tener los derechos federativos y económicos de los jugadores que eventualmente sean comprados por los equipos grandes (del país o del exterior), para que algo de las ganancias que generan esos cracks vuelvan a la villa, como nunca ocurrió antes con Maradona, Riquelme o Carlitos Tévez, nacidos en barrios pobres”.
“Estamos avanzando a pasos cortos, no porque no tengamos ganas, sino porque un proyecto que salga de la villa, tiene que ser algo bueno para el pueblo”, dice Ruiz. “Tenemos que trabajar mucho, dar todas las discusiones necesarias, porque lo que queremos es que los pibes de la villa salgan adelante en el deporte, pero a través de la contención, de la educación, para que todos tengan un futuro mejor, para que no caigan en la droga, una vida mejor para los que lleguen a triunfar y también para los que sigan jugando en los barrios”.
“La liga está pensada para hacer historia, para que se vea que desde las villas se pueden hacer trabajos serios de verdad”. La idea, dice Ruiz, es empezar por el área metropolitana “porque en la capital y en el conurbano tenemos muchas villas, para luego ir creciendo hacia las provincias”. Para Signorini “la idea parte desde la historia de tantos grandes jugadores que salieron de las villas, que triunfaron en el fútbol, que generaron mucho dinero que le sirvió a los grandes clubes, a los dirigentes, a la AFA, pero nunca a las villas, a los barrios pobres de donde salieron esos grandes jugadores”.
Precisó que “Fiorito nunca recibió nada de todo lo que produjo Diego Maradona, ni Pacheco de todo lo que generó Román Riquelme, o Fuerte Apache de todo lo que hizo Carlitos Tévez. Lo que queremos es que los clubes de fútbol de las villas, que participen en la Liga, puedan tener los derechos federativos de todos los jugares que lleguen a los grandes clubes, para que ese dinero se utilizado para vivienda, para la urbanización, para la educación de todos los habitantes de las villas”. Remarcó que sólo mencionó “tres casos, de los centenares de jugadores que surgieron de las villas”, de manera que lo que se busca es que “los clubes de barrio tenga derecho a recibir una parte de los beneficios federativos y económicos que supone la formación de jugares que lleguen a las grandes ligas”.
“No hay nada que les niegue a los clubes de barrio a tener participación en esos derechos federativos y económicos, de manera que es hora que esos clubes digan basta y que tengan una participación en las ganancias que genera el fútbol, además de lograr los instrumentos necesarios para que todos los que jueguen en los clubes de barrio tengan acceso a la formación, a la educación y que puedan aspirar a una vida mejor a partir del deporte, aunque nunca lleguen a jugar en primera”.
“Si nosotros logramos armar una liga de clubes de barrio podemos aspirar a tener los recursos para formar a los chicos, para darles un futuro mejor, porque en la Argentina hay más de cuatro mil villas y es necesario empezar a fomentar el deporte con organización, con visión de futuro”, señaló Signorini. “Lo que se busca es armar campeonatos entre equipos de las villas y luego elegir a los mejores, una especie de selección, para que la AFA permita que participen en los campeonatos oficiales, empezando por las divisiones iniciales (Primera D) y de esa manera ir teniendo en sus manos el futuro de esos chicos”.
Tanto Fidel como Signorini acuerdan en que “el fútbol tiene que ser un motor de la unidad y de la integración, porque en las villas viven personas que llegan de todos los países de América Latina, que son estigmatizados, marginados, y que necesitan medios para ir mejorando su situación y el fútbol puede servir, pero para eso se necesita que los dirigentes de la AFA nos den la posibilidad de acceder a los torneos oficiales”. Signorini, que viene de la alta competencia, afirmó que trabajar en la villa significa para él “un agradecimiento a Diego, a todos los que con su talento me permitieron llegar a tantos lugares del mundo a los que no hubiera podido llegar por mí mismo. De la mano de chicos que siempre han sido postergados, estigmatizados y convertidos también en instrumentos, porque cuando llegan a esos lugares no hay presidente que no los lleve a la Casa Rosada para usarlos políticamente o no hay Papa que no los lleve al Vaticano, por eso tengo la necesidad de acompañarlos en su lugar de origen, en su lugar en el mundo”. Cuestionó el hecho de que “por un chico que llega a la cima del fútbol, hay centenares que se quedan en el camino y por eso es necesario que el fútbol, el deporte, sirva como elemento de integración, de formación, para que esos chicos tengan futuro más allá del fútbol”.
Como cierre, Signorini subrayó que esa labor es muy importante en el actual momento político “cuando la gobernadora de la provincia de Buenos Aires (María Eugenia Vidal) afirma públicamente que para qué iban a construir universidades si los pobres nunca pueden llegar a esos niveles de educación. Yo le respondo que se supone que para eso la eligieron, para que cambie una realidad, sino para que la queremos, para que mantenga y profundice los niveles de desigualdad que hay en el país”. La idea es que los chicos empiecen a jugar desde los ocho años, que reciban educación y si salen buenos jugadores de fútbol “que los presidentes de Boca o de River sepan que por ellos les tienen que respetar los derechos federativos y económicos para que una parte de los beneficios vuelva al barrio”.
Las pibas y los pibes
Ruiz señaló por otra parte que se está impulsando también el fútbol femenino y los torneos mixtos. “Es difícil todavía la integración, en una cancha de fútbol, de equipos mixtos, formados por mujeres y hombres en igualdad de condiciones. La lucha de las mujeres, del feminismo, es algo que lo venimos hablando siempre en los campeonatos de fútbol popular, que para nosotros son herramientas de transformación, de integración, de educación popular para luchar contra el machismo que todos nosotros tenemos desde la cuna”. Sostiene que el trabajo que vienen realizando “nos ha permitido ir reuniendo a pibes y pibas en una misma cancha, nos cuesta mucho lograrlo, pero cuando sucede es algo hermoso, como lo fue el campeonato que se organizó en Porto Alegre, con pibas y pibes de todo el continente compartiendo el momento, sin importar el resultado del partido”.
“El fútbol popular en la villa también es Yamila, la que habló en Brasil sobre la belleza del fútbol, y esa integración, ese avance que vamos consiguiendo es tan hermoso que se te pone la piel de gallina”. Recuerda que cuando empezaron con la idea del fútbol popular como proyecto de integración entre hombres y mujeres, “muchos nos decían que no íbamos a llegar a nada”. En Brasil, Yamila Aquino afirmó que cuando las pibas “nos podemos integrar al fútbol popular junto con los pibes, eso no significa una revancha, no es una reacción de odio hacia los pibes que nos discriminaban”. En ese sentido, Yamila recordó que cuando las chicas entrenan, todos los miércoles, en Villa Fátima, lo primero que hacen es invitar a los pibes a que participen junto con ellas. “Nosotras –dijo Yamila– no nos enojamos cuando los pibes nos echan de la cancha, porque entendemos que se han criado de esa forma y les cuesta incorporarnos”. Fidel recalcó que “cuando se logra esa integración, ese vínculo, nosotros sentimos que hemos avanzado algo muy fuerte a través del fútbol”.
En Porto Alegre organizaron la Copa Resistidores de América, de la que participaron doce equipos “mixtos” de otros tantos países, integrados por hombres y mujeres, por mujeres y hombres, en plano de igualdad, sin importar el resultado, sino la integración, el juego, el fútbol no como guerra sino como gesto de solidaridad, de mano tendida, de sana diversión.
Ruiz, cuya camiseta siempre tiene el 10 en la espalda, admite que el fútbol es “una competencia, pero nosotros le queremos dar otros valores, desde la educación, desde la integración, no sólo de los pibes sino de las pibas y los pibes, porque estamos haciendo un trabajo muy grande para que las mujeres también puedan participar, organizando torneos con equipos mixtos, porque el deporte también tiene que servir para ir trabajando sobre el machismo que todos tenemos”.