Cuando llegó a vivir a la Primera Sección del Delta bonaerense (en Tigre), hace cuarenta años, Martín Nunziata ni se imaginaba que en muy poco tiempo se convertiría en una especie de ambientalista avant la lettre. En aquella isla a la que se mudó, y en la que todavía vive junto a su esposa, comenzó a desarrollar un conocimiento inestimable sobre lo que significa ese lugar no sólo para las personas isleñas. Es que además de su belleza paisajística, el Delta proporciona servicios ambientales que garantizan una mejor calidad de vida a los millones de habitantes del Área Metropolitana de Buenos Aires, gracias a su capacidad de atenuación de inundaciones, sequías y recarga de acuíferos; su capacidad de depuración de aguas contaminadas y provisión de agua; y su capacidad como sumidero de carbono, emisor de oxígeno y regulador del cambio climático global, entre otras bondades. “Realmente me doy cuenta de que hemos concentrado más información que la que le suele dar el Estado a sus propios ministros o funcionarios”, afirma en relación al trabajo que viene realizando con la Asamblea Delta y Río de la Plata, y previamente con otras organizaciones como Pro Delta. Nunziata peregrina el Delta en lancha desde que se instaló en la isla, pero también recorrió buena parte del conurbano bonaerense del Continente para conocer otras zonas en donde las cuencas representan problemas cotidianos fundamentales. Así, pudo aliarse con grupos diversos para aunar militancias por territorios más saludables para las mayorías. Los reclamos que encabezó llegaron hasta la Corte Suprema de la Nación. Nunca se negó a compartir lo que sabe, a dar su parecer, a dialogar, a debatir, pero a comienzos de este año, finalmente, la Asamblea a la que pertenece, junto a otras organizaciones sociales, decidió renunciar a la participación ciudadana en el Comité de Cuenca del Río Reconquista (Comirec), un ente gubernamental que, entre otras cuestiones, debería planificar las acciones siempre postergadas para sanear las aguas de ese río que recorre más dieciocho municipios bonaerenses.
–La Asamblea Delta y Río de la Plata, junto con otras organizaciones de la sociedad civil, decidieron este año abandonar el Comirec. ¿Me puede explicar cuál era la función de las organizaciones en ese Consejo y por qué finalmente renunciaron?
–Renunciamos en febrero. Al inicio de la gestión de Cambiemos pedimos audiencia con (la gobernadora de Buenos Aires María Eugenia) Vidal para saber cuál era su posición respecto de la contaminación del río Reconquista. Nos derivaron al Ministerio de Infraestructura, fuimos a La Plata, y hablamos con un funcionario, (Edgardo) Cenzón (NdR: actualmente investigado por cuentas offshore, en el affaire conocido como los Paradise Papers), que a los diez minutos de recibirnos miró el reloj y nos dijo “me disculpan, tengo otra reunión”. Cenzón fue el primer presidente del Comirec de la era macrista, pero a los diez meses renunció. Por eso nosotros pensamos que este tipo de organismos tiene que estar presidido por gente con capacidad académica, con control de organizaciones sociales, para que se verifique que efectivamente en el tiempo se van cumpliendo las acciones planeadas, y no esté sujeto a cambios políticos. Luego de la renuncia de Cenzón, nombraron a Juan Pablo Piccardo. A él las organizaciones le planteamos que queríamos la publicación en la página web del organismo de todo lo que le decíamos, porque venimos hace muchos años denunciando un montón de incumplimientos, y pensábamos que nos estaban usando desde el Comirec para que les demos la licencia social. El BID (Banco Interamericano de Desarrollo) les exige eso (la consulta con organizaciones de la sociedad civil), para darles el dinero, y nosotros estamos en contra de lo que están queriendo hacer. Como nunca publicaron nuestra postura y lo que expresamos al respecto, nos fuimos. Nos hemos reunido más de veinte veces con Mara Anselmi, que fue directora ejecutiva del Comirec hasta el 2018, y no pasó nada en relación a las cuestiones que planteamos.
–¿Cuáles son las cuestiones que ustedes vienen planteando en relación al río Reconquista?
–El último crédito del BID para el saneamiento de la cuenca del río Reconquista es de 287 millones de dólares para el primer tramo, porque el total va a ser de más de seiscientos millones. Hemos rebotado, después de estudiarlo, varios de los planes y siempre dijimos lo mismo. Por ejemplo, el aporte más grande de contaminación que tiene el río Reconquista es el arroyo Morón, y el arroyo Morón no está dentro de los plantes de saneamiento. Entonces ya se está mintiendo de entrada, que fue lo mismo que pasó con el anterior (crédito que se tomó). Estos dineros que se piden, como los 400 millones de dólares que se habían pedido para iniciar el plan de Unirec (Unidad de Coordinación del río Reconquista) en 1996, pasaron a ser deuda externa, o sea que el conjunto de la población va a pagar por algo que no se resolvió y, por el contrario, trajo consecuencias de agravamiento, como el caso de la contaminación. No- sotros, que ya tenemos esa experiencia, lo que decimos básicamente es que sanear es evitar que se contamine, parar la contaminación en origen. Y las acciones para lograr eso son de control, no se trata obras de ingeniería que implican tirar millones y millones de metros cúbicos de cemento, sino básicamente de que el Estado controle. Hay que exigir que las industrias hagan sus plantas de tratamiento, y controlarlo. Por supuesto que hay que establecer plazos, brindar apoyo y asistencia tecnológica, según la dimensión de la empresa, para que se logren adaptar. Cuando se va a imponer realmente un control fuerte de volcamiento de efluentes es necesario distinguir entre gran industria y pequeña industria, para ofrecerles las ayudas pertinentes para que se conviertan. Esto es así, no es que nosotros querramos empezar con controles y bajar cortinas para que la gente se quede sin laburo. Pero hay que ser rigurosos, ir al control de los volcamientos de efluentes, para lo cual se necesita una red de monitoreo a lo largo del Reconquista. Esa es una función que la tiene que hacer cada municipio con la OPDS (Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible) y no está hecho, la red de monitoreo no existe.
–Para que se entienda, ¿me podría contar cómo se gesta la Unirec y de qué manera se desarrolla ese plan de control de inundaciones y saneamiento de la cuenca para el cual se pidió un préstamo de 400 millones de dólares?
–La Unirec fue un ente creado ad hoc, autárquico, con recursos propios, y tenía asignado 400 millones de dólares, que provenían del Banco de Japón, el BID y fondos de la provincia de Buenos Aires. La obra consistía en control de inundaciones, por un lado; y en el saneamiento, mejorando la calidad de agua en el tiempo, en un proceso de 20 años. Eso feneció en el 2016, porque empezó en 1996, y estamos mucho peor que antes. Porque nunca tocaron la cuestión de fondo, que era parar las contaminaciones en el origen, fundamentalmente las industrias, pero también el tema de las cloacas, que depende de los estados municipales y provinciales. En Tigre, por ejemplo, que ha crecido muchísimo, todo el agua que sale de las “plantas de tratamiento” de los barrios privados va por las alcantarillas al río, y está absolutamente colapsado todo el sistema de cloacas, porque han construido edificios y countries. Acá fueron cambiando los intendentes, pero no pasó nada. A (Ricardo) Ubieto nunca le importó eso; (Sergio) Massa junto con (Daniel) Scioli firmaron un acta de compromiso para el saneamiento del río Reconquista si ellos llegaban a ser uno intendente y el otro gobernador, lo firmaron con diez intendentes del conurbano bonaerense a lo largo de la cuenca cuando era presidente Néstor Kirchner. Nunca estuvimos en mejores condiciones, se suponía, para haber logrado el saneamiento de la cuenca, porque el presidente era del mismo palo que el gobernador y el intendente que después salieron electos. Bueno, lo de Massa y Scioli fue realmente terrible porque además nos combatieron, porque se juntó ahí el tema de los barrios privados, y Massa terminó siendo un promotor de los barrios privados.
–¿Qué se hizo con los 400 millones de dólares en esos 20 años?
–Se gastaron en sueldos muy jugosos, consultorías y se hizo obra, pero básicamente de hidráulica, de rectificación del cauce. En lo que se refiere a saneamiento no se hizo absolutamente nada. Rectificar quiere decir sacarles los meandros al río, que es como si yo dijera “te voy a hacer una operación para que vos en vez de tener todas esas vueltas de intestinos, te conecto desde el estómago un caño hasta el esfínter y chau, sale todo”. Obvio que vos te vas a morir, porque no asimilás nada. El intestino tiene más de una función que puede ser asimilación de lo que necesita el organismo y por supuesto largar todo aquello que es tóxico. Los meandros lo que hacen es darle la capacidad al río de depuración, en tanto en vez de ser un caño dispuesto hacia una fuente mayor, empieza a pegar vueltas y esa distancia que opera en esas curvas, hace todas las transformaciones físico-químicas que el río necesita para auto depurarse. Si hay mucha materia orgánica en el río (proveniente de la aguas residuales domésticas), eso va a tener una putrefacción que genera una demanda biológica de oxígeno, y si hay mucha materia orgánica, se produce anoxia porque consume el oxígeno del agua, y así se genera la mortandad de peces. Y si a ese cóctel se le agregan los resultados de todos los procesos industriales de más de doce mil industrias, que era las que había por entonces en la década del 90, el cóctel químico que hay en el agua es tremendo. Hoy no hay un catastro oficial, pero son unas veinte mil industrias sobre la cuenca del río Reconquista, hay curtiembres, frigoríficos, siderurgia, galvanoplastía, fábricas de neumáticos, todos esos procesos industriales terminan en el agua.
–Pero ¿estas obras no son perniciosas, según lo que usted acaba de explicar?
–Son perniciosas porque enfocan, en el mejor de los casos, al control de inundaciones. Cuando se hace una obra hidráulica lo único que se busca es evacuar rápidamente dándole más capacidad de transporte al río, al rectificar, profundizar y ensanchar. Pero lo único que se hace es impedir que se produzcan todos los fenómenos que se tienen que producir cuando el humedal retiene agua. Por eso se dice que los humedales controlan las inundaciones, porque la retienen y la van largando lentamente, y eso además tiene un efecto purificador. Pero el problema es que en el caso de las inundaciones, en vez de usar los valles de inundación (los humedales) que tienen que ver con cada cuenca, esas tierras pasan a otro tipo de uso, que pueden ser en muchos casos barrios privados. ¿Y qué hacen los barrios privados? Solucionan el problema de la inundabilidad modificando la cota del suelo, empiezan a rellenar y ahí se produce un desmadre total. Es un grave error, porque cuando se hace eso, después cuando llueve se inundan por adentro (es decir, los lugares que quedan por fuera de las zonas elevadas de los barrios cerrados) y tienen que poner estaciones de bombeo, porque se está modificando el escurrimiento natural. El escurrimiento natural es evaporación del agua, precipitación, y luego, por pendiente, escurrimiento hacia las fuentes de agua. Si se levantan los bordes y se rompen los valles de inundación (humedales), lo que se provoca son inundaciones porque la lluvia ya no encuentra pendiente, sobre todo en ríos de llanuras, como estos, y se queda adentro produciendo inundaciones, como pasó en Luján y en La Plata.
–¿Cuáles son los objetivos de la Unirec que usted dice que no se han cumplido?
–No se hicieron obras ni planes para controlar la contaminación doméstica industrial; tampoco se construyeron nuevas plantas de tratamiento de líquidos y residuos cloacales. Se suponía que iban a realizar una caracterización y disposición de lodos del fondo del río, pero los fondos del río los sacaron con dragas y fueron a parar a Nordelta, que se rellenó en parte con barro contaminado. No hubo plan de recuperación de ecosistema; ni plan de acción para el control de la contaminación hídrica con la cuenca. No existió el plan de acción social, que comprende la educación sanitaria y ambiental. Tampoco hubo mejoramiento para la red de monitoreo y de alerta. Y la ironía es que en 2001, cuando era gobernador (Carlos) Ruckauf, sacaron en los diarios que se habían realizado el noventa por ciento de las obras. ¡Era totalmente mentira! Tengo todo el material donde decían cómo iban a ser las etapas durante los veinte años que se proyectaba el plan, que finalizó en el 2016. Se suponía que el río Reconquista iba a tener pecesitos y te ibas a poder bañar en el río. Pero de eso, nada.
–Las obras de ingeniería destinadas a las inundaciones parecen no haber solucionado mucho. Pero con respecto al tema de saneamiento usted dice que no se hizo nada, por lo que la contaminación del agua en el Delta debe haber aumentado mucho.
–Empeoró un montón. El río Reconquista y el Riachuelo desembocan en el mismo estuario, uno lo hace a través del río Luján, y el otro directamente al Río de la Plata, por lo tanto toda la franja costera del Río de la Plata está sujeta a una fuerte contaminación. En particular el río Reconquista le aporta el treinta por ciento de la contaminación, incluye metales pesados de todo tipo, es una cosa impresionante. Y acá en el Delta lo que pasó fue que en el año 2000 se produjo el desvío total por el Canal Aliviador (Pista Nacional de Remo). La contaminación empezó a ir por ahí, con un río Reconquista rectificado, profundizado y ensanchado. Todo eso que se desvía termina acá, en el río Luján. Y esto está sujeto a la hidrología, afectado por los vientos, las mareas astronómicas, dos veces por día el río baja hacia el Río de la Plata y dos veces sube. Entonces, el agua negra que viene bajando por el río Luján hacia el Río de la Plata, cuando crece en sentido inverso viene hacia los ríos donde estamos nosotros, la pluma de contaminación llega al kilómetro 10 de los ríos de la Primera Sección del Delta. Es decir, no es que haya aumentado la contaminación, pero se la difundió sobre el Delta, que antes no tenía esa contaminación. Hicieron la Pista Nacional de Remo, la contaminación la desviaron cinco kilómetros aguas arriba y se produjo esto, el agua contaminada va y viene, lograron echar a perder el río Luján, porque no estaba como está ahora. Esta obra empeoró todo, hicimos manifestaciones para protestar y denunciamos esto ante la Justicia, es una causa que tiene once cuerpos. En el 2007 recurrimos a la Corte Suprema a través de la Asociación de Abogados Ambientalistas. Pero la Corte se declaró incompetente por ser un río de la provincia de Buenos Aires. Fue una vergüenza. Sin embargo fuimos al Tribunal Latinoamericano del Agua, y se expidió a favor de lo que nosotros estábamos denunciando: el río está efectivamente contaminado, eso es un peligro para la salud no solamente de los isleños, esto afecta al Delta y al Río de la Plata.