Laura Bravo llamó al 0800 para consultar por un préstamo el 26 de marzo. Para ingresar al sistema le dijeron que necesitaban sus datos, entre ellos el CBU. “Nunca había tomado en cuenta que esa es la llave de mi cuenta bancaria”, dice. “Por 11 mil pesos tenía que pagar 12 cuotas de 3180 pesos, una barbaridad. Les dije que no, era muchísima plata que no podía pagar”, cuenta la maestra de la localidad de Ceres, Santa Fe. Laura llamó reiteradas veces a la empresa para ratificar que no estaba interesada en el dinero, con el correr de las horas y, al tomar contacto con los grupos de víctimas en las redes sociales, su miedo se incrementó. Hacía bien. “Estaba tan desesperada por conseguir la plata que no tomé conciencia del peligro que podía desatar todo esto”, reconoce. “El 5 de abril, cuando cobro, me doy cuenta que tenía el préstamo depositado en mi cuenta, el mismo día 26 me habían hecho la transferencia.” Al hacer el reclamo, de mala manera, la cuestionaron por no haber devuelto el monto inmediatamente. Las alternativas que le daban ante el error evidente era que cancelara la deuda asumida involuntariamente por un monto que ascendía a 27 mil pesos a fines de abril. Tras acercar su caso a Defensa del Consumidor y con una mediación fallida, Presto Hoy terminó aceptando que con la devolución de los 11 mil pesos el asunto estaba cerrado. Laura ya pagó, pero a sabiendas de lo que son capaces en PH teme, como un estigma, que vuelvan a manipular su cuenta sin su consentimiento.
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