Iván Duque, el derechista y delfín político del ex mandatario Alvaro Uribe, asumirá hoy la presidencia de Colombia. Pero desde la investigación penal que cayó sobre su mentor, pasando por la oposición en las calles y una paz que todavía no se concreta, hasta las tensiones con Venezuela, el ex senador de 42 años comenzará su mandato con el viento en contra. La ceremonia de asunción se llevará a cabo en Bogotá y contará con la presencia de 10 jefes de estado y de delegaciones procedentes de 17 países.
A pesar de que cuenta con una breve carrera política, Duque fue el elegido de Uribe. Por ello, durante la campaña, la oposición apuntó incisivamente a la influencia que el ex mandatario tendría en el nuevo gobierno, llegando incluso a llamar a Duque títere de Uribe. Prueba de esto es que quienes estarán al frente de las carteras de Defensa, Interior, Hacienda y Cancillería, serán personas cercanas al ex presidente, quien, a su vez, liderará la bancada oficialista en el Congreso.
Sin embargo, los expertos coinciden en subrayar que esta cercanía podría manchar al nuevo gobierno, a raíz de una indagación penal por fraude procesal y soborno, delitos por los que acusan al ex presidente. Actualmente, la Corte Suprema de Justicia se encuentra investigando si Uribe manipuló testigos contra un senador opositor, en un caso que se remonta a 2012 y que le podría significar hasta ocho años de prisión.
Otro de los conflictos es el acuerdo de paz –aún en negociación en Cuba– con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la última guerrilla reconocida oficialmente en Colombia. El presidente electo ya había adelantado en campaña su rechazo al pacto alcanzado con las FARC y anticipado nuevas y duras condiciones de diálogo para el ELN: suspensión de lo que llaman todas las actividades criminales y la concentración de las tropas rebeldes bajo verificación internacional. “Es bastante difícil que el ELN se acoja a esos planteamientos”, aseguró el académico e investigador del conflicto Camilo Echandía.
Colombia está profundamente dividida entre detractores y simpatizantes del pacto que ha evitado 3000 muertes al año y desarmó a 7000 combatientes.
Uno de los más férreos defensores del acuerdo es el senador y rival de Duque en las últimas elecciones, Gustavo Petro, quien prometió protestas públicas en rechazo al nuevo gobierno y en apoyo al acuerdo con las FARC. La primera está convocada en paralelo a la toma de posesión del mandatario, en reclamo a las cientos de muertes de activistas y defensores de derechos humanos.
Otro de los conflictos que le deja Juan Manuel Santos al flamante presidente viene desde fuera de las fronteras: una tensa relación con su vecino, el mandatario venezolano Nicolás Maduro. Este último involucró directamente al presidente saliente en el atentado que sufrió el pasado sábado, una acusación que Bogotá negó enfáticamente. Todo indica que la relación entre ambos mandatarios no va a mejorar bajo el mandato de Duque, quien en lo único en lo que coincide con Santos es en el rechazo al gobierno de Caracas.
Entre los jefes de Estado que asistirán al acto que se celebrará en la Plaza de Bolívar, en el centro de Bogotá, a partir de las tres de la tarde (hora local, cinco de la tarde en Argentina) figuran los de México, Enrique Peña Nieto; Chile, Sebastián Piñera; Ecuador, Lenín Moreno, y Panamá, Juan Carlos Varela. También acudirán los de Argentina, Mauricio Macri; Bolivia, Evo Morales; República Dominicana, Danilo Medina; Costa Rica, Carlos Alvarado; Guatemala, Jimmy Morales, y Honduras, Juan Orlando Hernández. Además, habrá representación de 17 países. Entre los invitados especiales asistirán la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley; el alcalde de Miami, Francis Suárez, y el presidente del Partido Popular de España, Pablo Casado.