Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madre de Plaza de Mayo, envió una carta a la Corte Suprema de Justicia y apeló a sus “investiduras” para que “alguna vez” hagan cumplir las leyes y sean respetados los derechos de Milagro Sala, la perseguida dirigente de la Tupac Amaru. “Me dirijo a ustedes en un momento de mucha desesperación, después del episodio que sufrió la semana pasada Milagro Sala, que está en vuestras manos”, pidió Bonafini. La dirigente social está atravesando dificultades en su salud, se encuentra “emocionalmente muy vulnerable” y “viene transitando un cuadro de depresión”, dijo a PáginaI12 Elizabeth Gómez Alcorta, una de sus abogadas.
Hace una semana comenzó el juicio oral por la cauda denominada “pibes villeros”, en referencia al nombre de una cooperativa que retiró en diciembre de 2015 dinero del Banco Nación, un proceso que en algunos medios se difundió como un robo, aunque fue un trámite normal. Durante la audiencia, Milagro Sala se indignó cuando sancionaron a uno de sus defensores, Luis Paz, por haber recusado a las juezas del tribunal que comenzaba a juzgarla. Las magistradas copiaron y pegaron partes de un fallo sin citarlo y sin relación con la causa. Su defensa pidió que sean apartadas por esto y las juezas respondieron con 10 mil pesos de multa y la amenaza de suspenderle la matrícula a Paz. Sala fue expulsada de la audiencia por cuestionar el proceso y mientras la sacaban le dijo en la cara a una de las magistradas que no podía estar juzgándola porque se había sacado 3,75 en el examen para acceder al cargo. Al llegar a la audiencia había mostrado un cartel en solidaridad con los despedidos de la agencia oficial Télam.
“La secuencia de la semana pasada hizo que se desmayara, y a partir de ese momento fue altamente hostigada, no le permitieron tomar contacto con su familia y sus abogados, al día siguiente que ya estaba mejor también le prohibieron tener ese contacto, el juez fue a verla y del hospital la llevaron directamente a la sala de juicio”, describió Gómez Alcorta. “Físicamente está bien pero desde el punto de vista emocional está con un cuadro de gran fragilidad”, completó.
En el mismo sentido se pronunció Estela Díaz, integrante del Comité por la Libertad de Milagro Sala y secretaria de Igualdad de Género de la CTA (Central de Trabajadores Argentinos). “A ella también le afecta mucho el deterioro de la salud de sus compañeros y compañeras presas, cuatro mujeres y dos varones, sobre todo de Mirta Guerrero, hay una persistencia de esta situación que ya lleva dos años y medio”, indicó en diálogo con este diario. “Vive un proceso de hostigamiento, un cuadro general que es el proceso represivo contra su familia y su organización, le han rechazado los recursos en todas las instancias, es muy preocupante, la han arrinconado para dejarla sin expectativas de que haya justicia”, agregó la dirigente.
En su carta Bonafini dijo a los integrantes de la Corte Suprema que supone que “están informados del desprecio permanente que tiene el gobernador Gerardo Morales por las leyes, desoyendo vuestro pedido de prisión domiciliaria para Milagro, porque el lugar donde está alojada es igual a un campo de concentración nazi”.