El reclamo por trabajo volvió a llenar la Plaza de Mayo. Bajo la presión de las crecientes dificultades para comer, miles de cooperativistas y nuevos desocupados engrosaron este año la marcha de San Cayetano, que tres movimientos populares convocan cada 7 agosto, desde 2016. La CTEP, Barrios de Pie y la CCC subieron al escenario, con esta nueva edición de la movilización, a exigencia de que los trabajadores de la economía popular –todos los expulsados del cada vez más estrecho círculo del empleo formal– sean reconocidos y protegidos con políticas de estado. El acto de cierre incluyó fuertes críticas al Gobierno: “está lleno de hipócritas que hacen dinero con las corridas financieras”, se escuchó, por ejemplo en los discursos de cierre. El eje principal de la protesta fue el rechazo al acuerdo con el FMI.
Los organizadores estimaron en más de 200 mil las personas que se reunieron en la plaza. La columna inicial de manifestantes había salido a las 7 de la mañana desde la iglesia de San Cayetano, en Liniers, para cubrir 13 kilómetros de caminata hasta la Casa Rosada. A medida que se acercaba al centro, fue sumando más manifestantes. La marcha tuvo una composición bien organización social: se movilizaron familias con sus niños, con una mayoría de mujeres: La gente llegó viajando en tren, desde el Conurbano hasta Constitución, Once o Retiro, y desde ahí caminó.
Un caso de muestra: Norma llegó desde General Rodríguez con dos de sus hijos y un nieto. “Queremos que este gobierno se vaya”, dijo a PáginaI12 sobre por qué se movilizó. Contó que tuvo trabajo hasta hace dos años; “era empleada doméstica, pero hoy ya no se consigue ni eso, esta todo cortado”. Por la falta de ingresos, a sus hijos los tuvo que mandar a un comedor.
El palco se armó sobre el costado de la plaza que da al Cabildo. Una cosa curiosa es que lo dispusieron a la manera del PRO, de modo que los oradores quedaron en el centro de los manifestantes. Los referentes sociales hicieron así sus discursos caminando sobre el escenario, al que fueron subidos íconos de la virgen de Luján, del patrono del pan y del trabajo y una pancarta con la foto del Papa Jorge Bergoglio.
El titular de la CTEP, Esteban Castro, tuvo el rol de cerrar la jornada. “Para nosotros el trabajo es un eje vertebrador de nuestras vidas”, planteó. “El capitalismo, en su afán de concentración económica, expulsa sistemáticamente trabajadores del empleo formal. Esos expulsados hemos creado nuevas formas de trabajo: somos vendedores de la vía pública, cartoneros, pescadores artesanales, integrantes de las cooperativas sociales. La lucha es porque necesitamos tener la misma dignidad que el resto de la clase trabajadora”.
El dirigente responsabilizó al gobierno de haber generado un aumento inédito de la pobreza mientras “decidía la fuga al exterior de 88 mil millones dólares”. “Hoy sólo el 10 por ciento de los trabajadores de la economía popular cobran un salario social. Con 88 mil millones de dólares, cobrarían la totalidad de los trabajadores de la economía popular, no durante un año, sino por diez”.
Juan Carlos Alderete (CCC) y Daniel Menéndez (Barrios de Pie) fueron los otros dos oradores. “El gobierno pone en serio riesgo la paz social al llevarnos al acuerdo con el FMI que ningún sector social avala. El Fondo sólo nos llevará a profundizar los niveles de pobreza y hambre y a la destrucción del empleo” planteó Menéndez. Alderete habló de los “miles de despidos” y se solidarizó con los trabajadores de Télam, el Astillero Río Santiago y Atucha. Sobre los trabajadores de la economía popular señaló que “a los que vivimos de salteado nos llegan tarifas impagables”. Recordó que otra vez “hay miles de hombres, mujeres y niños viviendo en la calle” y aseguró que tenemos “un gobierno que está lleno de hipócritas que hacen ganancias con las corridas financieras”.
La movilización tuvo el respaldo de las centrales sindicales, la CGT y las tres CTA. Entre las figuras que se acercaron se vio al triunviro de la CGT Juan Carlos Schmid, el dirigente de los docentes (y la CTA de los Trabajadores) Roberto Baradel, a Hugo Godoy (CTA Perón) y a Felipe Solá.
Como organizaciones de los trabajadores de la economía popular, la CTEP, Barrios de Pie y la CCC tienen una propuesta expresada en cinco proyectos de ley. Ellas son la emergencia alimentaria, urbanización de barrios populares, infraestructura social, agricultura familiar y una ley de adicciones. Los Cayetanos venían impulsando que estos proyectos fueran debatidos en el Congreso. El acuerdo con el FMI cierra toda posibilidad de que avancen.
La primer marcha de San Cayetano fue realizada en 2016, cuando el presidente Mauricio Macri llevaba ocho meses en el gobierno. La movilización tuvo el respaldo del Papa Francisco y de sectores de la iglesia que han tomado la opción por los pobres. Este apoyo le dio a la protesta una gran repercusión. Desde ese momento, los tres movimientos se mantuvieron en unidad
Con acompañamiento de la iglesia, en diciembre de aquel año consiguieron que el Congreso sancionara una ley de emergencia social que implicó el refuerzo de las partidas presupuestarias para las cooperativas de la economía popular. Como parte del mismo acuerdo, el gobierno creó un Consejo del Salario Social, a la manera de una mesa de negociación paritaria, aunque limitado a esas tres organizaciones sociales.
El espacio de negociación continúa vigente; sin embargo, los dirigentes apuntan que el gobierno concretó muy poco de lo prometido, que incluía un refuerzo de hasta 30 mil millones en los fondos destinados a impulsar la economía popular. En los dos años que pasaron desde la primera marcha, las políticas de Cambiemos crearon el actual escenario de recesión y suba de los precios, que afecta más gravemente a los hogares de menos recursos. Según los datos que el Indec dio a conocer esta semana, una familia tipo necesita diecinueve mil pesos para no ser pobre, y siete mil ochocientos para no caer en la indigencia. El monto de un plan social Hacemos Futuro (el antiguo Argentina Trabaja) es en la actualidad de 4750 pesos por mes.