La primea ronda de sanciones de Estados Unidos a Irán entró en vigor ayer y el presidente estadounidense, Donald Trump, alertó sobre las consecuencias de hacer negocios con el país persa. “Cualquiera que haga negocios con Irán NO hará negocios con Estados Unidos. ¡Estoy pidiendo PAZ MUNDIAL, nada menos!”, escribió el magnate neoyorquino en la red social Twitter. El rechazo a las medidas no sólo fue absoluta en Irán, sino que también encontró eco en la Unión Europea (UE) y en Rusia.

“Las sanciones ya han sido lanzadas oficialmente. Son las más dañinas de la historia y en noviembre aumentarán a otro nivel”, continuó tuiteando Trump. Las medidas contra Irán se reintrodujeron a la medianoche de Washington y son un intento de incrementar la presión contra el país asiático para negociar un acuerdo distinto al de 2015 –del que se retiró en mayo– y conseguir que Teherán cambie su política regional. 

En Irán, el rechazo a estas sanciones fue general. El presidente iraní, Hasan Rohani, acusó a Washington de querer lanzar una guerra psicológica contra la nación iraní y provocar disenso entre los ciudadanos del país. El lunes, Trump había puesto paños fríos a la tensa relación con el país persa diciendo que estaba abierto a renegociar un nuevo acuerdo más amplio. Sin embargo, Rohani le contestó: “Si sos un enemigo y apuñalás a la otra persona con un cuchillo y después decís que querés negociaciones, lo primero que tenés que hacer es retirar el cuchillo”.

La aplicación de las sanciones económicas son una muy mala noticia para Irán puesto que acentuarán el deterioro de la ya maltrecha economía iraní, que sufre de una alta tasa de desempleo y una importante inflación. Cada nueva declaración sobre las sanciones o cruce de amenazas entre las autoridades de Estados Unidos e Irán estuvo seguido también por una mayor depreciación de la moneda –rial–, que ha perdido más de la mitad de su valor desde abril, provocando el alza de los precios. “Las sanciones ya están afectando gravemente la vida de las personas. No puedo permitirme comprar alimentos ni pagar el alquiler. A nadie le importan los trabajadores”, lamentó Ali Paphi, un obrero de la construcción. “Siento que me están destruyendo mi vida. La situación económica ahora significa que la clase trabajadora tiene que morir”, sentenció Paphi.

Mohamad, un dentista de 28 años de Teherán, afirmó que ya no consigue ciertos productos y materiales y que, de lograrlo, es a un precio mucho más elevado y con un retraso de dos meses. El odontólgo afirmó, además, que en una de las clínicas en las que trabaja han tenido que rechazar pacientes por no contar con los materiales necesarios para realizar el tratamiento.  

“Los precios han aumentado desde hace tres o cuatro meses y todo lo que necesitamos es ahora más caro, incluso antes de que se impusieran las sanciones”, aseguró, por su parte, Yasaman, un fotógrafo de 31 años, en Teherán. Yasaman cree que, eventualmente, los líderes políticos de su país se verán obligados a volver a la mesa de negociación: “La mayoría cree que al final los políticos tendrán que tragarse el veneno y negociar con Estados Unidos”. Así, el fotógrado se refirió a una expresión ampliamente usada en Irán en estos días, utilizada por el líder revolucionario iraní Ruhollah Jomeini, quien dijo que firmar una tregua para poner fin a la brutal guerra de ocho años con Irak en 1988 era como beber una taza de veneno.

La situación desesperada en la que se ve inmersa Irán llevó a cientos de personas a protagonizar la semana pasada manifestaciones contra las políticas económicas del Gobierno, que en algunos casos han derivado en disturbios y en críticas contra el propio sistema de la República Islámica. Para intentar solucionar los problemas económicos de la población y atenuar el efecto de las sanciones estadounidenses, el gobierno de Rohani, anunció que el Banco Central seguirá ofreciendo el dólar al tipo de cambio oficial  para la importación de alimentos básicos y medicamentos.

Israel, que lleva años arremetiendo contra el pacto nuclear, fue uno de los pocos países que celebró la puesta en marcha de las medidas punitivas. El ministro de Seguridad Pública israelí, Gilad Erda, criticó a la Unión Europea –que defiende el acuerdo nuclear–. “Lo que estamos viendo de la UE es que en lugar de ver que la presión está funcionando y que hay una opción para alcanzar un acuerdo mejor con Irán, continúa su obstinación en apoyar al oscuro y terrorista régimen iraní”, dijo Erdan. “Esto nos muestra su bancarrota moral”, sentenció el funcionario israelí. Rusia, en cambio, se declaró abiertamente en contra de las sanciones contra Irán. “Estamos profundamente decepcionados”, declaró en un comunicado el ministerio de Relaciones Exteriores ruso. Además, la cancillería afirmó que Moscú haría todo lo necesario para proteger el acuerdo y sus lazos económicos con Irán. Los países europeos que firmaron el acuerdo también se sumaron a las voces de rechazo.