Un monitoreo sobre la calidad del aire que respiran los porteños, realizado por la organización ambientalista Greenpeace, mostró altos niveles de contaminación. El estudio, que relevó 20 puntos cercanos a jardines maternales, escuelas primarias y hospitales pediátricos, detectó valores de polución que superaron en todos los casos los límites establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Según la organización ecologista, los resultados son alarmantes. Ingo Boltz, coordinador de la campaña de aire de la entidad sostuvo que “tenemos que dejar de quemar combustibles fósiles si queremos dejar un mundo vivible”. En el mientras tanto, remarcó que son necesarios controles y políticas activas en esa dirección. En ese sentido, cuestionó el sistema de medición del gobierno porteño porque “es insuficiente, tiene sólo tres estaciones (de medición), y no mide el componente tóxico más peligroso, el PM2.5”.
Si bien la OMS estima que sólo el 12 por ciento de la población mundial que vive en ciudades respira aire puro, y casi la mitad convive con una polución 2,5 veces mayor que los niveles recomendados por el organismo, el relevamiento de Greenpeace encontró valores que superaron con creces esos parámetros.
Las mediciones, en más de cinco barrios porteños, establecieron que el dióxido de nitrógeno (NO2) y el Material Particulado 2.5 (PM2.5) –partículas de diámetro igual o inferior a los 2,5 micrómetros, es decir, 100 veces más delgadas que un cabello humano– que provienen de la contaminación en el aire generada, en su mayoría, por las emisiones de los caños de escape de los vehículos que transitan por las calles porteñas superaron varias veces los límites que fija la OMS. El límite de exposición crónica a PM2.5 que establece es de 10 microgramos por metro cúbico.
Boltz, sostuvo que “es preocupante la exposición que reciben quienes transitan estas zonas cotidianamente. El 31 por ciento de todas las mediciones de NO2 violan los límites de la OMS, y es aún peor lo que sucede con el PM2.5, materia que podemos considerar venenosa por sus graves efectos a la salud, que en el 72 por ciento de las mediciones superó los límites”.
El estudio, que se realizó durante los meses de marzo y julio de este año, monitoreó durante 24 horas 20 puntos de la ciudad: 17 escuelas (primarias y jardines) y 3 hospitales pediátricos. Los puntos donde se hicieron las mediciones, con una metodología homologada por la U.S.EPA (Agencia Ambiental de los Estados Unidos), fueron: el Hospital Pediátrico Pedro Elizalde; Hospital Pediátrico Garrahan; Escuela Primaria N°4; Primaria N° 6; Jardín de Infantes N°4; Escuela Normal Superior D.F.Sarmiento; Primaria N° 9 F. Cabezón; Primaria N°7 Pte. Roca; Jardín de Infantes N°7; Jardín Integral Nucleado C; Hospital Pediátrico Ricardo Gutiérrez; Primaria N°24; Primaria N°10; Jardin Integral Nucleado B; Primaria N° 16; Jardin Maternal N°6; Jardín Francisco Reyes; Jardín La Veleta de Caballito; Instituto Damaso Centeno y el Jardín Jose María Paz.
Las mediciones más altas se registraron en las cercanías de la Escuela Infantil N°5, Distrito Escolar 2, donde también funciona la Escuela Primaria número 16 Presidente Mitre en el barrio de Balvanera, que llegó a un promedio de 35.6 microgramos por metro cúbico. En tanto, cerca del Jardín Integral Nucleado C, donde también funciona la Escuela Primaria N° 1 en el barrio de Recoleta llegó a los 22.2 microgramos y el aire medido junto al Hospital Pediátrico Elizalde, en el barrio de Constitución llegó a 18.04.
El informe sostiene que las mediciones de PM2.5 arrojaron un 45 por ciento de casos con valores máximos registrados en el intervalo de 20 a 60 microgramos por metro cúbico. Y un 10 por ciento con valores que superan los 60, con un pico máximo de 191.
Para el NO2, el 50 por ciento de los valores máximos están en el intervalo de 60 a 100 microgramos por metro cúbico. Un 30 por ciento de las mediciones superó los 100 microgramos, y un valor máximo de 165.
El coordinador de la campaña señaló que si bien es cierto que pueden ser más afectados sectores vulnerables, como ancianos, personas con afecciones crónicas respiratorias, y los niños que están mas expuestos a la materia particulada fina, ya que pesa más en relación a los pulmones que son más chicos, no deja de ser un problema que afecta a toda la población. El material particulado, explicó, está asociado a enfermedades del sistema respiratorio, aumenta la mortalidad prematura y el riesgo cancerígeno.
Sin embargo, Boltz advirtió que “el Gobierno de la Ciudad no mide PM2.5. En 2004 una ley particular de la ciudad estableció esa medición pero no instaló la infraestructura para medir los valores ni ver si se cumplía la normativa. En 2013, se modificó la ley y se sacó el particulado. Y aunque vienen diciendo que se va medir, es una promesa que hasta ahora no se cumplió. El contaminante más peligroso no lo estamos midiendo”, remarcó. Además sostuvo que la red de la ciudad es muy chica. “Hay 3 estaciones para medir, cuando otros países de la región tienen entre 10 y 15”, y evaluó que “falta la percepción de la ciudadanía de que esto es un problema”.
Para Boltz, “si queremos reducir las emisiones tenemos que dejar de quemar diesel, esa es la dirección hacia la que va el mundo. La ciudad, en 2015, se comprometió en el Foro de Alcaldes Latinoamericanos C40 a electrificar el 25 por ciento de la flota de colectivos para el año 2020”, recordó, y advirtió que “aunque se haya anunciado, los tiempos que piensan son muy largos”.