Independiente sumó más gloria a su rica historia internacional conquistando la Suruga Bank al imponerse por 1-0 al Cerezo Osaka, con un gol de Silvio Romero en la primera etapa. Para hacerlo, ayer el Rojo cambió la forma, pero no el fondo. Como durante todo el ciclo Holan, salió decidido a ser el protagonista del partido, aunque dejó a un costado la verticalidad y el vértigo. Propuso un desarrollo con más posesión de la pelota, buscando progresar en la cancha con maniobras asociadas. La idea que había dejado clara el técnico era descartar los pelotazos para aventuras solitarias, evitando así el prematuro desgastarse físico por la alta temperatura reinante a la hora del encuentro. También quedó de lado la presión alta. Cuando el equipo japonés se hacía de la pelota, el Rojo lo esperaba agrupado en su campo.
Así parado, Independiente controló el encuentro en el primer tiempo. Campaña y los hombres de la última línea pasaban una noche tranquila como pocas veces. En el mediocampo, Hernández y Meza podían mover la pelota con tranquilidad. Pero el déficit estaba al llegar al área del Osaka. Allí se diluía el mejor trabajo del Rojo, que insistía en romper el cerco defensivo rival por el centro en lugar de buscar el desequilibrio por las bandas. Pero el empecinamiento dio sus frutos. Sobre los 27, Romero puso el 1-0 después de una buena combinación entre Meza y Benítez que se completó con un rebote que le dejó servida la pelota a Romero, quien entró solo, eludió al arquero Tanno y tocó al fondo de la red.
Con el resultado en contra, Osaka se adelantó. En ese intento desnudó sus limitaciones, porque reducía sus búsquedas a pelotazos que para ser eficaces necesitaban algún desencuentro defensivo en el Rojo. Pero éste no se produjo, e Independiente redondeó una primera etapa totalmente favorable, aunque la diferencia en el marcador pareció exigua.
Todo fue distinto en el complemento. El equipo japonés apretó el acelerador para buscar la igualdad. Lo favoreció que Independiente pareció sentir el desgaste físico por el calor. Osaka inquietaba mucho a partir de la pelota parada. Esos intentos evidenciaron que Campaña sigue con el gran nivel que sostuviera en la temporada pasada. El arquero uruguayo tapó pelotas importantes. El resto lo hizo la mala puntería de los japoneses.
Fue una floja segunda etapa la de Independiente. Hizo demasiado poco y terminó sufriendo más de lo pensado. Sin embargo, en el balance final, el Rojo conquistó con justicia una nueva estrella que reverdece aquel viejo mote de Rey de Copas.