La policía de Tucumán atacó el martes por la noche a familiares y amigos de Facundo Ferreira, que se habían reunido para rezar al cumplirse cinco meses de su asesinato, disparó contra la casa donde él vivía, hirió con balas de goma a una de sus tías y finalmente mató a su perro. La saña alcanzó también a una vecina que fue herida en una pierna y a un niño de 12 años que quedó detenido durante varias horas en la comisaría sexta donde, aseguran, “fue golpeado”.
Facundo fue asesinado de un balazo en la nuca por agentes de la Motorizada 911, el 8 de marzo último, en el barrio La Bombilla. Poco después, sus amigos construyeron en el barrio La Bombilla un santuario. El martes por la noche, cumpliendo con el homenaje, se reunieron allí, encendieron velas, rezaron, hasta que pasó un patrullero con cuatro agentes. “Pasaron riéndose y diciéndole ‘lacra y rata’ a Facundo. Entonces les dije: ‘Asesino, encima te venís a burlar’”, relató Rita Ferreira, la tía del niño.
En diálogo con PáginaI12, la mujer contó que uno de los policías “empezó a insultarla a mi mamá” hasta que ella y la decena de chicos que estaban en ese lugar de reunión habitual les empezaron a exigir que se fueran. “De repente, un policía sacó una Ithaca y gritó ‘corran, corran’. Y ahí los chicos empezaron a juntarse alrededor del patrullero”, prosiguió. La reacción de los agentes fue pedir refuerzos.
Al menos una decena de móviles y del Grupo de Operaciones Motorizadas (GOM) llegó en cuestión de minutos y comenzó a perseguir a quienes estaban allí. Mercedes, la abuela de Facundo, junto con Rita y sus hijos llegaron como pudieron hasta su casa, en Italia y Alberti. Con ellos también estaban varios amigos del niño asesinado.
“Empezaron a los tiros contra la casa. Dejaron el frente con agujeritos. Patearon la puerta, querían entrar. Me di cuenta de que estaba baleada cuando sentí que algo me quemaba en el hombro”, añadió Rita. Una vecina que estaba allí también resultó herida y “a un chico de 12 años lo llevaron detenido porque decían que tiraba piedras, pero es mentira. Lo levantaron de la puerta (de la casa) y en la comisaría lo golpearon”.
La cólera policial llegó hasta “Sultán”, el perro de Facundo que terminó muerto a balazos. “Tiraron a pesar de que había criaturas”, criticó Rita a la vez que subrayó que este fue el ataque más grave que sufrió su familia. El Ministerio de Seguridad tucumano no respondió a la consulta de este diario y en su sitio web no dio cuenta del procedimiento policial, como sí lo suele hacer con los que concreta a diario.
Durante estos cinco meses, los Ferreira denunciaron el “hostigamiento” y las “amenazas” que habitualmente reciben de parte de agentes de policía y de familiares de Nicolás Montes de Oca y Mauro Díaz Cáceres, los dos uniformados imputados por el crimen del niño. Facundo iba en moto con un amigo y, según el parte policial fueron interceptados “por circular de manera sospechosa”, y murió luego de recibir varios disparos de balas de goma en la espalda y un disparo con plomo en la nuca.
Los policías que aplicaron la doctrina Chocobar fueron imputados pero siguen en libertad y en funciones a pesar de que la fiscalía requirió las detenciones y de que la querella a cargo de Abogados del Noroeste por los Derechos Humanos (Andhes) pidió la prisión preventiva de ambos.
Los representantes legales de la familia Ferreira denunciaron el hecho como “un acto más de intimidación” en la causa que investiga el asesinato del niño y con el que se “pretende entorpecer la investigación, creando pánico en quienes impulsan la querella”.
La organización solicitó, también, que se cite a declarar a Rita Ferreira y advirtió que este hecho está “directamente relacionado con la investigación”. Además, pidió que “se garantice la seguridad de la familia Ferreira” e instó al Ministerio de Seguridad tucumano a brindar información sobre los policías que prestaron servicio en ese operativo.